'Oro' en la Biblia
Y entrando en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.
No os proveáis de oro, ni de plata, ni de cobre {para llevar} en vuestros cintos,
¿Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: ``No es nada el que alguno jure por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación."
¿Insensatos y ciegos!, porque ¿qué es más importante: el oro, o el templo que santificó el oro?
Entonces Jesús llegó* con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo* a sus discípulos: Sentaos aquí mientras yo voy allá y oro.
Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Dejándolos de nuevo, se fue y oró por tercera vez, diciendo otra vez las mismas palabras.
Se fue otra vez y oró, diciendo las mismas palabras.
Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!
Mas Pedro, haciendo salir a todos, se arrodilló y oró, y volviéndose al cadáver, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.
Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano.
Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado.
Cuando terminó de hablar, se arrodilló y oró con todos ellos.
Ahora bien, si sobre {este} fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,
Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.
Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos;
Ahora bien, en una casa grande no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y unos para honra y otros para deshonra.
el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual {había} una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto;
Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia,
Vuestro oro y vuestra plata se han oxidado, su herrumbre será un testigo contra vosotros y consumirá vuestra carne como fuego. Es en los últimos días que habéis acumulado tesoros.
Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.
para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;
sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas {como} oro o plata,
Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos,
Y me volví para ver {de quién era} la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candelabros de oro;
y en medio de los candelabros, {vi} a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
En cuanto al misterio de las siete estrellas que viste en mi {mano} derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.
Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: ``El que tiene las siete estrellas en su {mano} derecha, el que anda entre los siete candelabros de oro, dice esto:
te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver.
Y alrededor del trono {había} veinticuatro tronos; y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza.
Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.
Otro ángel vino y se paró ante el altar con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para que {lo} añadiera a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Y el aspecto de las langostas era semejante al de caballos dispuestos para la batalla, y sobre sus cabezas {tenían} como coronas que parecían de oro, y sus caras eran como rostros humanos.
El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que está delante de Dios,
Y el resto de la humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni andar;
Y miré, y he aquí una nube blanca, y sentado en la nube {estaba} uno semejante a hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada.
y salieron del templo los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino puro {y} resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
Entonces uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas del furor de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas, y tenía en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de las inmundicias de su inmoralidad,
cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino, púrpura, seda y escarlata; toda {clase de} maderas olorosas y todo objeto de marfil y todo objeto {hecho} de maderas preciosas, bronce, hierro y mármol;
diciendo: `` ¿Ay, ay, la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, púrpura y escarlata, y adornada de oro, piedras preciosas y perlas!,
Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.
El material del muro era jaspe, y la ciudad era {de} oro puro semejante al cristal puro.
Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.