'Que' en la Biblia
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo:
Pues Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquél que nos llamó por Su gloria y excelencia.
Por ellas El nos ha concedido Sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a ser partícipes de {la} naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por {causa de los} malos deseos.
Porque el que carece de estas {virtudes} es ciego {o} corto de vista, habiendo olvidado {la} purificación de sus pecados pasados.
Así que, hermanos, sean cada vez más diligentes para hacer firme su llamado y elección {de parte de Dios.} Porque mientras hagan (practiquen) estas cosas nunca caerán.
Por tanto, siempre estaré listo para recordarles estas cosas, aunque ustedes {ya las} saben y han sido confirmados en la verdad que está presente {en ustedes}.
sabiendo que mi separación del cuerpo {terrenal} es inminente, tal como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo.
Además, yo procuraré con diligencia, que en todo tiempo, después de mi partida, ustedes puedan recordar estas cosas.
Porque cuando les dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de Su majestad.
Y {así} tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones.
Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es {asunto} de interpretación personal,
pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.
Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró (los rescató), trayendo sobre sí una destrucción repentina.
Porque Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio.
Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador (heraldo) de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos.
También condenó a la destrucción las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndo{las} a cenizas, poniéndo{las} de ejemplo para los que habrían de vivir impíamente después.
(porque {ese} justo, por lo que veía y oía mientras vivía entre ellos, diariamente sentía {su} alma justa atormentada por las iniquidades de ellos).
especialmente a los que andan tras la carne en {sus} deseos corrompidos y desprecian la autoridad. Atrevidos {y} obstinados, no tiemblan cuando blasfeman de las majestades angélicas,
cuando los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio injurioso contra ellos delante del Señor.
Pero éstos, como animales irracionales, nacidos como criaturas de instinto para ser capturados y destruidos, blasfemando de lo que ignoran, serán también destruidos con la destrucción de esas criaturas,
Pues hablando con arrogancia y vanidad, seducen mediante deseos carnales, por sensualidad, a los que hace poco escaparon de los que viven en el error.
Les prometen libertad, mientras que ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues uno es esclavo de aquello que lo ha vencido.
Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera.
Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.
Amados, ésta es ya la segunda carta que les escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en ustedes su sincero entendimiento,
para que recuerden las palabras dichas de antemano por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador {declarado} por los apóstoles de ustedes.
Ante todo, sepan esto: que en los últimos días vendrán burladores con {su} sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones,
y diciendo: `` ¿Dónde está la promesa de Su venida? Porque desde que los padres durmieron (murieron), todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación."
Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios,
Pero, amados, no ignoren esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
El Señor no se tarda {en cumplir} Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras {que hay} en ella serán quemadas.
Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡qué clase de personas no deben ser ustedes en santa conducta y en piedad,
Por tanto, amados, puesto que ustedes aguardan estas cosas, procuren con diligencia ser hallados por El en paz, sin mancha e irreprensibles.
Consideren la paciencia de nuestro Señor {como} salvación, tal como les escribió también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada.
Asimismo en todas {sus} cartas habla en ellas de esto; en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen, como también {tuercen} el resto de las Escrituras, para su propia perdición (destrucción).
Por tanto, amados, sabiendo esto de antemano, estén en guardia, no sea que arrastrados por el error de hombres libertinos (sin principios morales), caigan de su firmeza.