'La' en la Biblia
Pablo, y Silvano, y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:
los cuales serán castigados con eterna perdición excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder,
Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, que nuestro Dios os tenga por dignos de este llamamiento, y cumpla todo buen deseo de su bondad, y la obra de fe con poder,
para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en Él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Os rogamos, pues, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con Él,
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición,
aquel inicuo, cuya venida será según la operación de Satanás, con todo poder y señales, y prodigios mentirosos,
y con todo engaño de iniquidad en los que perecen; por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Y por causa de esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira;
para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, antes se complacieron en la injusticia.
Mas nosotros debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, por la santificación del Espíritu y la fe en la verdad,
a lo cual os llamó por nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que os ha sido enseñada, sea por palabra, o por carta nuestra.
Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada así como entre vosotros;
y que seamos librados de hombres malos y perversos; porque no es de todos la fe.
Y el Señor dirija vuestros corazones en el amor de Dios, y en la paciencia de Cristo.
Ahora os mandamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que anduviere desordenadamente, y no conforme a la doctrina que recibió de nosotros:
La salutación de mi propia mano, de Pablo, que es mi signo en toda epístola: Así escribo.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. Epístola a los tesalonicenses. Escrita de Atenas por el apóstol Pablo.