'Vive' en la Biblia
`` ¡Oh señor mío!" dijo Ana. ``Vive su alma, señor mío. Yo soy la mujer que estuvo aquí junto a usted orando al SEÑOR.
"Porque vive el SEÑOR que libra a Israel, que aunque {la culpa} esté en mi hijo Jonatán, ciertamente morirá." Pero nadie, en todo el pueblo, le respondió.
Pero el pueblo dijo a Saúl: `` ¿Debe morir Jonatán, el que ha obtenido esta gran liberación en Israel? No sea así. Vive el SEÑOR que ni un cabello de su cabeza caerá a tierra, porque él ha obrado con Dios en este día." Así el pueblo rescató a Jonatán, y no murió.
Y escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró: ``Vive el SEÑOR que no morirá."
Pero David volvió a jurar y dijo: ``Tu padre sabe bien que he hallado gracia ante tus ojos, y ha dicho: `Que no lo sepa Jonatán para que no se entristezca.' Pero ciertamente, vive el SEÑOR y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte."
"Entonces enviaré al muchacho, {diciendo:} `Ve, busca las flechas.' Si digo claramente al muchacho: `Mira, las flechas están más acá de ti, tómalas,' entonces ven porque hay seguridad para ti y no {habrá} mal, vive el SEÑOR.
Ahora pues, señor mío, vive el SEÑOR y vive su alma. Puesto que el SEÑOR le ha impedido derramar sangre y vengarse por su propia mano, sean pues como Nabal sus enemigos y los que buscan el mal contra mi señor.
"Sin embargo, vive el SEÑOR, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal, que si tú no hubieras venido pronto a encontrarme, ciertamente, para la luz del alba, no le hubiera quedado a Nabal {ni} un varón."
Dijo también David: ``Vive el SEÑOR, que ciertamente el SEÑOR lo herirá, o llegará el día en que muera, o descenderá a la batalla y perecerá.
"Esto que has hecho no es bueno. Vive el SEÑOR, {todos} ustedes ciertamente deberían morir, porque no protegieron a su señor, el ungido del SEÑOR. Y ahora, mira dónde está la lanza del rey y la vasija de agua que {estaba} a su cabecera."
Saúl le juró por el SEÑOR: ``Vive el SEÑOR que ningún castigo vendrá sobre ti por esto."
Aquis llamó a David y le dijo: ``Vive el SEÑOR que tú {has sido} recto; tu salir y tu entrar en el ejército conmigo son agradables a mis ojos, pues no he hallado mal en ti desde el día en que te pasaste a mí hasta hoy. Sin embargo, no eres agradable a los ojos de los príncipes.