'Grito' en la Biblia
Entonces se dió á llorar á voz en grito; y oyeron los Egipcios, y oyó también la casa de Faraón.
Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra.
Déos Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido: besólas luego, y ellas lloraron á voz en grito.
Y cuando llegó, he aquí Eli que estaba sentado en una silla atalayando junto al camino; porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado pues aquel hombre á la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó.
Y llegando los mensajeros á Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo lloró á voz en grito.
Los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron á voz en grito; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
Antes como que dice entre los clarines: Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y la vocería.
Estáme atento, y respóndeme: Clamo en mi oración, y levanto el grito,
Que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; Que no tengamos asalto, ni que hacer salida, Ni grito de alarma en nuestras plazas.
Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhith subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.
Y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda:
Púsose luego en pie Rabsaces, y gritó á grande voz en lengua judáica, diciendo: Oid las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
Porque desde que hablo, doy voces, grito, Violencia y destrucción: porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día.
Del estruendo de la caída de ellos la tierra tembló, y el grito de su voz se oyó en el mar Bermejo.
Del grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las gentes.
Sonido de grito de Babilonia, y quebrantamiento grande de la tierra de los Caldeos!
La adivinación fué á su mano derecha, sobre Jerusalem, para poner capitanes, para abrir la boca á la matanza, para levantar la voz en grito, para poner ingenios contra las puertas, para fundar baluarte, y edificar fuerte.
Y oí una voz de hombre entre las riberas de Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña la visión á éste.
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