'Rey' en la Biblia
- 1.Gé 14:1-Josué 12:21
- 2.Josué 12:22-1 Samuel 26:14
- 3.1 Samuel 26:15-2 Samuel 14:32
- 4.2 Samuel 14:33-2 Samuel 24:3
- 5.2 Samuel 24:4-1 Reyes 9:28
- 6.1 Reyes 10:3-1 Reyes 22:12
- 7.1 Reyes 22:13-2 Reyes 11:8
- 8.2 Reyes 11:10-2 Reyes 19:20
- 9.2 Reyes 19:32-1 Crónicas 27:25
- 10.1 Crónicas 27:31-2 Crónicas 20:15
- 11.2 Crónicas 20:35-2 Crónicas 35:18
- 12.2 Crónicas 35:19-Ester 1:10
- 13.Ester 1:11-Ester 9:2
- 14.Ester 9:3-Isaías 6:5
- 15.Isaías 7:1-Jeremías 27:18
- 16.Jeremías 27:20-Jeremías 46:26
- 17.Jeremías 48:15-Daniel 3:1
- 18.Daniel 3:2-Amós 2:1
- 19.Amós 7:1-Hebreos 11:23
- 20.Hebreos 11:27-Apocalipsis 19:16
Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria, y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para combatirla; mas no la pudieron tomar.
Subamos contra Judá, y aterroricémosla, y hagamos una brecha para nosotros, y pondremos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel:
Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, es decir, al rey de Asiria.
En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, es decir, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies; y aun la barba también quitará.
Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y madre mía, será quitada la fuerza de Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria.
por tanto, he aquí que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, a saber, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas;
Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
Pero acontecerá que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el monte de Sión, y en Jerusalén, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos.
que levantarás este proverbio sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo cesó el opresor, cómo cesó la ciudad del oro!
En el año que murió el rey Acaz fue esta carga:
Y entregaré a Egipto en manos de un señor cruel; y un rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
En el año que vino Tartán a Asdod, cuando le envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó.
así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los exiliados de Etiopía, a jóvenes y a viejos, desnudos y descalzos, y con las nalgas descubiertas para vergüenza de Egipto.
Y dirá en aquel día el morador de esta isla: ¡Mirad cuál es nuestra esperanza, a dónde acudimos por ayuda para ser libres de la presencia del rey de Asiria! ¿Y cómo escaparemos nosotros?
Y acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.
Porque Tofet ya de tiempo está dispuesta y preparada para el rey, Él la hizo profunda y ancha; cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende.
He aquí que en justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.
Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey, Él mismo nos salvará.
Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con grande ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino del campo del Lavador.
A los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en que confías?
He aquí que confías en este bordón de caña frágil, en Egipto, sobre el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y se la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.
Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
Entonces el Rabsaces se puso en pie, y gritó a grande voz en lengua judaica, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar.
Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
No escuchéis a Ezequías; porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo;
Mirad no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno a su tierra de la mano del rey de Asiria?
Pero ellos callaron y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.
Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, a quien su señor el rey de Asiria ha enviado para blasfemar al Dios vivo, y vituperará las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración por el remanente que aún ha quedado.
Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así dice Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.
Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que él ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió mensajeros a Ezequías, diciendo:
Diréis así a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
¿Dónde está el rey de Hamat, y el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena, y de Iva?
Entonces Isaías hijo de Amoz, envió a decir a Ezequías: Jehová Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,
Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni lanzará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará baluarte contra ella.
Entonces Senaquerib rey de Asiria partió, y fue y volvió, y habitó en Nínive.
Y te libraré, y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y fue sanado de su enfermedad.
En aquel tiempo Merodac-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque había oído que había estado enfermo, y que había convalecido.
Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.
De tus hijos que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
Presentad vuestra causa, dice Jehová; exponed vuestros argumentos, dice el Rey de Jacob.
Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey.
Así dice Jehová el Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta el mismo infierno.
La palabra de Jehová que vino a él en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado.
Fue asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.
Y me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la infiel Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí se prostituye.
Y será en aquel día, dice Jehová, que desfallecerá el corazón del rey, y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo, a causa de los que moran en tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me provocaron a ira con sus imágenes de talla y con vanidades extrañas?
¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti corresponde; porque entre todos los sabios de las naciones, y en todos sus reinos, no hay nadie como tú.
Mas Jehová es el Dios verdadero; Él es el Dios viviente y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.
Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria caerá de vuestras cabezas.
Y los entregaré a ser agitados por todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés hijo de Ezequías rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.
Porque así dice Jehová: He aquí yo te pondré en espanto, a ti y a todos tus amigos, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en mano del rey de Babilonia, y los trasportará a Babilonia, y los matará a espada.
Palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías, y a Sofonías sacerdote, hijo de Maasías, que le dijesen:
Pregunta ahora por nosotros a Jehová; porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros: quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.
Así dice Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con las cuales vosotros peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos, que os tienen sitiados fuera de la muralla, y yo los reuniré en medio de esta ciudad.
Y después, dice Jehová, entregaré a Sedequías rey de Judá, y a sus siervos, y al pueblo, y a los que quedaren en la ciudad de la pestilencia, y de la espada, y del hambre, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni se compadecerá de ellos, ni les tendrá misericordia.
Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.
Así dice Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra,
y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus criados, y tu pueblo que entran por estas puertas.
Porque así dice Jehová sobre la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como cabeza del Líbano; sin embargo te convertiré en un desierto, como ciudades deshabitadas.
Porque así dice Jehová, de Salum hijo de Josías, rey de Judá, que reina por Josías su padre, que salió de este lugar: No volverá acá más;
Por tanto así dice Jehová, de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay hermano mío! o ¡Ay hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay señor! o ¡Ay su grandeza!
Vivo yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuese anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría.
Y te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de los caldeos.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales levantaré a David un Renuevo justo, y un Rey reinará y prosperará, y hará juicio y justicia en la tierra.
Y Jehová me mostró dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová, después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a los príncipes de Judá, y a los artesanos y herreros de Jerusalén, y los había llevado a Babilonia.
Y como los malos higos, que de malos no se pueden comer, ciertamente así dice Jehová: De la misma manera daré a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes, y al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto.
Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor rey de Babilonia;
Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, vino a mí palabra de Jehová, y os he hablado, madrugando y dando aviso; mas no oísteis.
he aquí yo enviaré y tomaré todas las familias del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra, y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por espanto, y por escarnio, y por perpetua desolación.
Y toda esta tierra será puesta en desolación y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.
Y será que, cuando fueren cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, dice Jehová, y sobre la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.
a Faraón rey de Egipto, y a sus siervos, a sus príncipes, y a todo su pueblo;
y a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los otros; y a todos los reinos de la tierra que están sobre la faz de la tierra: y el rey de Sesac beberá después de ellos.
En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo:
Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de la casa del rey a la casa de Jehová; y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová.
Miqueas el morastita profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Sión será arada como un campo, y Jerusalén vendrá a ser montones, y el monte del templo en cumbres de bosque.
¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos pues nosotros tan grande mal contra nuestras almas?
Y oyó sus palabras el rey Joacim, y todos sus grandes, y todos sus príncipes, y el rey procuró matarle; lo cual entendiendo Urías, tuvo temor, y huyó, y se fue a Egipto:
Y el rey Joacim envió hombres a Egipto, a Elnatán hijo de Acbor, y otros hombres con él, a Egipto;
los cuales sacaron a Urías de Egipto, y lo trajeron al rey Joacim, y lo hirió a espada, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo.
En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
Y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías, rey de Judá.
Y ahora yo he dado todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan.
Y sucederá, que la nación y el reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, con espada y con hambre y con pestilencia castigaré a la tal gente, dice Jehová, hasta que los acabe yo por su mano.
Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.
Mas a las naciones que sometieren su cuello al yugo del rey de Babilonia, y le sirvieren, les dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrarán, y morarán en ella.
Y hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servid a él y a su pueblo, y vivid.
¿Por qué moriréis, tú y tu pueblo, a espada, de hambre, y pestilencia, según ha dicho Jehová a la gente que no sirviere al rey de Babilonia?
No escuchéis las palabras de los profetas que os hablan, diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.
No los escuchéis; servid al rey de Babilonia, y vivid: ¿por qué ha de ser desierta esta ciudad?
Y si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos, que los vasos que han quedado en la casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.
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