'Cada' en la Biblia
Y su libación será la cuarta de un hin con cada cordero; derramarás libación de superior vino al SEÑOR en el santuario.
Es el holocausto del sábado en cada sábado, además del holocausto continuo y su libación.
y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, por presente con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, por presente con cada carnero;
y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda por presente con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida al SEÑOR.
Y sus libaciones de vino serán medio hin con cada becerro, y el tercio de un hin con cada carnero, y la cuarta de un hin con cada cordero. Esto será el holocausto de cada mes por todos los meses del año.
y su presente será de harina amasada con aceite; tres décimas con cada becerro, y dos décimas con cada carnero ofreceréis;
con cada uno de los siete corderos ofreceréis una décima;
Conforme a esto ofreceréis el pan de la ofrenda encendida en olor grato al SEÑOR cada uno de los siete días; se ofrecerá, además del holocausto continuo, con su libación.
y el presente de ellos, flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero,
con cada uno de los siete corderos una décima;
y el presente de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero,
y con cada uno de los siete corderos, una décima;
Y sus presentes, flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero,
y con cada uno de los siete corderos, una décima;
y los presentes de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada uno de los trece becerros, dos décimas con cada uno de los dos carneros,
y con cada uno de los catorce corderos, una décima;
Mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra.
Así fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil a punto de guerra.
Y Moisés los envió a la guerra; mil por cada tribu envió; y Finees, hijo de Eleazar sacerdote, fue a la guerra con los santos instrumentos, con las trompetas de sonar en su mano.
De la mitad, pues, para los hijos de Israel, Moisés tomó uno de cada cincuenta, así de las personas como de los animales, y los dio a los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo del SEÑOR; como el SEÑOR lo había mandado a Moisés.
Por lo cual hemos ofrecido al SEÑOR ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, vasos de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos, y cadenas, para reconciliar nuestras personas delante del SEÑOR.
(Porque los varones del ejército habían tomado botín cada uno para sí.)
No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad.
Y tomaréis de cada tribu un príncipe, para dividir la posesión de la tierra.
Y las ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que mucho tomaréis mucho, y del que poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.
para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los hijos de Israel se vinculará a la heredad de la tribu de sus padres.
Y cualquier hija que poseyere heredad de las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres.
Para que no ande la heredad rodando de una tribu a otra; mas cada una de las tribus de los hijos de Israel se vinculará a su heredad.
Y el dicho me pareció bien; y tomé doce varones de vosotros, un varón por cada tribu.
Entonces respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra el SEÑOR; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que el SEÑOR nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno de sus armas de guerra, y os preparasteis para subir al monte.
hasta que el SEÑOR dé reposo a vuestros hermanos, como a vosotros, y hereden también ellos la tierra que el SEÑOR vuestro Dios les da al otro lado del Jordán; entonces os volveréis cada uno a su heredad que yo os he dado.
No haréis como todo lo que nosotros hacemos aquí ahora, cada uno lo que bien le parece,
Indispensablemente diezmarás todo el producto de tu simiente, que rindiere tu campo cada año.
Al cabo de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás dentro de tus puertas.
Delante del SEÑOR tu Dios los comerás cada año, tú y tu casa, en el lugar que el SEÑOR escogiere.
Tres veces cada año parecerá todo varón tuyo delante del SEÑOR tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes cenceños, y en la fiesta solemne de las semanas, en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y no parecerá vacío delante del SEÑOR:
Cada uno con el don de su mano, conforme a la bendición del SEÑOR tu Dios, que te hubiere dado.
Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.
Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, de cada tribu uno.
Tomad del pueblo doce varones, de cada tribu uno,
Entonces Josué llamó doce varones, los cuales él había preparado de entre los hijos de Israel, de cada tribu uno;
y les dijo Josué: Pasad delante del arca del SEÑOR vuestro Dios por en medio del Jordán; y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel;
Y cuando tocaren prolongadamente el shofar de jubileo, así que oyereis la voz del shofar, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá debajo de sí; entonces el pueblo subirá cada uno en derecho hacia adelante.
Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron los shofarot; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído la voz del shofar, dio el pueblo el grito con gran vocerío, y el muro cayó a plomo. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
Señalad tres varones de cada tribu, para que yo los envíe, y que ellos se levanten, y anden la tierra, y la dibujen conforme a sus heredades, y vuelvan a mí.
Y estas ciudades estaban apartadas la una de la otra cada cual con sus ejidos alrededor de ellas; lo cual fue en todas estas ciudades.
y a diez príncipes con él; un príncipe de cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era cabeza de familia de sus padres entre los millares de Israel.
Y envió Josué al pueblo, cada uno a su heredad.
Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su herencia para poseer la tierra.
¿No han hallado despojos, y los están repartiendo? A cada uno una doncella, o dos; los despojos de colores para Sísara, los despojos bordados de colores; la ropa de color bordada de ambos lados, para el capitán de los que han tomado los despojos.
Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón: Con estos trescientos varones que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase todo el pueblo cada uno a su lugar.
Y tomada provisión para el pueblo en sus manos, con sus shofarot, envió a todos los otros israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle.
Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, le dio a cada uno de ellos un shofar en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros.
Mas los trescientos tocaban los shofarot; y el SEÑOR puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zerera, y hasta el término de Abel-mehola en Tabat.
Y les dijo Gedeón: Deseo haceros una petición, que cada uno me dé los zarcillos de su despojo. (Porque traían zarcillos de oro, que eran ismaelitas.)
Y ellos respondieron: De buena gana los daremos. Y tendiendo una ropa de vestir, echó allí cada uno los zarcillos de su despojo.
Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza; de manera que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa.
Y fue Sansón y cogió trescientas zorras, y tomando teas, y trabando aquellas por la cola, puso entre cada dos colas una tea.
Y vinieron a ella los cardinales de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y sabe en qué consiste su fuerza tan grande, y cómo lo podríamos vencer, para que le atemos y le atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.
Y aconteció que, apretándole ella cada día con sus palabras y moliéndolo, su alma fue reducida a mortal angustia.
En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía.
Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni nos apartaremos cada uno a su casa,
y tomaremos diez hombres de cada ciento por todas las tribus de Israel, y de cada mil ciento, y mil de cada diez mil, que lleven bastimento para el pueblo que irá contra Gabaa de Benjamín, para hacerles conforme a toda la locura que ha cometido en Israel.
Ahora bien, dijeron, he aquí cada año hay fiesta solemne del SEÑOR en Silo, que está al aquilón de Bet-el, y al nacimiento del sol al camino que sube de Bet-el a Siquem, y al mediodía de Lebona.
y estad atentos; y cuando viereis salir las hijas de Silo a bailar en corros, vosotros saldréis de las viñas, y arrebataréis cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, y os iréis a tierra de Benjamín.
Entonces los hijos de Israel se fueron también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí cada uno a su heredad.
En estos días no había rey en Israel: cada uno hacía lo que le parecía recto delante de sus ojos.
Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre: El SEÑOR haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.
Os conceda el SEÑOR que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas lloraron a voz en grito.
Y cuando venía el día, Elcana sacrificaba, y daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
Y así hacía cada año; cuando subía a la Casa del SEÑOR, la otra la enojaba así; por lo cual ella lloraba, y no comía.
Y le hacía su madre una túnica pequeña, y se la traía cada año, cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio acostumbrado.
Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.
Y el SEÑOR dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a su ciudad.
Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Y Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él algunos del ejército, el corazón de los cuales Dios había tocado.
Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel.
cuando se escogió tres mil de Israel; los dos mil estuvieron con Saúl en Micmas y en el monte de Bet-el, y los mil estuvieron con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió a todo el otro pueblo cada uno a sus tiendas.
Y así todos los de Israel descendían a los filisteos cada cual a amolar su reja, su azadón, su hacha, o su sacho,
Y juntando Saúl todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno era vuelta contra su compañero, y la mortandad era grande.
Y Saúl volvió a decir: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlos aquí, y comed; y no pecaréis contra el SEÑOR comiendo con sangre. Y trajo todo el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron allí.
Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto a aquel varón que sube? El sube para deshonrar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos la casa de su padre en Israel.
Entonces David dijo a sus criados: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada; también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.
Y el SEÑOR pague a cada uno su justicia y su lealtad; que el SEÑOR te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano sobre el ungido del SEÑOR.
Y moró David con Aquis en Gat, él y los suyos, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita, y Abigail, la que fue mujer de Nabal el del Carmelo.
Y David se quedó muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se esforzó en el SEÑOR su Dios.
Entonces todos los malos y los hijos de Belial de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Pues que no fueron éstos con nosotros, no les daremos de la presa que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y sus hijos; los cuales tomen y se vayan.
Y llevó también David consigo los varones que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.
Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y le metió su espada por el costado de su compañero, y cayeron a una; y fue llamado aquel lugar, Helcat-hazurim (la heredad de los fuertes), el cual está en Gabaón.
Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
Y cuando se afeitaba la cabeza (lo cual lo afeitaba al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo afeitaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos según el peso del rey.
Y David subió la cuesta de las olivas; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y lloraban mientras subían.
Tomando después a Absalón, le echaron en un gran foso en el bosque, y levantaron sobre él un montón muy grande de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a sus estancias.
Entonces se levantó el rey, y se sentó a la puerta; y fue declarado a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; mas Israel había huido, cada uno a sus estancias.
Y acaeció estar allí un varón de Belial que se llamaba Seba, hijo de Bicri, varón de Jemini, el cual tocó el shofar diciendo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad en el hijo de Jessé. Israel, ¡cada uno a sus estancias!
La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y la echaron a Joab. Y él tocó el shofar, y se esparcieron todos de la ciudad, cada uno a su estancia. Y Joab volvió al rey a Jerusalén.
Ellos entonces se espantaron, y se levantaron todos los convidados que estaban con Adonías, y se fue cada uno por su camino.
Y tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecer por un mes en el año.
Y la despensa de Salomón era cada día de treinta coros de flor de harina, y sesenta coros de harina.
Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.