'Se' en la Biblia
Y subían, y compraban en Egipto, un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta; y así se compraban por medio de ellos para todos los reyes de los heteos, y para los reyes de Siria.
Envíame también del Líbano, madera de cedro, de abeto y de sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con los tuyos,
hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fue de Tiro; el cual sabe trabajar en oro, plata, bronce, hierro, en piedra, en madera, en púrpura, en azul, en lino fino y en carmesí; asimismo para esculpir toda clase de figuras, y sacar toda forma de diseño que se le propusiere, y estará con tus hombres peritos y con los de mi señor David tu padre.
Y comenzó Salomón a edificar la casa en Jerusalén, en el monte Moriah, donde el Señor se había aparecido a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.
Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en ellas la obra del holocausto; mas el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.
Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición;
Y se juntaron al rey todos los varones de Israel, a la fiesta del mes séptimo.
Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había a él reunido delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por la multitud no se pudieron contar ni numerar.
E hicieron salir fuera las barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras del arca delante del santuario interior, pero no se veían desde fuera; y allí han quedado hasta hoy.
Y aconteció que cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban sus turnos);
sucedió pues, que cuando los trompetistas y cantores al unísono hicieron oír su voz para alabar y dar gracias a Jehová; cuando elevaron la voz con trompetas y címbalos e instrumentos de música, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia, la casa se llenó entonces de una nube, la casa de Jehová.
Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos.
Porque Salomón había hecho una plataforma de bronce, de cinco codos de largo, y de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y la había puesto en medio del atrio. Y se puso sobre ella, e hincando sus rodillas delante de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo:
Ahora pues, oh Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, a condición que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú delante de mí has andado.
Si tu pueblo Israel cayere delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtieren, y confesaren tu nombre, y rogaren delante de ti en esta casa,
Si los cielos se cerraren, y no hubiere lluvia, por haber ellos pecado contra ti, si oraren a ti en este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres,
si ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; y se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos actuado;
si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre;
Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh Jehová Dios, vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad.
Acabó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey: y en todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová y en su propia casa, fue prosperado.
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, el cual los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso Él ha traído todo este mal sobre ellos.
Y no se apartaron del mandamiento del rey dado a los sacerdotes y a los levitas, en ningún asunto, ni en cuanto a los tesoros:
Porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que la casa de Jehová fue fundada hasta que se acabó, hasta que la casa de Jehová fue acabada del todo.
los manjares de su mesa, las sillas de sus siervos, el estado de sus criados, las vestiduras de ellos, sus maestresalas y sus vestiduras, y su escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó sin aliento.
Jehová tu Dios sea bendito, el cual se ha agradado en ti para ponerte sobre su trono por rey para Jehová tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia.
E hizo el rey de la madera de sándalo gradas en la casa de Jehová, y en las casas reales, y arpas y salterios para los cantores; nunca en tierra de Judá se había visto madera semejante.
Y el rey Salomón dio a la reina de Seba todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después se volvió y se fue a su tierra con sus siervos.
E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como las piedras, y los cedros como los sicómoros que se dan en abundancia en los valles.
Y Roboam fue a Siquem porque en Siquem se había juntado todo Israel para hacerlo rey.
Y él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue.
Mas él, dejando el consejo que le dieron los viejos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio;
Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le hablaron, diciendo: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú aligéralo. Así les dirás: Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.
Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas.
Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró para subir a un carro y huir a Jerusalén.
Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.
Así dice Jehová: No subáis ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra de Jehová, y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.
Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se pasaron a él de todos sus términos.
Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y se venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los habían excluido del ministerio de Jehová.
Y él se hizo sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho.
Tras aquéllos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y se vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres.
Y se tomó Roboam por esposa a Mahalat, hija de Jerimot hijo de David, y a Abihail, hija de Eliab hijo de Isaí.
Y sucedió que cuando Roboam se fortaleció y afirmó el reino, dejó la ley de Jehová, y con él todo Israel.
Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén (por cuanto se habían rebelado contra Jehová),
Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.
Y como vio Jehová que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.
Y como él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo; y también en Judá las cosas fueron bien.
Y Roboam se fortaleció en Jerusalén, y reinó; y era Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió Jehová de todas las tribus de Israel, para poner en ella su nombre. Y el nombre de su madre fue Naama amonita.
Y se levantó Abías sobre el monte de Zemaraim, que es en los montes de Efraín, y dijo: Oídme, Jeroboam y todo Israel.
Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y se rebeló contra su señor.
Y se unieron a él unos hombres vanos, hijos de Belial, y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era joven y tierno de corazón, y no pudo defenderse de ellos.
Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron, porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.
Pero Abías se fortificó; y tomó catorce esposas, y engendró veintidós hijos, y dieciséis hijas.
También destruyeron las cabañas de los ganados, y se llevaron muchas ovejas y camellos, y volvieron a Jerusalén.
Mas cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le buscaron, Él fue hallado de ellos.
Y reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos a los extranjeros de Efraín, de Manasés y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios era con él.
Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa.
Y todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban; y fue hallado de ellos; y Jehová les dio reposo por todas partes.
Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre mi padre y tu padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí.
Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y madera con que Baasa edificaba, y con ella edificó a Geba y Mizpa.
Y enojado Asa contra el vidente, lo echó en la casa de la cárcel, porque se encolerizó en extremo a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.
Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en medio de Judá.
Tras éste, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente a Jehová, y con él doscientos mil hombres valientes.
Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así dice Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta destruirlos del todo.
De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y sé prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.
Mas salió un espíritu, que se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué modo?
Entonces Sedequías hijo de Quenaana se le acercó y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se apartó de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?
Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, mas tú vístete tus vestiduras reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y entraron en la batalla.
Y Josafat rey de Judá se volvió en paz a su casa en Jerusalén.
Pero se han hallado en ti buenas cosas, porque cortaste de la tierra las imágenes de Asera, y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
Y puso también Josafat en Jerusalén algunos de los levitas y sacerdotes, y de los padres de familias de Israel, para el juicio de Jehová y para las causas. Y se volvieron a Jerusalén.
Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová, y también de todas las ciudades de Judá vinieron a buscar a Jehová.
Entonces Josafat se puso en pie en la congregación de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo;
Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiese cuando venía de la tierra de Egipto, por lo cual se apartaron de ellos, y no los destruyeron;
Entonces Josafat se inclinó rostro en tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel a fuerte y alta voz.
Y se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
Pues los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y como hubieron acabado a los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy.
Entonces Eliezer hijo de Dodava de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: Por cuanto has hecho compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus obras. Y los navíos se rompieron, y no pudieron ir a Tarsis.
Y cuando Joram ascendió al reino de su padre, y se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y asimismo algunos de los príncipes de Israel.
En los días de éste los edomitas se rebelaron contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre sí.
Entonces pasó Joram con sus príncipes, y consigo todos sus carros; y se levantó de noche, e hirió a los edomitas que le habían cercado, y a todos los comandantes de sus carros.
Así que los edomitas se rebelaron contra la mano de Judá hasta hoy. También se rebeló en el mismo tiempo Libna para no estar bajo su mano; por cuanto él había dejado a Jehová el Dios de sus padres.
y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que los intestinos se te salgan a causa de tu enfermedad día tras día.
Y aconteció que, en el transcurrir de los días, al cabo de dos años, las entrañas se le salieron con la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no le hizo quema su pueblo, como lo habían hecho a sus padres.
Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y se fue sin ser deseado. Y lo sepultaron en la ciudad de David, mas no en los sepulcros de los reyes.
Y se volvió para curarse en Jezreel de las heridas que le habían hecho en Ramá, peleando con Hazael rey de Siria. Y descendió Azarías hijo de Joram, rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab, en Jezreel, porque éste estaba enfermo.
Y buscando a Ocozías, el cual se había escondido en Samaria, lo tomaron, y lo trajeron a Jehú, y le mataron; y le dieron sepultura, porque dijeron: Es hijo de Josafat, el cual buscó a Jehová de todo su corazón. Y la casa de Ocozías no tenía fuerzas para poder retener el reino.
Entonces Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la simiente real de la casa de Judá.
Mas el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza a los centuriones, Azarías hijo de Jeroham, y a Ismael hijo de Johanán, y a Azarías hijo de Obed, y a Maasías hijo de Adaías, y a Elisafat hijo de Zicri;
Y se regocijó todo el pueblo del país, y la ciudad estuvo quieta, después que mataron a Atalía a filo de espada.
Y todos los príncipes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y echaron en el arca hasta llenarla.
Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá, y se postraron ante el rey; y el rey los oyó.
Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que su padre Joiada había hecho con él, antes mató su hijo; el cual dijo al morir: Jehová lo vea, y lo demande.
Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: De Jehová es darte mucho más que esto.
Entonces Amasías apartó el escuadrón de la gente que había venido a él de Efraín, para que se fuesen a sus casas: y ellos se enojaron grandemente contra Judá, y se volvieron a sus casas encolerizados.
Y los hijos de Judá tomaron vivos otros diez mil, los cuales llevaron a la cumbre de un peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
Regresando luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso para sí por dioses, y se inclinó ante ellos y les quemó incienso.
Por lo cual se encendió el furor de Jehová contra Amasías, y envió a él un profeta, que le dijo: ¿Por qué has buscado los dioses de la gente, que no libraron a su pueblo de tus manos?