'Hermanos' en la Biblia
Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura la cual el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús.
Varones hermanos, permitidme hablaros libremente del patriarca David, que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
Y al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Y ahora, hermanos, yo sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros príncipes.
Porque Moisés en verdad dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará Profeta de vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis en todas las cosas que os hablare.
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes pongamos sobre este trabajo.
Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,
Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y el linaje de José fue dado a conocer a Faraón.
Y cuando cumplió la edad de cuarenta años, le vino a su corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.
Y él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar libertad por su mano; pero ellos no lo habían entendido.
Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro?
Éste es aquel Moisés, el cual dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de entre vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis.
Y cuando lo supieron los hermanos, le trajeron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.
Entonces les invitó a entrar, y los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
Y los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.
Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y estos seis hermanos también me acompañaron, y entramos en casa de un varón,
Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar ayuda a los hermanos que habitaban en Judea:
Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.
Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron a ellos, diciendo: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación.
Os sea, pues, notorio, varones hermanos, que por Éste os es predicado el perdón de pecados,
Pero los judíos que fueron incrédulos, incitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos, diciendo: Si no os circuncidáis conforme a la costumbre de Moisés, no podéis ser salvos.
Ellos, pues, siendo encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.
Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió entre nosotros, que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio, y creyesen.
Y después que hubieron callado, Jacobo respondió, diciendo: Varones hermanos, oídme.
Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé; a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos,
y escribir por mano de ellos, de esta manera: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos: A los hermanos que son de los gentiles que están en Antioquía, y en Siria, y en Cilicia, saludos.
Y Judas y Silas, siendo también profetas, exhortaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.
Y después de pasar allí algún tiempo, fueron enviados de los hermanos a los apóstoles en paz.
Y después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos y visitemos a los hermanos en todas las ciudades en que hemos predicado la palabra del Señor, para ver cómo están.
y Pablo, escogiendo a Silas, partió encomendado por los hermanos a la gracia de Dios,
De éste daban buen testimonio los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
Y saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia; y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron.
Y al no hallarlos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante los gobernadores de la ciudad, gritando: Estos que han trastornado al mundo también han venido acá;
Y de inmediato los hermanos, enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea; los cuales, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
Entonces los hermanos, inmediatamente enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
Y Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, despidiéndose de los hermanos, navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía voto.
Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos escribieron, exhortando a los discípulos que le recibiesen; y cuando él llegó, ayudó mucho a los que por la gracia habían creído.
Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificaros, y daros herencia con todos los santificados.
Y nosotros, cumplida la navegación, vinimos de Tiro a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
Y cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.
Varones hermanos y padres, oíd mi defensa que hago ahora ante vosotros.
como también el sumo sacerdote me es testigo, y todos los ancianos; de los cuales también recibí cartas para con los hermanos; e iba a Damasco para traer presos a Jerusalén a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.
Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy.
Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás al príncipe de tu pueblo.
Y cuando Pablo percibió que una parte era de saduceos, y la otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo siendo fariseo, hijo de fariseo; de la esperanza y de la resurrección de los muertos soy juzgado.
donde hallamos hermanos, y nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y así, nos fuimos a Roma;
de donde, oyendo de nosotros los hermanos, nos salieron a recibir hasta el foro de Appio y Las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento.
Y aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos; a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos;
Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti.