'Pueblo' en la Biblia
- 1.Gé 11:6-Éx 17:3
- 2.Éx 17:4-Levítico 20:3
- 3.Levítico 20:4-Deuteronomio 3:28
- 4.Deuteronomio 4:6-Josué 8:20
- 5.Josué 8:33-1 Samuel 9:12
- 6.1 Samuel 9:13-2 Samuel 7:24
- 7.2 Samuel 8:15-1 Reyes 14:7
- 8.1 Reyes 16:2-1 Crónicas 29:17
- 9.1 Crónicas 29:18-Esdras 3:13
- 10.Esdras 4:4-Salmos 74:14
- 11.Salmos 74:18-Isaías 19:25
- 12.Isaías 21:10-Jeremías 12:14
- 13.Jeremías 12:16-Jeremías 46:25
- 14.Jeremías 48:42-Daniel 11:33
- 15.Daniel 11:39-Marcos 14:2
- 16.Marcos 15:15-Hechos 21:30
- 17.Hechos 21:35-Apocalipsis 21:3
Trilla mía, y pueblo de mi era, os he dicho lo que oí del SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel.
Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.
Mira, la tierra de los Caldeos. Este pueblo no era antes; Assur la fundó para los que habitaban en el desierto; levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.
Y será como el pueblo, tal el sacerdote; como el siervo, tal su señor; como la criada, tal su señora; tal el que compra, como el que vende; tal el que da prestado, como el que toma prestado; tal el que da a logro, como el que lo recibe.
Por esto te dará gloria el pueblo fuerte; te temerá la ciudad de gentiles robustos.
Destruirá a la muerte para siempre; y limpiará el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque el SEÑOR lo ha determinado.
SEÑOR, cuando se levante tu mano, no verán; verán al cabo, y se avergonzarán con celo del pueblo. Y a tus enemigos fuego los consumirá.
Anda pues, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, entre tanto que pasa la ira.
Cuando sus ramas se secaren, serán quebradas, mujeres vendrán a encenderla; porque aquel no es pueblo de entendimiento. Por tanto su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.
En aquel día el SEÑOR de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo;
porque en lengua de tartamudos, y en lengua extraña hablará a este pueblo,
Por tanto, varones burladores, que estáis enseñoreados sobre este pueblo, que está en Jerusalén, oíd la palabra del SEÑOR.
Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo me sacrifica, y con sus labios me honra, mas su corazón se alejó de mí; y su culto con que me honra fue enseñado por mandamiento de hombres;
por tanto, he aquí que yo volveré a hacer obra admirable entre este pueblo con un milagro espantoso; porque la sabiduría de sus sabios se perderá, y la prudencia de sus prudentes se desvanecerá.
Todos se avergonzarán con el pueblo que no les aprovechará, ni les ayudará, ni les traerá provecho; antes les será para vergüenza, y aun para confusión.
Carga de las bestias del Mediodía. Por tierra de aflicción y de angustia. Leones y leonas en ella. Basilisco y áspid volador, llevado sobre hombros de bestias sus riquezas, y sus tesoros sobre corcovas de camellos, a pueblo que no les aprovechará.
Que este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley del SEÑOR;
Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia tendrá misericordia de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
Y la luz de la luna será como la luz del Sol; y la luz del Sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que soldará el SEÑOR la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida.
Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinas y cardos; y aun sobre todas las casas de placer en la ciudad de alegría.
Y mi pueblo habitará en morada de paz: y en habitaciones seguras, y en refrigerios de reposo.
Oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros, a ti esperamos; tú que fuiste fortaleza de su pueblo al principio, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación.
No verás a aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua tartamuda, que no lo comprendas.
No dirá el morador: Estoy enfermo; el pueblo que morare en ella, será absuelto de iniquidad.
Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
Entonces dijeron Eliacim, Sebna y Joa a Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en lengua de Asiria, porque nosotros la entendemos; y no hables con nosotros en lengua judaica, oyéndolo el pueblo que está sobre el muro.
Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios.
La hierba se seca, y la flor abierta se cae; porque el Espíritu del SEÑOR sopló en ella. Ciertamente hierba es el pueblo.
Así dice el SEÑOR Dios, el Creador de los cielos, y el que los extiende; el que extiende la tierra y sus verduras; el que da resuello al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:
Yo, el SEÑOR, te llamé en justicia, y por tu mano te tendré; te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de los gentiles;
Por tanto éste es pueblo saqueado y hollado; todos ellos han de ser enlazados en cavernas, y escondidos en cárceles. Serán puestos a despojo, y no habrá quien los libre; serán hollados, y no habrá quien diga: Restituid.
Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.
La bestia del campo me honrará, los dragones, y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
Este pueblo crié para mí; mis alabanzas contará.
¿Y quién llamará como yo, y denunciará antes esto, y lo ordenará por mí, desde que hice el pueblo del mundo? Anúncienles lo que viene de cerca, y lo que está por venir.
Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les hiciste misericordias; sobre el viejo agravaste mucho tu yugo.
Así dijo el SEÑOR: En hora de contentamiento te oí, y en el día de salud te ayudé; y te guardaré, y te daré por alianza de pueblo, para que despiertes la tierra, para que heredes asoladas heredades.
Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque el SEÑOR ha consolado su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio descubriré para luz de pueblos.
Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley: No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus denuestos;
Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí; para que plantaras los cielos y fundaras la tierra; y que dijeras a Sion: pueblo mío eres tú.
Así dijo tu Señor, YO SOY tu Dios, el cual pleitea por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de angustia, la hez del cáliz de mi furor, nunca más lo beberás.
Porque así dijo el Señor DIOS: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para peregrinar allá; y el Assur lo cautivó sin razón.
Y ahora ¿qué hago yo aquí? Dice el SEÑOR: que mi pueblo sea tomado sin por qué; y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice el SEÑOR, y continuamente mi nombre es blasfemado todo el día.
Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.
Cantad alabanzas, alegraos juntamente las soledades de Jerusalén; porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén.
De la cárcel y del juicio fue quitado. Y su generación, ¿quién la contará? Porque cortado fue de la tierra de los vivientes. Por la rebelión de mi pueblo fue herido.
Y el hijo del extranjero, allegado al SEÑOR, no hable diciendo: Me apartará totalmente el SEÑOR de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino; quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.
Clama a alta voz, no te detengas; alza tu voz como shofar, y predicad a mi pueblo su rebelión; y a la casa de Jacob su pecado.
Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; serán renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.
Pasad, pasad por las puertas. Barred el camino al pueblo. Allanad, allanad la calzada; quitad las piedras, alzad bandera a los pueblos.
Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos del SEÑOR; y a ti te llamarán Ciudad Buscada, no desamparada.
Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador.
Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés, y de su pueblo. ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su Espíritu Santo?
El Espíritu del SEÑOR los pastoreó, como a una bestia, que desciende al valle; así pastoreaste tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Por poco tiempo poseyó la tierra prometida el pueblo de tu santidad; nuestros enemigos han hollado tu Santuario.
No te aíres, oh SEÑOR, sobremanera; ni tengas perpetua memoria de la iniquidad. He aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos;
pueblo, que en mi cara me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y haciendo perfume sobre ladrillos.
Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas a mi pueblo, que me buscó.
Mas os gozaréis y os alegraréis por siglo de siglo en las cosas que yo crearé: porque he aquí, que yo creo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.
Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.
No edificarán, y otro morará; no plantarán, y otro comerá, porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las obras de sus manos.
Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortalecida, y como columna de hierro, y como muro de bronce sobre toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus sacerdotes, y contra el pueblo de la tierra.
¿Acaso alguna gente ha mudado sus dioses? Aunque ellos no son dioses. Pero mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas.
¡Oh generación! Ved vosotros la palabra del SEÑOR. ¿He sido yo soledad a Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Señores somos; nunca más vendremos a ti?
¿Por ventura se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Mas mi pueblo se ha olvidado de mí por días que no tienen número.
(Y dije: ¡Ay, ay, el SEÑOR Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues que la espada ha venido hasta el alma.)
En aquel tiempo se dirá de este pueblo y de Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
Porque mi pueblo es loco; no me conocieron los hijos ignorantes y los no entendidos; sabios para mal hacer, y para bien hacer no supieron.
Por tanto, así dijo el SEÑOR Dios de los ejércitos: Porque hablasteis esta palabra, he aquí yo pongo en tu boca mis palabras por fuego, y a este pueblo por leños, y los consumirá.
Oíd ahora esto, pueblo loco y sin corazón, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen.
Pero este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se tornaron y se fueron.
Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; asechaban como quien pone lazos; asentaron la perdición para tomar hombres.
los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué pues haréis a su fin?
Y curan el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
Oye, tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon a mis palabras, y aborrecieron mi ley.
Por tanto, el SEÑOR dice esto: He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los hijos juntamente, el vecino y su cercano perecerán.
Así dijo el SEÑOR: He aquí que viene pueblo de tierra del aquilón, y gente grande se levantará de los cantones de la tierra.
Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; hazte luto como por hijo único, llanto de amarguras, porque presto vendrá sobre nosotros el destruidor.
Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás pues, y examinarás el camino de ellos.
Andad pues ahora a mi lugar que fue en Silo, donde hice que morara mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.
Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.
mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mandare, para que os vaya bien.
Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante.
¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, no quisieron volverse.
Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola, la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; mas mi pueblo no conoció el juicio del SEÑOR.
Y curaron el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está el SEÑOR en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades de dios ajeno?
Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.
¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?
¡Oh, si mi cabeza se tornara aguas, y mis ojos fuentes de aguas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!
¡Oh, quién me diera en el desierto un mesón de caminantes, para que dejara mi pueblo, y de ellos me apartara! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de rebeldes.
Por tanto, así dijo el SEÑOR de los ejércitos: He aquí que yo los fundiré, y los ensayaré; porque ¿cómo he de hacer por la hija de mi pueblo?
por tanto, así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.
el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando, y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios;
Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré el día que clamaren a mí en su aflicción.
Así dijo el SEÑOR contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice heredar a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos la casa de Judá.
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- 1.Gé 11:6-Éx 17:3
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- 3.Levítico 20:4-Deuteronomio 3:28
- 4.Deuteronomio 4:6-Josué 8:20
- 5.Josué 8:33-1 Samuel 9:12
- 6.1 Samuel 9:13-2 Samuel 7:24
- 7.2 Samuel 8:15-1 Reyes 14:7
- 8.1 Reyes 16:2-1 Crónicas 29:17
- 9.1 Crónicas 29:18-Esdras 3:13
- 10.Esdras 4:4-Salmos 74:14
- 11.Salmos 74:18-Isaías 19:25
- 12.Isaías 21:10-Jeremías 12:14
- 13.Jeremías 12:16-Jeremías 46:25
- 14.Jeremías 48:42-Daniel 11:33
- 15.Daniel 11:39-Marcos 14:2
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- 17.Hechos 21:35-Apocalipsis 21:3
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