'Si' en la Biblia
- 1.Gé 4:7-Éx 16:4
- 2.Éx 18:23-Levítico 13:23
- 3.Levítico 13:25-Números 10:32
- 4.Números 11:15-Deuteronomio 25:7
- 5.Deuteronomio 25:8-1 Samuel 16:2
- 6.1 Samuel 16:5-1 Reyes 20:25
- 7.1 Reyes 20:32-Ester 8:5
- 8.Ester 9:13-Salmos 11:3
- 9.Salmos 13:4-Eclesiastés 11:6
- 10.Cantares 1:2-Jeremías 42:15
- 11.Jeremías 44:28-Malaquías 1:6
- 12.Malaquías 2:2-Marcos 3:13
- 13.Marcos 3:21-Lucas 13:5
- 14.Lucas 13:9-Juan 11:27
- 15.Juan 11:32-Hechos 27:39
- 16.Hechos 28:25-1 Corintios 9:12
- 17.1 Corintios 9:16-Gálatas 2:17
- 18.Gálatas 2:18-Hebreos 9:7
- 19.Hebreos 9:13-Apocalipsis 22:19
Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Si le dejamos así, todos creerán en Él; y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación.
Y esto no lo dijo de sí mismo; sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado orden, que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
Pero los fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada ganáis? He aquí el mundo se va tras Él.
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
Y si alguno oye mis palabras, y no cree, yo no le juzgo; porque no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
Si Dios es glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo; y en seguida le glorificará.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
En la casa de mi Padre muchas mansiones hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, mis palabras guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque mi Padre mayor es que yo.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Si alguno no permanece en mí, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis todo lo que quisiereis, y os será hecho.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como también yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Acordaos de la palabra que yo os dije: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa de su pecado.
Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora también ellos las han visto, y nos han aborrecido a mí y a mi Padre.
Pero yo os digo la verdad: Os es necesario que yo me vaya; porque si yo no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
Pero cuando el Espíritu de verdad venga, Él os guiará a toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber las cosas que han de venir.
Y ahora vengo a ti, y hablo estas cosas en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;
Le respondió Jesús: Si he hablado mal, da testimonio del mal; y si bien, ¿por qué me hieres?
Respondieron y le dijeron: Si Éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero ahora mi reino no es de aquí.
Los judíos respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo el Hijo de Dios.
Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a Éste sueltas, no eres amigo de César; cualquiera que se hace rey, se declara contra César.
Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será; para que se cumpliese la Escritura que dice: Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes. Esto, pues, hicieron los soldados.
Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo lo llevaré.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Vuelve a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Le responde: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis ovejas.
Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú sígueme.
Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo: No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?
Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, las cuales si se escribiesen una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.
Y viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? o ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?
Sí, y todos los profetas desde Samuel y en adelante, cuantos han hablado, también han predicho estos días.
Y habiendo ordenado que salieran del concilio, deliberaban entre sí,
Mas Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios:
Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.
Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del empadronamiento, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Éste también pereció; y todos los que le obedecían fueron dispersados.
Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá;
pero si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.
Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano; como el profeta dice:
Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón.
Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Te ruego ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo, o de algún otro?
Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
y pidió de él cartas para las sinagogas de Damasco, para que si hallase algunos de este Camino, ya fuesen hombres o mujeres, los trajese presos a Jerusalén.
Y después de muchos días, los judíos tomaron entre sí consejo para matarle;
Y mientras Pedro dudaba dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
Y llamando, preguntaron si Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí.
Así que, si Dios les dio el mismo don también como a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?
Y cuando pasaron la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salieron y pasaron una calle, y en seguida el ángel se apartó de él.
Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo en verdad que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.
Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron a ellos, diciendo: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos, diciendo: Si no os circuncidáis conforme a la costumbre de Moisés, no podéis ser salvos.
Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, y de sangre, y de estrangulado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
Y cuando fue bautizada, ella, y su familia, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa; y nos constriñó a quedarnos.
Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase algo; pues Él a todos da vida y aliento, y todas las cosas.
para que busquen al Señor, si en alguna manera, palpando, le hallen; si bien no está lejos de cada uno de nosotros.
Y cuando Pablo estaba por abrir su boca, Galión dijo a los judíos: Si se tratara de algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría.
Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas.
sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde la fiesta que viene, en Jerusalén; mas otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.
Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se hacen, y procónsules hay; acúsense unos a otros.
Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir.
Porque Pablo había determinado navegar adelante de Éfeso, por no detenerse en Asia; pues se apresuraba para, si le fuese posible, estar en Jerusalén el día de Pentecostés.
Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí.
Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen voto sobre sí:
Entonces vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú romano? Él dijo: Sí.
Y se levantó un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no peleemos contra Dios.
los cuales debían haber comparecido ante ti, y acusar, si contra mí tenían algo.
O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio,
Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este varón, acúsenle.
Porque si algún agravio, o alguna cosa digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo.
Y yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas.
los cuales saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más estricta secta de nuestra religión, he vivido fariseo.
Y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna de muerte ni de prisión, hace este hombre.
Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.
Y porque el puerto era incómodo para invernar, la mayoría acordaron zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, que es un puerto de Creta que mira hacia el nordeste y sudeste, e invernar allí.
Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.
Y cuando se hizo de día, no reconocían la tierra; mas veían una bahía que tenía playa, en la cual acordaron encallar, si pudiesen, la nave.
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- 1.Gé 4:7-Éx 16:4
- 2.Éx 18:23-Levítico 13:23
- 3.Levítico 13:25-Números 10:32
- 4.Números 11:15-Deuteronomio 25:7
- 5.Deuteronomio 25:8-1 Samuel 16:2
- 6.1 Samuel 16:5-1 Reyes 20:25
- 7.1 Reyes 20:32-Ester 8:5
- 8.Ester 9:13-Salmos 11:3
- 9.Salmos 13:4-Eclesiastés 11:6
- 10.Cantares 1:2-Jeremías 42:15
- 11.Jeremías 44:28-Malaquías 1:6
- 12.Malaquías 2:2-Marcos 3:13
- 13.Marcos 3:21-Lucas 13:5
- 14.Lucas 13:9-Juan 11:27
- 15.Juan 11:32-Hechos 27:39
- 16.Hechos 28:25-1 Corintios 9:12
- 17.1 Corintios 9:16-Gálatas 2:17
- 18.Gálatas 2:18-Hebreos 9:7
- 19.Hebreos 9:13-Apocalipsis 22:19