'Grito' en la Biblia
Entonces toda la congregación alzaron grito, y dieron voces; y el pueblo lloró aquella noche.
Os conceda el SEÑOR que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas lloraron a voz en grito.
y cuando llegó, he aquí Elí que estaba sentado sobre una silla atalayando junto al camino; porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Y cuando aquel hombre llegó a la ciudad, a dar las nuevas, toda la ciudad gritó.
Y cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente este es el rey de Israel; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó.
Los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a voz en grito; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; que no tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas.
Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos subirán con lloro por la subida de Luhit hasta Zoar, novilla de tres años, levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.
Y gritó: León sobre atalaya. Señor, estoy yo continuamente todo el dia, y las noches enteras sobre mi guarda.
Porque día de alboroto, y de huella, y de fatiga por el Señor DIOS de los ejércitos es enviado en el valle de la visión, para derribar el muro, y dar grito al monte.
Y se paró Rabsaces, y gritó a gran voz en lengua judaica, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
Porque desde que hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra del SEÑOR me ha sido para afrenta y escarnio cada día.
¡Voz del grito de los pastores, y aullido de los mayorales del hato se oirá ! Porque el SEÑOR asoló sus majadas.
Del estruendo de la caída de ellos la tierra tembló, y el grito de su voz se oyó en el mar Bermejo.
Del grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre los gentiles.
¡Sonido de grito de Babilonia, y quebrantamiento grande de la tierra de los caldeos!
Zain : Desechó el Señor su altar, menospreció su Santuario, entregó en mano del enemigo los muros de sus palacios; dieron grito en la Casa del SEÑOR como en día de fiesta.
La adivinación fue a su mano derecha, sobre Jerusalén, para poner capitanes, para abrir la boca a la matanza, para levantar la voz en grito, para poner ingenios contra las puertas, para fundar baluarte, y edificar fuerte.
Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña la visión a éste.