25 Versículo de la Biblia sobre La adopción, la naturaleza de
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Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Dijo más Abram: He aquí no me has dado simiente, y he aquí el hijo de mi casa me hereda.
Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniera a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos;
Y cuando creció el niño, ella lo trajo a la hija del Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.
porque eres pueblo santo al SEÑOR tu Dios, y el SEÑOR te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra.
No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha codiciado el SEÑOR, y os ha escogido; porque vosotros erais los más insignificantes de todos los pueblos;
Porque tú eres nuestro padre, que Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce. Tú, SEÑOR, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.
Oíd esta palabra que ha hablado el SEÑOR contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, visitaré contra vosotros todas vuestras iniquidades.
que son israelitas, de los cuales es la adopción (como hijos), y la gloria, y los Pactos, y la data de la ley y el culto y las promesas;
Irán con lloro, mas con misericordias los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque seré a Israel por Padre, y Efraín será mi primogénito.
El hijo honró al padre, y el siervo a su señor; y si yo soy Padre, ¿qué es de mi honra? Y si soy Señor, ¿qué es de mi temor? dijo el SEÑOR de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi Nombre. Y diréis: ¿En qué hemos menospreciado tu Nombre?
Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.
Hijos sois del SEÑOR vuestro Dios: no os sajaréis, ni pondréis calva sobre vuestros ojos por muerto;
Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre.
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos; sea tu Nombre santificado. Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
el cual nos señaló desde antes el camino para ser adoptados en hijos por Jesús, el Cristo, en sí mismo, por el buen querer de su voluntad,
para que redimiera a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.
De manera que la ley fue ayo nuestro para llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe. Mas venida la fe, ya no estamos bajo la mano del ayo; porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en bienes celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él en caridad; el cual nos señaló desde antes el camino para ser adoptados en hijos por Jesús, el Cristo, en sí mismo, por el buen querer de su voluntad,Leer más.
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado;
Y di: Así dijo el Señor DIOS sobre Jerusalén: Tu habitación y tu raza fue de la tierra de Canaán; tu padre amorreo, y tu madre hetea. En cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para ablandarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas. No hubo ojo que se compadeciere de ti, para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste echada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.Leer más.
Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y te dije: En tus sangres vivirás; te dije: En tus sangres vivirás.
Por tanto, por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme a toda simiente, no solamente al que es de la ley, sino también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.
En él digo, en quien asimismo tuvimos herencia, quien nos señaló desde antes el camino conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad,
Y no sólo ellas, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, es a saber, la redención de nuestro cuerpo.
En el cual esperasteis también vosotros oyendo la Palabra de Verdad, el Evangelio de vuestra salud; en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, Que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria.
Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no es manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que si él apareciere, seremos semejantes a él, porque le veremos como él es.