'Del' en la Biblia
Dije de la risa: Es locura; y del placer: ¿Qué logra esto?
Yo volví, pues, a considerar la sabiduría, la locura y la insensatez, porque ¿qué {hará} el hombre que venga después del rey {sino} lo que ya ha sido hecho?
Entonces me dije: Como la suerte del necio, así también será la mía. ¿Para qué, pues, me aprovecha haber sido tan sabio? Y me dije: También esto es vanidad.
Porque no hay memoria duradera {ni} del sabio {ni} del necio, ya que todos serán olvidados {en} los días venideros. ¡Cómo mueren tanto el sabio como el necio!
Pues, ¿qué recibe el hombre de todo su trabajo y del esfuerzo de su corazón con que se afana bajo el sol?
Aun he visto más bajo el sol: {que} en el lugar del derecho, está la impiedad, y en el lugar de la justicia, está la iniquidad.
Todos van a un mismo lugar. Todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo.
¿Quién sabe que el aliento {de vida} del hombre asciende hacia arriba y el aliento {de vida} del animal desciende hacia abajo, a la tierra?
Había un {hombre} solo, sin sucesor, que no tenía hijo ni hermano, sin embargo, no había fin a todo su trabajo. En verdad, sus ojos no se saciaban de las riquezas, {y nunca se preguntó:} ¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida del placer? También esto es vanidad y tarea penosa.
Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!
Porque los sueños vienen de la mucha tarea, y la voz del necio de las muchas palabras.
No permitas que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero {de Dios} que fue un error. ¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos?
Si ves la opresión del pobre y la negación del derecho y de la justicia en la provincia, no te sorprendas del hecho, porque un oficial vigila sobre {otro} oficial, y {hay oficiales} superiores sobre ellos.
Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o {coma} poco; pero la hartura del rico no le permite dormir.
Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá, yéndose tal como vino; nada saca del fruto de su trabajo que pueda llevarse en la mano.
Todo el trabajo del hombre es para su boca, sin embargo su apetito no se sacia.
Mejor es el buen nombre que el buen ungüento, y el día de la muerte que el día del nacimiento.
El corazón de los sabios está en la casa del luto, mientras que el corazón de los necios está en la casa del placer.
Mejor es oír la reprensión del sabio que oír la canción de los necios.
Porque como crepitar de espinos bajo la olla, así es la risa del necio. Y también esto es vanidad.
Porque la sabiduría protege {como} el dinero protege; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría preserva la vida de sus poseedores.
¿Quién es como el sabio? ¿Y quién {otro} sabe la explicación de un asunto? La sabiduría del hombre ilumina su faz y hace que la dureza de su rostro cambie.
Yo digo: Guarda el mandato del rey por causa del juramento de Dios.
Puesto que la palabra del rey es soberana, ¿quién le dirá: Qué haces?
El que guarda el mandato {real} no experimenta ningún mal; y el corazón del sabio conoce el tiempo y el modo.
Porque para cada deleite hay un tiempo y un modo, aunque la aflicción del hombre sea mucha sobre él.
Y también he visto a los impíos ser sepultados, los que entraban y salían del lugar santo, y que fueron {pronto} olvidados en la ciudad en que así habían actuado. También esto es vanidad.
Y yo {me} dije: Mejor es la sabiduría que la fuerza; pero la sabiduría del pobre se desprecia y no se presta atención a sus palabras.
Las palabras del sabio oídas en quietud son {mejores} que los gritos del gobernante entre los necios.
Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; un poco de insensatez pesa más que la sabiduría {y} el honor.
El corazón del sabio {lo guía} hacia la derecha, y el corazón del necio, hacia la izquierda.
Si la ira del gobernante se levanta contra ti, no abandones tu puesto, porque la serenidad suaviza grandes ofensas.
Hay un mal que he visto bajo el sol, como error que procede del gobernante:
Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio, mientras que los labios del necio a él consumen.
El trabajo del necio lo cansa {tanto} que no sabe ir a la ciudad.
Como no sabes cuál es el camino del viento, {o} cómo {se forman} los huesos en el vientre de la mujer encinta, tampoco conoces la obra de Dios que hace todas las cosas.
cuando se cierren las puertas de la calle por ser bajo el sonido del molino, y se levante uno al canto del ave, y todas las hijas del canto sean abatidas;
{cuando} también teman a la altura y a los terrores en el camino, y florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto; porque el hombre va a su morada eterna mientras los del duelo andan por la calle.
Pero además de esto, hijo mío, estate prevenido: el hacer muchos libros no tiene fin, y demasiada dedicación {a ellos} es fatiga del cuerpo.