'Sus' en la Biblia
Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una nube le recibió y le quitó de sus ojos.
Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Este, pues, adquirió un campo con el salario de su iniquidad, y colgándose, se reventó por medio, y todas sus entrañas se derramaron.
Y tomándole por la mano derecha le levantó; y luego fueron afirmados sus pies y piernas.
al cual de cierto es necesario que el cielo tenga hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, del cual habló Dios por boca de todos sus profetas que han sido desde el siglo.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da a tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
En aquellos días, creciendo el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que sus viudas eran menospreciadas en el ministerio cotidiano.
y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual le puso por gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa.
Y en la segunda, José fue conocido de sus hermanos, y fue sabido de Faraón el linaje de José.
Este, usando de astucia con nuestro linaje, maltrató a nuestros padres, a fin de que pusiesen a peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación.
Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus dichos y hechos.
Y como se le cumplió el tiempo de cuarenta años, subió en su corazón visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.
Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido.
Y entonces hicieron el becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron.
Y oyendo estas cosas, regañaban de sus corazones, y crujían los dientes contra él.
Entonces ellos dando grandes voces, se taparon sus oídos, y arremetieron unánimes contra él;
y echándolo fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había asombrado mucho tiempo.
Entonces él se levantó, y fue; y he aquí un Etíope, eunuco, gobernador de Candace, reina de los Etíopes, el cual era puesto sobre todos sus tesoros, y había venido a adorar a Jerusalén,
E ido el ángel que hablaba con Cornelio, llamó a dos de sus criados, y un soldado temeroso del Señor de los que le asistían;
Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y los amigos más familiares.
Y cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle; y derribándose a sus pies, adoró.
Y zarpados de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; entonces Juan, apartándose de ellos, se volvió a Jerusalén.
Y por tiempo como de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto;
Porque los que habitaban en Jerusalén, y sus príncipes, no conociendo a éste, y las voces de los profetas que se leen todos los sábados, condenándolo, las cumplieron.
Y él fue visto por muchos días de los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales hasta ahora son sus testigos al pueblo.
Porque a la verdad David, habiendo servido en su generación a la voluntad de Dios, durmió, y fue juntado con sus padres, y vio corrupción.
Mas los judíos concitaron mujeres pías y honestas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus términos.
Entonces sacudiendo en ellos el polvo de sus pies, vinieron a Iconio.
Y haciendo ímpetu los judíos y los gentiles juntamente con sus príncipes, para afrentarlos y apedrearlos,
Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rotas sus ropas, se lanzaron a la multitud, dando voces,
el cual en las edades pasadas ha dejado a todos los gentiles andar en sus caminos;
y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando con la fe sus corazones.
Después de esto volveré y restauraré el tabernáculo de David, que estaba caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar;
Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus obras.
hombres que han expuesto sus vidas por el Nombre de nuestro Señor Jesús, el Cristo.
Y aconteció, que yendo nosotros a la oración, una muchacha que tenía espíritu pitónico, nos salió al encuentro, la cual daba grande ganancia a sus amos adivinando.
Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante el magistrado;
Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados rompiéndoles sus ropas, les mandaron azotar con varas.
Mas contradiciendo y blasfemando ellos, les dijo, sacudiendo sus vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
Y muchos de los que habían creído, venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.
También algunos de los principales de Asia, que eran sus amigos, enviaron a él rogando que no se presentase en el teatro.
Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos.
Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.
Tomando a éstos contigo, purifícate con ellos, y gaste por ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
Y dando ellos voces, y arrojando sus ropas y echando polvo al aire,
mandando a sus acusadores que viniesen a ti; del cual tú mismo juzgando, podrás entender todas estas cosas de que le acusamos.
a los cuales respondí; no ser costumbre de los Romanos dar alguno a la muerte antes que el que es acusado tenga presentes sus acusadores, y haya lugar de defenderse de la acusación.
y estando presentes sus acusadores, ningún cargo produjeron de los que yo sospechaba;
para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, remisión de pecados y herencia entre los santificados.
porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y de los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos taparon; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane.