147 casos

'Tú' en la Biblia

Ven pues ahora, y toma mi consejo, para que guardes tu vida, y la vida de tu hijo Salomón.

Ve, y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no has jurado á tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿por qué pues reina Adonía?

Y estando aún hablando con el rey, yo entraré tras ti, y acabaré tus razones.

Y ella le respondió: Señor mío, juraste á tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono;

Y he aquí ahora Adonía reina: y , mi señor rey, ahora no lo supiste.

Ha matado bueyes, y animales engordados, y muchas ovejas, y ha convidado á todos los hijos del rey, y á Abiathar sacerdote, y á Joab general del ejército; mas á Salomón tu siervo no ha convidado.

Y dijo Nathán: Rey señor mío, ¿has dicho: Adonía reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?

Mas ni á mí tu siervo, ni á Sadoc sacerdote, ni á Benaía hijo de Joiada, ni á Salomón tu siervo, ha convidado.

¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin haber declarado á tu siervo quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?

Que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.

Estando aún él hablando, he aquí Jonathán hijo de Abiathar sacerdote vino, al cual dijo Adonía: Entra, porque eres hombre de esfuerzo, y traerás buenas nuevas.

Y aun los siervos del rey han venido á bendecir á nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.

Y envió el rey Salomón, y trajéronlo del altar; y él vino, é inclinóse al rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete á tu casa.

Guarda la ordenanza de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, y sus derechos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que seas dichoso en todo lo que hicieres, y en todo aquello

Y ya sabes lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo á dos generales del ejército de Israel, á Abner hijo de Ner, y á Amasa hijo de Jether, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talaba

pues harás conforme á tu sabiduría; no dejarás descender sus canas á la huesa en paz.

Mas á los hijos de Barzillai Galaadita harás misericordia, que sean de los convidados á tu mesa; porque ellos vinieron así á mí, cuando iba huyendo de Absalom tu hermano.

Entonces Adonía hijo de Haggith vino á Bath-sheba madre de Salomón; y ella dijo: ¿Es tu venida de paz? Y él respondió: Sí, de paz.

Y él dijo: sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro, para que yo reinara: mas el reino fué traspasado, y vino á mi hermano; porque por Jehová era suyo.

El entonces dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón, (porque él no te hará volver tu rostro,) para que me dé á Abisag Sunamita por mujer.

Y ella dijo: Dése Abisag Sunamita por mujer á tu hermano Adonía.

Y á Abiathar sacerdote dijo el rey: Vete á Anathoth á tus heredades, que eres digno de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor Jehová delante de David mi padre, y además has sido trabajado en todas las cosas en que fué tr

Porque sabe de cierto que el día que salieres, y pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza.

Y Semei dijo al rey: La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Semei en Jerusalem muchos días.

Entonces el rey envió, é hizo venir á Semei, y díjole: ¿No te conjuré yo por Jehová, y te protesté, diciendo: El día que salieres, y fueres acá ó acullá, sabe de cierto que has de morir? Y me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.

Dijo además el rey á Semei: sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza.

Y Salomón dijo: hiciste gran misericordia á tu siervo David mi padre, según que él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo: y le has guardado esta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentase e

Ahora pues, Jehová Dios mío, has puesto á mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre: y yo soy mozo pequeño, que no sé cómo entrar ni salir.

Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.

He aquí lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como , ni después de ti se levantará otro como .

Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria: tal, que entre los reyes ninguno haya como en todos tus días.

Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.

Y levantóse á media noche, y tomó á mi hijo de junto á mí, estando yo tu sierva durmiendo, y púsolo á su lado, y púsome á mi lado su hijo muerto.

Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió á decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.

El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto: y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.

sabes como mi padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las guerras que le cercaron, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.

Yo por tanto he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, como Jehová lo habló á David mi padre, diciendo: Tu hijo, que yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa á mi nombre.

Manda pues ahora que me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y yo te daré por tus siervos el salario que dijeres: porque sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los Sidonios.

Mis siervos la llevarán desde el Líbano á la mar; y yo la pondré en balsas por la mar hasta el lugar que me señalares, y allí se desatará, y la tomarás: y harás mi voluntad en dar de comer á mi familia.

Esta casa que edificas, si anduvieres en mis estatutos, é hicieres mis derechos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo tendré firme contigo mi palabra que hablé á David tu padre;

Yo he edificado casa por morada para ti, asiento en que habites para siempre.

Mas Jehová dijo á David mi padre: Cuanto á haber tenido en el corazón edificar casa á mi nombre, bien has hecho en tener tal voluntad;

Empero no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa á mi nombre.

Dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como , ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia á tus siervos, los que andan delante de ti de todo su corazón;

Que has guardado á tu siervo David mi padre lo que le dijiste: dijístelo con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como aparece este día.

Ahora pues, Jehová Dios de Israel, cumple á tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No faltará varón de ti delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, que anden delante de mí como has de

Ahora pues, oh Dios de Israel, verifíquese tu palabra que dijiste á tu siervo David mi padre.

Con todo, atenderás á la oración de tu siervo, y á su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo propicio el clamor y oración que tu siervo hace hoy delante de ti:

Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar.

Oye pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oraren en este lugar, también lo oirás en el lugar de tu habitación, desde los cielos: que oigas y perdones.

Cuando alguno hubiere pecado contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta casa;

oirás desde el cielo, y obrarás, y juzgarás á tus siervos, condenando al impío, tornando su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme á su justicia.

Cuando tu pueblo Israel hubiere caído delante de sus enemigos, por haber pecado contra ti, y á ti se volvieren, y confesaren tu nombre, y oraren, y te rogaren y suplicaren en esta casa;

Oyelos en los cielos, y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y vuélvelos á la tierra que diste á sus padres.

Cuando el cielo se cerrare, y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar, y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los hubieres afligido;

oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste á tu pueblo por heredad.

Toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, ó todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga de su corazón, y extendiere sus manos á esta casa;

oirás en los cielos, en la habitación de tu morada, y perdonarás, y obrarás, y darás á cada uno conforme á sus caminos, cuyo corazón conoces; (porque sólo conoces el corazón de todos los hijos de los hombres;)

Para que te teman todos los días que vivieren sobre la haz de la tierra que diste á nuestros padres.

Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras á causa de tu nombre,

(Porque oirán de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido,) y viniere á orar á esta casa;

oirás en los cielos, en la habitación de tu morada, y harás conforme á todo aquello por lo cual el extranjero hubiere á ti clamado: para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre

Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que los enviares, y oraren á Jehová hacia la ciudad que elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué á tu nombre,

oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás derecho.

Si hubieren pecado contra ti, (porque no hay hombre que no peque) y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautiven y lleven á tierra enemiga, sea lejos ó cerca,

Y si se convirtieren á ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren á ti hacia su tierra, que diste á sus padres, hacia la ciudad que elegiste y la casa que yo he edificado á tu no

oirás en los cielos, en la habitación de tu morada, su oración y su súplica, y les harás derecho;

Y perdonarás á tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se habrán contra ti rebelado; y harás que hayan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos:

Porque ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

Que tus ojos estén abiertos á la oración de tu siervo, y á la plegaria de tu pueblo Israel, para oirlos en todo aquello por lo que te invocaren:

Pues que los apartaste para ti por tu heredad de todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por mano de Moisés tu siervo, cuando sacaste á nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová.

Y díjole Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

Y si anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis derechos,

Yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé á David tu padre, diciendo: No faltará de ti varón en el trono de Israel.

Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría;

Mas yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto, que ni aun la mitad fué lo que se me dijo: es mayor tu sabiduría y bien que la fama que yo había oído.

Bienaventurados tus varones, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.

Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre á Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.

Y dijo Jehová á Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé el reino de ti, y lo entregaré á tu siervo.

Empero no lo haré en tus días, por amor de David tu padre: romperélo de la mano de tu hijo.

Sin embargo no romperé todo el reino, sino que daré una tribu á tu hijo, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalem que yo he elegido.

Y respondióle Faraón: ¿Por qué? ¿qué te falta conmigo, que procuras irte á tu tierra? Y él respondió: Nada; con todo, ruégote que me dejes ir.

Yo pues te tomaré á ti, y reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel.

Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos.

Y ellos le hablaron, diciendo: Si fueres hoy siervo de este pueblo, y lo sirvieres, y respondiéndole buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre.

Y díjoles: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos á este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?

Entonces los mancebos que se habían criado con él, le respondieron, diciendo: Así hablarás á este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo; mas disminúyenos algo: así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que

Y cuando todo el pueblo vió que el rey no les había oído, respondióle estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ­Israel, á tus estancias! ­Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fué

Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues á la faz de Jehová tu Dios, y ora por mí, que mi mano me sea restituída. Y el varón de Dios oró á la faz de Jehová, y la mano del rey se le recuperó y tornóse como antes.

Mas el varón de Dios dijo al rey: Si me dieses la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar;

Y yendo tras el varón de Dios, hallóle que estaba sentado debajo de un alcornoque: y díjole: ¿Eres el varón de Dios que viniste de Judá? Y él dijo: Yo soy.

Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como , y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Vuélvele contigo á tu casa, para que coma pan y beba agua. Empero mintióle.

Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al dicho de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito,

Sino que volviste, y comiste del pan y bebiste del agua en el lugar donde Jehová te había dicho no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.

Y toma en tu mano diez panes, y turrones, y una botija de miel, y ve á él; que te declare lo que ha de ser de este mozo.

Y rompí el reino de la casa de David, y te lo entregué á ti; y no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo derecho delante de mis ojos;

Alianza hay entre mí y ti, y entre mi padre y el tuyo: he aquí yo te envío un presente de plata y oro: ve, y rompe tu alianza con Baasa rey de Israel, para que me deje.

Pues que yo te levanté del polvo, y te puse por príncipe sobre mi pueblo Israel, y has andado en el camino de Jeroboam, y has hecho pecar á mi pueblo Israel, provocándome á ira con sus pecados;

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