'Mi' en la Biblia
Les dirás pues: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Volveos a mí, dijo el SEÑOR de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, dijo el SEÑOR de los ejércitos.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR: Yo me he tornado a Jerusalén con miseraciones; mi Casa será edificada en ella, dice el SEÑOR de los ejércitos, y línea de albañil será tendida sobre Jerusalén.
Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me envió.
Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi Casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza.
Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones de prodigio. He aquí, yo traigo a mi siervo, el Renuevo.
Entonces respondió y me habló, diciendo: Esta es Palabra del SEÑOR a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el SEÑOR de los ejércitos.
Yo la saqué, dijo el SEÑOR de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa, y la consumirá, con sus enmaderamientos y sus piedras.
Luego me llamó, y me habló diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del aquilón hicieron reposar mi Espíritu en la tierra del aquilón.
Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?
Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, yo salvo mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol;
Y seré defensa y amparo firme a mi Casa, del que va y del que viene; y no pasará más sobre ellos angustiador; porque ahora miré con mis ojos.
Porque he entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y yo visitaré los machos cabríos; mas el SEÑOR de los ejércitos visitará su rebaño, la Casa de Judá, y los tornará como su caballo de honor en la guerra.
Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se hará mención de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.
Así dijo el SEÑOR mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza;
E hice matar tres pastores en un mes, y mi alma se angustió por ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí.
Y tomé mi cayado Suavidad, y lo quebré, para deshacer mi pacto que concerté con todos los pueblos.
Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miran a mí, que era palabra del SEÑOR.
Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y apreciaron mi salario en treinta piezas de plata.
Y quebré el otro mi cayado, Ligaduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.
Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Mi fuerza son los moradores de Jerusalén en el SEÑOR de los ejércitos, su Dios.
Y derramaré sobre la Casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, Espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como quien se aflige sobre primogénito.
Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra, porque esto aprendí del hombre desde mi juventud.
Oh espada, despiértate sobre el pastor, y sobre el hombre compañero mío, dijo el SEÑOR de los ejércitos. Hiere al pastor, y se derramarán las ovejas; y tornaré mi mano sobre los chiquitos.
Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: El SEÑOR es mi Dios.
Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Azal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá; y vendrá el SEÑOR mi Dios, y todos sus santos con él.