'Treinta' en la Biblia
En el año treinta y uno de Asa, rey de Judá, Omri comenzó a reinar sobre Israel, {y reinó} doce años; seis años reinó en Tirsa.
Acab, hijo de Omri, comenzó a reinar sobre Israel en el año treinta y ocho de Asa, rey de Judá, y reinó Acab, hijo de Omri, sobre Israel en Samaria veintidós años.
Y Ben-adad, rey de Aram, reunió todo su ejército, y tenía con él treinta y dos reyes con caballos y carros; y subió, sitió a Samaria y peleó contra ella.
Entonces pasó revista a los jóvenes de los jefes de las provincias y eran doscientos treinta y dos; después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, {es decir,} todos los hijos de Israel, siete mil.
Salieron al mediodía, mientras Ben-adad estaba bebiendo hasta emborracharse en las tiendas junto con los treinta y dos reyes que lo ayudaban.
Pero el rey de Aram había ordenado a los treinta y dos capitanes de sus carros, diciendo: No peleéis contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel.
Josafat {tenía} treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Y el nombre de su madre {era} Azuba, hija de Silhi.
Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén.
En el año treinta y siete de Joás, rey de Judá, Jeoás, hijo de Joacaz, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, {y reinó} dieciséis años.
En el año treinta y ocho de Azarías, rey de Judá, Zacarías, hijo de Jeroboam, reinó seis meses sobre Israel en Samaria.
Salum, hijo de Jabes, comenzó a reinar en el año treinta y nueve de Uzías, rey de Judá, y reinó un mes en Samaria.
En el año treinta y nueve de Azarías, rey de Judá, Manahem, hijo de Gadi, comenzó a reinar sobre Israel; {y reinó} diez años en Samaria.
Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria en Laquis: He hecho lo malo. Retírate de mí; lo que me impongas, aceptaré. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro.
Josías {tenía} ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre {era} Jedida, hija de Adaía, de Boscat.
Y aconteció que en el año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete {días} del mes, Evil-merodac, rey de Babilonia, en el año en que comenzó a reinar, sacó de la prisión a Joaquín, rey de Judá;
Seis {hijos} le nacieron en Hebrón. Allí reinó siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años.
Y con ellos por sus generaciones, conforme a sus casas paternas, {fueron} treinta y seis mil tropas del ejército para la guerra, porque tenían muchas mujeres e hijos.
Los hijos de Bela {fueron} cinco: Ezbón, Uzi, Uziel, Jerimot e Iri. Ellos {fueron} jefes de casas paternas, hombres fuertes y valientes, y fueron veintidós mil treinta y cuatro inscritos por genealogía.
Y éstos {constituyen} la lista de los valientes que tenía David: Jasobeam, hijo de Hacmoni, jefe de los treinta; él blandió su lanza contra trescientos a los cuales mató de una sola vez.
Descendieron tres de los treinta jefes a la roca {donde estaba} David, en la cueva de Adulam, mientras el ejército de los filisteos acampaba en el valle de Refaim.
Y Abisai, hermano de Joab, era el primero de los treinta, y blandió su lanza contra trescientos y los mató; y él tuvo tanto renombre como los tres.
De los treinta en el segundo {grupo,} él fue el más distinguido y llegó a ser capitán de ellos; pero no igualó a los tres {primeros.}
He aquí, fue el más distinguido entre los treinta, pero no igualó a los tres; y David lo puso sobre su guardia.
Adina, hijo de Siza rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta con él.
Ismaías gabaonita, hombre valiente entre los treinta, y jefe de los treinta. Después Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita,
Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, {el cual dijo:} Tuyos {somos,} oh David, y contigo {estamos,} hijo de Isaí. Paz, paz a ti, y paz al que te ayuda; ciertamente tu Dios te ayuda. Entonces David los recibió y los hizo capitanes del grupo.
De Neftalí {había} mil capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza.
de los hijos de Gersón: Joel el jefe, y ciento treinta de sus parientes;
Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su pueblo, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. También los hijos de Amón se reunieron desde sus ciudades y vinieron a la batalla.
Los levitas fueron contados de treinta años para arriba, y su número, según el censo de los hombres, fue de treinta y ocho mil.
Este Benaía {era} un valiente de los treinta, y {estaba} sobre los treinta, y en su división {estaba} su hijo Amisabad.
el tiempo que reinó sobre Israel {fue} de cuarenta años; reinó en Hebrón siete años y en Jerusalén reinó treinta y tres.
Hizo también dos columnas para el frente de la casa, de treinta y cinco codos de alto, y el capitel encima de cada una {era de} cinco codos.
Hizo también el mar de {metal} fundido, de diez codos de borde a borde, en forma circular; su altura {era de} cinco codos y su circunferencia de treinta codos.
Y no hubo más guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa.
En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, contra Judá y fortificó Ramá para prevenir {que nadie} saliera o entrara {en ayuda} de Asa, rey de Judá.
En el año treinta y nueve de su reinado, Asa se enfermó de los pies. Su enfermedad era grave, pero aun en su enfermedad no buscó al SEÑOR, sino a los médicos.
Y reinó Josafat sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Y el nombre de su madre {era} Azuba, hija de Silhi.
Joram {tenía} treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén.
Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén; y murió sin que nadie lo lamentara, y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
Envejeció Joiada y a una edad muy avanzada murió; {tenía} ciento treinta años cuando murió.
sin tener en cuenta su registro genealógico, a los varones de treinta años arriba, todos los que entraban en la casa del SEÑOR para las tareas diarias, por su trabajo en sus oficios según sus clases;
Josías {tenía} ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén.
Y Josías contribuyó para los hijos del pueblo, para todos los que estaban presentes, rebaños de corderos y cabritos en número de treinta mil, más tres mil bueyes, todo para las ofrendas de la Pascua; todo ello de las posesiones del rey.
Y este {fue} su número: treinta platos de oro, mil platos de plata, veintinueve duplicados;
tazas de oro, treinta; tazas de plata de otra clase, cuatrocientas diez; {y} otros objetos, mil.
los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.
Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai, en total ciento treinta y nueve.
sin contar sus siervos y siervas, que {eran} siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.
Sus caballos {eran} setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;
sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; {sus} asnos, seis mil setecientos veinte.
Además, desde el día en que {el rey} me mandó que fuera gobernador en la tierra de Judá, desde el año veinte hasta el año treinta y dos del rey Artajerjes, doce años, ni yo ni mis hermanos hemos comido del pan del gobernador.
los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
Los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.
sin contar sus siervos y siervas, que {eran} siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
Sus caballos {eran} setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;
{sus} camellos, cuatrocientos treinta y cinco; {sus} asnos, seis mil setecientos veinte.
Algunos de los jefes de {casas} paternas contribuyeron para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones {y} quinientas treinta túnicas sacerdotales.
Pero durante todo este {tiempo} yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, yo había ido al rey; pero después de algún tiempo, pedí permiso al rey,
Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el atrio interior, sin ser llamado, él tiene una sola ley, que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días.
en el año dieciocho de Nabucodonosor, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén;
Y en el año treinta y siete del destierro de Joaquín, rey de Judá, en el mes doce, a los veinticinco {días} del mes, Evil-merodac, rey de Babilonia, en el año {primero} de su reino, favoreció a Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel.
Sucedió que en el año treinta, al quinto {día} del cuarto mes, estando yo entre los desterrados junto al río Quebar, los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.
Entonces me llevó al atrio exterior, y he aquí, {había} cámaras y un pavimento construido todo alrededor del atrio; treinta cámaras {daban} al pavimento.
Las cámaras laterales estaban superpuestas en tres pisos, treinta en cada piso; y las cámaras laterales se extendían hasta el muro que {estaba} en su lado interior, todo alrededor, para que fueran aseguradas sin que fueran aseguradas al muro del templo.
En los cuatro ángulos del atrio {había} atrios cercados, de cuarenta {codos} de largo y treinta de ancho; los cuatro {atrios} en los ángulos {tenían} una misma medida.
Todos los funcionarios del reino, prefectos, sátrapas, altos oficiales y gobernadores, han acordado que el rey promulgue un edicto y ponga en vigor el mandato de que cualquiera que en el término de treinta días haga petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
por lo cual se presentaron ante el rey y {le} hablaron tocante al mandato real: ¿No firmaste un mandato que cualquier hombre que en el término de treinta días hiciera petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, fuera echado en el foso de los leones? El rey respondió, y dijo: La orden es cierta, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada.
Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
Y les dije: Si os parece bien, dad{me} mi paga; y si no, dejadla. Y pesaron como mi salario treinta {piezas} de plata.
Entonces el SEÑOR me dijo: Arrójalo al alfarero ({ese} magnífico precio con que me valoraron). Tomé pues, las treinta {piezas} de plata y las arrojé al alfarero en la casa del SEÑOR.
Y otra parte cayó en tierra buena y dio* fruto, algunas {semillas} a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treinta.
Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende, éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.
y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata.
Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que {Jesús} había sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,
Entonces se cumplió lo anunciado por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: Y TOMARON LAS TREINTA PIEZAS DE PLATA, EL PRECIO DE AQUEL CUYO PRECIO HABIA SIDO FIJADO por los hijos de Israel;
Y otras {semillas} cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno.
Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.
Y cuando comenzó {su ministerio}, Jesús mismo tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José, {quien era hijo} de Elí,
Y estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, vieron* a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca; y se asustaron.
Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve {azotes}.
Lo que digo es esto: La ley, que vino cuatrocientos treinta años más tarde, no invalida un pacto ratificado anteriormente por Dios, como para anular la promesa.