'Rey' en la Biblia
- 1.Gé 14:1-Josué 12:21
- 2.Josué 12:22-1 Samuel 26:14
- 3.1 Samuel 26:15-2 Samuel 14:32
- 4.2 Samuel 14:33-2 Samuel 24:3
- 5.2 Samuel 24:4-1 Reyes 9:28
- 6.1 Reyes 10:3-1 Reyes 22:12
- 7.1 Reyes 22:13-2 Reyes 11:8
- 8.2 Reyes 11:10-2 Reyes 19:20
- 9.2 Reyes 19:32-1 Crónicas 27:25
- 10.1 Crónicas 27:31-2 Crónicas 20:15
- 11.2 Crónicas 20:35-2 Crónicas 35:18
- 12.2 Crónicas 35:19-Ester 1:10
- 13.Ester 1:11-Ester 9:2
- 14.Ester 9:3-Isaías 6:5
- 15.Isaías 7:1-Jeremías 27:18
- 16.Jeremías 27:20-Jeremías 46:26
- 17.Jeremías 48:15-Daniel 3:1
- 18.Daniel 3:2-Amós 2:1
- 19.Amós 7:1-Hebreos 11:23
- 20.Hebreos 11:27-Apocalipsis 19:16
Y Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa se le escondió al rey, que no le pudiese responder.
Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus hechos y de tu sabiduría;
Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.
Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y gran cantidad de especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Seba dio al rey Salomón.
Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová, y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy.
Y el rey Salomón dio a la reina de Seba todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que Salomón le dio como de mano del rey. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados.
Hizo también el rey Salomón doscientos escudos de oro extendido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo.
Asimismo trescientos escudos de oro extendido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano.
Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo.
Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro puro; ninguno era de plata; en tiempo de Salomón la plata no era de estima.
Porque el rey tenía en el mar la flota de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez en cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, simios y pavos reales.
Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.
Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.
E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como las piedras, y los cedros como los sicómoros que se dan en abundancia en los valles.
Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos.
Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas;
Y se levantaron de Madián, y vinieron a Parán; y tomando consigo hombres de Parán, se vinieron a Egipto, a Faraón rey de Egipto, el cual le dio casa, y le señaló alimentos, y aun le dio tierra.
Y Dios le levantó otro adversario, Rezón, hijo de Eliada, el cual había huido de su amo Hadad-ezer, rey de Soba.
Y había juntado gente contra él, y se había hecho capitán de una compañía, cuando David deshizo a los de Soba. Después se fueron a Damasco, y habitaron allí y le hicieron rey en Damasco.
Asimismo Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Zeredat, siervo de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa, mujer viuda, alzó su mano contra el rey.
Y la causa por la cual éste alzó su mano contra el rey, fue ésta: Salomón edificando a Milo, cerró el portillo de la ciudad de David su padre.
Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel.
Procuró por tanto Salomón matar a Jeroboam, pero levantándose Jeroboam, huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.
Y Roboam fue a Siquem; porque todo Israel había venido a Siquem para hacerlo rey.
Y aconteció que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que estaba en Egipto, porque había huido de delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto;
Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?
Y al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam; según el rey lo había mandado, diciendo: Volved a mí al tercer día.
Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado;
Y no oyó el rey al pueblo; porque esto venía de parte de Jehová, para confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.
Y cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.
Y el rey Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero le apedreó todo Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró para subir en su carro y huir a Jerusalén.
Y aconteció, que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.
Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:
si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá.
Y habiendo tomado consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto.
Y sucedió que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Betel, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, de manera que no pudo volverla hacia sí.
Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues a la faz de Jehová tu Dios, y ores por mí, que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a la faz de Jehová, y la mano del rey se le restauró, y volvió a ser como antes.
Y el rey dijo al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente.
Pero el varón de Dios dijo al rey: Aunque me dieses la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar;
Moraba entonces en Betel un viejo profeta, al cual vinieron sus hijos, y le contaron todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Betel; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.
y dijo Jeroboam a su esposa: Levántate ahora, disfrázate, para que no te conozcan que eres la esposa de Jeroboam, y ve a Silo; que allá está Ahías profeta, el que me dijo que yo había de ser rey sobre este pueblo.
Y Jehová se levantará un rey sobre Israel, el cual talará la casa de Jeroboam en este día; ¿y qué, si ahora mismo?
Al quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén.
Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio en manos de los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real.
Y cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban; y los ponían después en la cámara de los de la guardia.
En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá.
En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá.
Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.
Y subió Baasa rey de Israel contra Judá, y edificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno de Asa, rey de Judá.
Entonces tomando Asa toda la plata y oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, los entregó en las manos de sus siervos, y los envió el rey Asa a Benadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:
Haya alianza entre tú y yo, y entre mi padre y el tuyo. He aquí yo te envío un presente de plata y oro: ve, y rompe tu alianza con Baasa rey de Israel, para que se aparte de mí.
Y Benadad consintió con el rey Asa, y envió los príncipes de los ejércitos que tenía contra las ciudades de Israel, e hirió a Ahión, y a Dan, y a Abel-bet-maaca, y a toda Cineret, con toda la tierra de Neftalí.
Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar ninguno; y quitaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y edificó el rey Asa con ello a Geba de Benjamín, y a Mizpa.
Y Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de Judá; y reinó sobre Israel dos años.
Lo mató, pues, Baasa en el tercer año de Asa rey de Judá, y reinó en lugar suyo.
Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.
En el tercer año de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en Tirsa; y reinó veinticuatro años.
En el año veintiséis de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa; y reinó dos años.
vino Zimri, y lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo.
En el año veintisiete de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Zimri, y reinó siete días en Tirsa; y el pueblo estaba acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos.
Y el pueblo que estaba acampado oyó decir: Zimri ha conspirado, y ha dado muerte al rey. Entonces aquel mismo día en el campamento, todo Israel puso a Omri, general del ejército, por rey sobre Israel.
Entonces el pueblo de Israel fue dividido en dos partes. La mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat, para hacerlo rey; y la otra mitad seguía a Omri.
Mas el pueblo que seguía a Omri, pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat; y Tibni murió, y Omri fue rey.
En el año treinta y uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis años.
Y comenzó a reinar Acab hijo de Omri sobre Israel el año treinta y ocho de Asa rey de Judá. Y reinó Acab hijo de Omri sobre Israel en Samaria veintidós años.
Y sucedió que como si fuera ligera cosa el andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, fue y tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró.
Y le dijo Jehová: Ve, vuelve por tu camino, por el desierto de Damasco: y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria;
Y a Jehú hijo de Nimsi, ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.
Entonces Benadad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió.
Y envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo: Así dice Benadad:
Y el rey de Israel respondió, y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo.
Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos de la tierra, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo éste no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis esposas y mis hijos, y por mi plata y por mi oro; y yo no se lo he negado.
Entonces él respondió a los embajadores de Benadad: Decid al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio; pero esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron, y le dieron la respuesta.
Y el rey de Israel respondió, y dijo: Decidle, que no se alabe el que se ciñe las armas, como el que las desciñe.
Y he aquí un profeta se llegó a Acab rey de Israel; y le dijo: Así dice Jehová: ¿Has visto esta grande multitud? he aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová.
Y mató cada uno al que venía contra él: y huyeron los sirios, siguiéndolos los de Israel. Y el rey de Siria, Benadad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.
Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros; y deshizo a los sirios con grande estrago.
Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que has de hacer; porque pasado el año, el rey de Siria vendrá contra ti.
Y los siervos del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de las montañas, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en el valle, se verá si no los vencemos.
Acercándose entonces el varón de Dios al rey de Israel, le habló diciendo: Así dice Jehová: Por cuanto los sirios han dicho, Jehová es Dios de las montañas, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que yo soy Jehová.
Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; quizá por ventura te salve la vida.
Ciñeron, pues, sus lomos de cilicio y pusieron cuerdas sobre sus cabezas, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Benadad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.
Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó poniendo ceniza sobre su rostro.
Y como el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu siervo salió entre la tropa; y he aquí apartándose uno, me trajo a un hombre, diciendo: Guarda a este hombre, y si por alguna razón él llegare a faltar, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.
Y como tu siervo estaba ocupado a una parte y a otra, él desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Ésa será tu sentencia; tú la has pronunciado.
Pero él se quitó pronto la ceniza de sobre su rostro, y el rey de Israel conoció que era de los profetas.
Y el rey de Israel se fue a su casa, triste y enojado, y llegó a Samaria.
Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel tenía en Jezreel una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria.
y poned a dos hombres hijos de Belial delante de él, que atestigüen contra él, y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera.
Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres de Belial atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo sacaron fuera de la ciudad, y lo apedrearon con piedras, y murió.
Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella.
Y aconteció al tercer año, que Josafat rey de Judá descendió al rey de Israel.
Y el rey de Israel dijo a sus siervos: ¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria?
Y dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat respondió al rey de Israel: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.
Y dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová.
Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube; porque el Señor la entregará en mano del rey.
Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías, hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así.
Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de Imla.
Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; que Jehová la dará en mano del rey.
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