'Esté' en la Biblia
Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
Y he aquí tu prima Elisabet, la que llamaban estéril, ella también ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella;
Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor era con él.
Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria.
Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, Éste es puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel; y por señal a la que será contradicho
Y todos daban testimonio de Él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es Éste el hijo de José?
Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra.
Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a murmurar, diciendo: ¿Quién es Éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
Y el siervo de un centurión, a quien éste tenía en estima, estaba enfermo y a punto de morir.
Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Éste es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti.
Y cuando vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Éste, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es Éste, que también perdona pecados?
Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?
Éste, cuando vio a Jesús, dio voces, y postrándose delante de Él, dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Y dijo Herodes: A Juan yo decapité; ¿quién, pues, será Éste, de quien yo oigo tales cosas? Y procuraba verle.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando viniere en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.
Y vino una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado; a Él oíd.
y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mí nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése será el más grande.
La reina del Sur se levantará en juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí uno mayor que Salomón en este lugar.
Los hombres de Nínive se levantarán en juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron; y he aquí uno mayor que Jonás en este lugar.
Mas os enseñaré a quién debéis temer: Temed a Aquél que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno: Sí, os digo: A Éste temed.
¡Hipócritas! Sabéis discernir la faz del cielo y de la tierra; ¿y cómo no discernís este tiempo?
En este mismo tiempo estaban allí unos que le contaban acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios.
Él entonces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que cave a su alrededor, y la estercole.
Cuando seas convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,
y el que te convidó a ti y a él, venga y te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tomar el último lugar.
diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Éste a los pecadores recibe, y con ellos come.
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Pero cuando vino éste, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has matado para él el becerro grueso.
Mas era necesario hacer fiesta y gozarnos, porque éste, tu hermano, muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él de que había disipado sus bienes.
Y alabó el señor al mayordomo injusto por haber hecho astutamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más astutos que los hijos de luz.
Y Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado, y tú atormentado.
porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Y el Señor dijo: Si tuviereis fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.
y se postró sobre su rostro a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
En aquel día, el que esté en la azotea, y sus pertenencias en casa, no descienda a tomarlas; y el que esté en el campo, igualmente, no vuelva atrás.
Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Y Él les dijo: Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán las águilas.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el mundo venidero la vida eterna.
Pero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.
E igualmente dijo a éste: Tú también sé sobre cinco ciudades.
diciendo: ¡Oh si hubieses conocido, aun tú, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.
Y volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también golpearon, y ultrajándole, le enviaron vacío.
Y volvió a enviar un tercer siervo; y ellos también a éste hirieron, y le echaron fuera.
Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: Éste es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este mundo se casan, y se dan en casamiento;
Pero ¡ay de las que estén encintas, y de las que amamanten en aquellos días! porque habrá gran angustia sobre la tierra, e ira sobre este pueblo.
y éste fue y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría.
Pero una criada le vio que estaba sentado al fuego, y observándole, dijo: Éste también con Él estaba.
Y como una hora después, otro afirmó, diciendo: Verdaderamente éste también estaba con Él, porque es galileo.
Y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado que Éste pervierte la nación; y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que Él mismo es Cristo; un Rey.
Y Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a la gente: Ninguna falta hallo en este hombre.
les dijo: Me habéis presentado a Éste como un hombre que pervierte al pueblo; y he aquí, yo, habiéndole interrogado delante de vosotros, no he hallado en este hombre falta alguna de aquellas cosas de que le acusáis.
Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: Fuera con Éste, y suéltanos a Barrabás.
Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho Éste? No he hallado culpa de muerte en Él; le castigaré, pues, y le soltaré.
Y había también sobre Él un título escrito con letras griegas, y latinas, y hebreas: ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas Éste ningún mal hizo.
Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
(Éste, no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de los judíos, y quien también esperaba el reino de Dios.
Éste fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.