'Tú' en la Biblia
Por tanto, tú darás dones a Moreset-gat: las casas de Aczib serán en mentira a los reyes de Israel.
Rápate y aféitate por los hijos de tus delicias; ensancha tu calva como águila; porque fueron llevados cautivos lejos de ti.
Tú que te dices casa de Jacob, ¿se ha acortado el Espíritu de Jehová? ¿Son éstas sus obras? ¿Mis palabras no hacen bien al que camina rectamente?
Y tú, oh torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sión vendrá hasta ti: y el señorío primero, el reino vendrá a la hija de Jerusalén.
Ahora ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto?
Levántate y trilla, hija de Sión, porque tu cuerno tornaré de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su despojo, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.
Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas han sido desde el principio, desde la eternidad.
Tu mano se alzará sobre tus adversarios, y todos tus enemigos serán talados.
Y destruiré las ciudades de tu tierra, y derribaré todas tus fortalezas.
Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros.
Oíd ahora lo que dice Jehová: Levántate, pleitea con los montes, y oigan los collados tu voz.
Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y ¿qué pide Jehová de ti? Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y caminar humildemente con tu Dios.
La voz de Jehová clama a la ciudad, y el sabio mirará a tu nombre. Oíd la vara, y a quien lo ha establecido.
Tú comerás, y no te saciarás; y tu abatimiento estará en medio de ti: Recogerás, pero no conservarás; y lo que conservares, yo lo entregaré a la espada.
Tú sembrarás, pero no segarás; pisarás aceitunas, pero no te ungirás con el aceite; y mosto, pero no beberás el vino.
El mejor de ellos es como el abrojo, y el más recto, como el zarzal; el día de tus atalayas y de tu visitación viene; ahora será su confusión.
No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme a tu lado, guarda, no abras tu boca.
Entonces mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como el lodo de las calles.
Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en el bosque, en medio del Carmelo; Que pasten en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.
¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia.
Otorgarás a Jacob la verdad, y a Abraham la misericordia, que tú juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.