19 Versículo de la Biblia sobre Perplejidad
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Y aconteció á la vela de la mañana, que Jehová miró al campo de los Egipcios desde la columna de fuego y nube, y perturbó el campo de los Egipcios.
Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré á todo pueblo donde tú entrares, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.
Deshace, oh Señor, divide la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
Jehová te herirá con locura, y con ceguedad, y con pasmo de corazón.
Jehová mezcló espíritu de vahido en medio de él; é hicieron errar á Egipto en toda su obra, como desatina el borracho en su vómito.
Y salieron los correos de priesa por mandato del rey, y el edicto fué dado en Susán capital del reino. Y el rey y Amán estaban sentados á beber, y la ciudad de Susán estaba conmovida.
Porque Herodes temía á Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le tenía respeto: y oyéndole, hacía muchas cosas; y le oía de buena gana.
Y oyó Herodes el tetrarca todas las cosas que hacía; y estaba en duda, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos;
Entonces el rey Belsasar fué muy turbado, y se le mudaron sus colores y alteráronse sus príncipes.
En aquel día, dice Jehová, heriré con aturdimiento á todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y á todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.
Mas ella, cuando le vió, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta.
Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto á ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
Y hecho este estruendo, juntóse la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua.
Y estaban todos atónitos y perplejos, diciendo los unos á los otros: ¿Qué quiere ser esto?
Y cuando oyeron estas palabras el pontífice y el magistrado del templo y los príncipes de los sacerdotes, dudaban en qué vendría á parar aquello.
Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron á la puerta.
Y yo, dudando en cuestión semejante, dije, si quería ir á Jerusalem, y allá ser juzgado de estas cosas.
Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperamos;
Querría cierto estar ahora con vosotros, y mudar mi voz; porque estoy perplejo en cuanto á vosotros.