'Dijo' en la Biblia
- 1.Gé 1:3-Gé 22:16
- 2.Gé 23:16-Gé 33:15
- 3.Gé 34:11-Éx 3:4
- 4.Éx 3:5-Éx 32:14
- 5.Éx 32:17-Números 24:20
- 6.Números 24:21-Jueces 7:7
- 7.Jueces 7:9-1 Samuel 8:11
- 8.1 Samuel 8:22-1 Samuel 22:3
- 9.1 Samuel 22:5-2 Samuel 13:9
- 10.2 Samuel 13:10-1 Reyes 1:52
- 11.1 Reyes 1:53-1 Reyes 22:5
- 12.1 Reyes 22:6-2 Reyes 6:33
- 13.2 Reyes 7:1-1 Crónicas 29:20
- 14.2 Crónicas 1:8-Job 8:1
- 15.Job 9:1-Jeremías 2:12
- 16.Jeremías 2:22-Oseas 1:2
- 17.Oseas 1:9-Mateo 17:5
- 18.Mateo 17:7-Marcos 5:36
- 19.Marcos 5:43-Lucas 8:21
- 20.Lucas 8:22-Lucas 18:31
- 21.Lucas 18:41-Juan 9:25
- 22.Juan 9:36-Hechos 14:10
- 23.Hechos 15:7-Apocalipsis 22:10
Y habiendo habido grande contienda, levantándose Pedro, les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los Gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio, y creyesen.
Y después de algunos días, Pablo dijo á Bernabé: Volvamos á visitar á los hermanos por todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están.
Y esto hacía por muchos días; mas desagradando á Pablo, se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en la misma hora.
Entonces Pablo les dijo: Azotados públicamente sin ser condenados, siendo hombres Romanos, nos echaron en la cárcel; y ¿ahora nos echan encubiertamente? No, de cierto, sino vengan ellos y sáquennos.
Estando pues Pablo en medio del Areópago, dijo: Varones Atenienses, en todo os veo como más superticiosos;
Mas contradiciendo y blasfemando ellos, les dijo: sacudiendo sus vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré á los Gentiles.
Entonces él Señor dijo de noche en visión á Pablo: No temas, sino habla, y no calles:
Y comenzando Pablo á abrir la boca, Galión dijo á los Judíos: Si fuera algún agravio ó algún crimen enorme, oh Judíos, conforme á derecho yo os tolerara:
Entonces dijo: ¿En qué pues sois bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
Y dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es á saber, en Jesús el Cristo.
Y respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco y sé quién es Pablo: mas vosotros ¿quiénes sois?
A los cuales, reunidos con los oficiales de semejante oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio tenemos ganancia;
Entonces el escribano, apaciguado que hubo la gente, dijo: Varones Efesios ¿y quién hay de los hombres que no sepa que la ciudad de los Efesios es honradora de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?
Entonces descendió Pablo, y derribóse sobre él, y abrazándole, dijo: No os alborotéis, que su alma está en él.
Y cuando vinieron á él, les dijo: Vosotros sabéis cómo, desde el primer día que entré en Asia, he estado con vosotros por todo el tiempo,
En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar á los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir.
Doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, que no habían de ver más su rostro. Y le acompañaron al navío.
Y venido á nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los Judíos en Jerusalem al varón cuyo es este cinto, y le entregarán en manos de los Gentiles.
Y como comenzaron á meter á Pablo en la fortaleza, dice al tribuno: ¿Me será lícito hablarte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?
Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre Judío, ciudadano de Tarso, ciudad no obscura de Cilicia: empero ruégote que me permitas que hable al pueblo.
(Y como oyeron que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio.) Y dijo:
Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, á quién tú persigues.
Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve á Damasco, y allí te será dicho todo lo que te está señalado hacer.
Viniendo á mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella hora le miré.
Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha predestinado para que conocieses su voluntad, y vieses á aquel Justo, y oyeses la voz de su boca.
Y me dijo: Ve, porque yo te tengo que enviar lejos á los Gentiles.
Y como le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar á un hombre Romano sin ser condenado?
Y viniendo el tribuno, le dijo: Dime, ¿eres tú Romano? Y él dijo: Sí.
Y respondió el tribuno: Yo con grande suma alcancé esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.
Entonces Pablo le dijo: Herirte ha Dios, pared blanqueada: ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme á la ley, y contra la ley me mandas herir?
Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.
Y la noche siguiente, presentándosele el Señor, le dijo: Confía, Pablo; que como has testificado de mí en Jerusalem, así es menester testifiques también en Roma.
El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo, llamándome, me rogó que trajese á ti este mancebo, que tiene algo que hablarte.
Y él dijo: Los Judíos han concertado rogarte que mañana saques á Pablo al concilio, como que han de inquirir de él alguna cosa más cierta.
Te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardasen en el pretorio de Herodes.
Los que de vosotros pueden, dijo desciendan juntamente; y si hay algún crimen en este varón, acúsenle.
Mas Festo, queriendo congraciarse con los Judíos, respondiendo á Pablo, dijo: ¿Quieres subir á Jerusalem, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?
Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde conviene que sea juzgado. A los Judíos no he hecho injuria alguna, como tú sabes muy bien.
Entonces Agripa dijo á Festo: Yo también quisiera oir á ese hombre. Y él dijo: Mañana le oirás.
Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros: veis á éste, por el cual toda la multitud de los Judíos me ha demandado en Jerusalem y aquí, dando voces que no conviene que viva más;
ENTONCES Agripa dijo á Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó á responder por sí, diciendo:
Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, á quien tú persigues.
Y diciendo él estas cosas en su defensa, Festo á gran voz dijo: Estás loco, Pablo: las muchas letras te vuelven loco.
Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de templanza.
Entonces Agripa dijo á Pablo: Por poco me persuades á ser Cristiano.
Y Pablo dijo: Pluguiese á Dios que por poco ó por mucho, no solamente tú, mas también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas prisiones!
Y Agripa dijo á Festo: Podía este hombre ser suelto, si no hubiera apelado á César.
Entonces Pablo, habiendo ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Fuera de cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no partir de Creta, y evitar este inconveniente y daño.
Pablo dijo al centurión y á los soldados: Si éstos no quedan en la nave, vosotros no podéis salvaros.
Y aconteció que tres días después, Pablo convocó á los principales de los Judíos; á los cuales, luego que estuvieron juntos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra los ritos de la patria, he sido entregado preso
Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, Como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra fuéramos semejantes.
Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.
¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo.
Dijo uno de ellos, propio profeta de ellos: Los Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos.
Porque ¿á cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, Hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré á él Padre, Y él me será á mí hijo?
Pues, ¿á cuál de los ángeles dijo jamás: Siéntate á mi diestra, Hasta que ponga á tus enemigos por estrado de tus pies?
Empero entramos en el reposo los que hemos creído, de la manera que dijo: Como juré en mi ira, No entrarán en mi reposo: aun acabadas las obras desde el principio del mundo.
Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.
Así también Cristo no se glorificó á sí mismo haciéndose Pontífice, mas el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy;
(Porque los otros cierto sin juramento fueron hechos sacerdotes; mas éste, con juramento por el que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote eternamente Según el orden de Melchîsedec:)
Entonces dijo: Heme aquí para que haga, oh Dios, tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo postrero.
Y atestíguanos lo mismo el Espíritu Santo; que después que dijo:
Sabemos quién es el que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará su pueblo.
Y tan terrible cosa era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy asombrado y temblando.
Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la ley.
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió á usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.
Y fuí al ángel, diciéndole que me diese el librito, y él me dijo: Toma, y trágalo; y él te hará amargar tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
Y ME fué dada una caña semejante á una vara, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y á los que adoran en él.
Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos.
Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados á la cena del Cordero. Y me dijo: Estas palabras de Dios son verdaderas.
Y yo me eché á sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira que no lo hagas: yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús: adora á Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar á sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto.
Y él me dijo: Mira que no lo hagas: porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora á Dios.
Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca.
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