'Pues' en la Biblia
y dijo el príncipe de los eunucos a Daniel: Tengo temor de mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más demacrados que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.
Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.
Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el príncipe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.
Y el rey mandó llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que declarasen al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey.
Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; pues ningún rey, príncipe, o señor, preguntó cosa semejante a ningún mago, ni astrólogo, ni caldeo.
A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza, y ahora me enseñaste lo que te pedimos; pues nos has enseñado el asunto del rey.
El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente que el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.
Fueron, pues, reunidos los príncipes, los asistentes y capitanes, los jueces, los tesoreros, los consejeros, los presidentes, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.
Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento de música, os postréis, y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y quién será el Dios que os pueda librar de mis manos?
Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los dioses santos.
eres tú mismo, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.
por cuanto fue hallado en él un mayor espíritu y conocimiento e inteligencia, para interpretar sueños, descifrar enigmas y deshacer dudas, es decir, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él mostrará la interpretación.
Yo pues he oído de ti que puedes interpretar sueños y disolver las dudas. Si ahora pudieres leer esta escritura, y mostrarme su interpretación, serás vestido de púrpura, y collar de oro tendrás en tu cuello, y en el reino serás el tercer señor.
Firmó, pues, el rey Darío la escritura y el edicto.
Vi en visión, y sucedió cuando la vi, que yo estaba en Susán, que es cabecera del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai.
Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual en este día; hemos pecado, impíamente hemos hecho.
Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus súplicas, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
Al principio de tus súplicas fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, el asunto, y considera la visión.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; la plaza volverá a ser edificada, y el muro, en tiempos angustiosos.
Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí; antes mi fuerza se me cambió en debilidad, sin retener vigor alguno.
¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con este mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me ha quedado aliento.
Vendrá, pues, el rey del norte, y fundará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y los brazos del sur no podrán permanecer, ni su pueblo escogido, ni habrá fortaleza que pueda resistir.
Y se volverá a su tierra con grande riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; actuará, pues, contra éste, y se volverá a su tierra.
Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto santo, y actuará contra éste; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonan el santo pacto.