'Estaba' en la Biblia
Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Más él, estando lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,
Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel día se hizo una gran persecución en la Iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.
El mismo Simón creyó también entonces, y bautizándose, se llegó a Felipe; y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito.
Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.
Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No te detengas en venir hasta nosotros.
Pedro entonces levantándose, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron al cenadero, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas les hacía cuando estaba con ellas.
Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y los amigos más familiares.
Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días hasta esta hora yo estaba en ayuno; y a la hora novena mientras oraba en mi casa, he aquí un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente.
Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en rapto de entendimiento una visión: un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era bajado del cielo, y venía hasta mí.
Y he aquí, luego sobrevinieron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí de Cesarea.
Y llegó la fama (de estas cosas) a oídos de la Iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuera hasta Antioquía.
Y cuando Herodes le había de sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, preso con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta, que guardaban la cárcel.
La cual, cuando conoció la voz de Pedro, de gozo no abrió el postigo, sino corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba al postigo.
Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y los de Sidón; pero ellos vinieron concordes a él, y sobornado Blasto, que era el camarero del rey, pedían paz; porque las tierras de ellos eran abastecidas por las del rey.
Había entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
el cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la Palabra de Dios.
Y el vulgo de la ciudad estaba dividido; y unos eran con los judíos, y otros con los apóstoles.
Y un hombre de Listra, impotente de los pies, estaba sentado, cojo desde el vientre de su madre, y jamás había andado.
Y el sacerdote de Júpiter, que estaba delante de la ciudad de ellos, trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, quería con el pueblo sacrificarles.
Entonces sobrevinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le sacaron fuera de la ciudad, pensando que ya estaba muerto.
Después de esto volveré y restauraré el tabernáculo de David, que estaba caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar;
Después llegó a Derbe, y a Listra; y he aquí, estaba allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía fiel, mas de padre gentil.
Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que estuviera atenta a lo que Pablo decía.
Y pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde estaba la sinagoga de los judíos.
porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquel pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste os anuncio yo.
Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba constreñido por el Espíritu, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.
Y saliendo de allí, entró en casa de uno llamado Tito el Justo, temeroso de Dios, la casa del cual estaba junto a la sinagoga.
Y aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, andadas las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando ciertos discípulos,
Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando en ellos, y enseñoreándose de ellos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Unos gritaban una cosa, y otros gritaban otra cosa; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían juntado.
Y un joven llamado Eutico que estaba sentado en una ventana, tomado de un sueño profundo, como Pablo predicaba largamente, postrado del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue alzado muerto.
Y procurando ellos matarle, fue dado aviso al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada;
y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo también estaba presente, y consentía a su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.
Y como le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un hombre romano sin ser condenado?
Pero Festo respondió, que Pablo estaba guardado en Cesarea, adonde él mismo partiría presto.
Y costeándola difícilmente, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.
Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, estaba sin moverse, y la popa se abría con la fuerza del mar.
Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y de disentería; al cual Pablo entró, y después de haber orado, le puso las manos encima, y le sanó;