El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?

El SEÑOR es mi fortaleza, y mi canción, él me es por salud; éste es mi Dios, y a éste prepararé habitación; Dios de mi padre, y a éste ensalzaré.

El SEÑOR está por mí; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.

Por tanto tú alumbrarás mi lámpara el SEÑOR mi Dios alumbrará mis tinieblas.

El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; mas te será el SEÑOR por luz perpetua, y por tu gloria el Dios tuyo.

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque (mi) potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré de mis flaquezas, para que habite en mí la potencia de Cristo.

Te amaré, oh SEÑOR, fortaleza mía.

Porque sol y escudo nos es el SEÑOR Dios; gracia y gloria dará el SEÑOR; no quitará el bien a los que andan en integridad.

He aquí oh Dios, salud mía; me aseguraré, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH, el SEÑOR, el cual ha sido salud para mí.

Levántate, resplandece; que viene tu lumbre, y la gloria del SEÑOR ha nacido sobre ti.

De tal manera que digamos confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me hará el hombre.

cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, a la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;

El solamente es mi fuerte, y mi salud; es mi refugio, no resbalaré mucho.

El solamente es mi fuerte y mi salud; mi refugio, no resbalaré.

Mi fortaleza y mi canción es JAH, y él me ha sido por salud.

Te alabaré porque me has oído, y me fuiste por salud.

Venid, oh casa de Jacob, y caminemos a la luz del SEÑOR.

Y a mí dirá: Cierto en el SEÑOR está la justicia y la fuerza; hasta él vendrá; y todos los que se enojan contra él, serán avergonzados.

Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos, como humo; y la tierra se envejecerá, como ropa de vestir; y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salud será para siempre, y mi justicia no perecerá.

En gran manera me gozaré en el SEÑOR, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió de vestidos de salud, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia compuesta de sus joyas.

Yo empero esperaré al SEÑOR, esperaré al Dios de mi salud; el Dios mío me oirá.

Mas a vosotros los que teméis mi Nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.

Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, despierto, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

porque han visto mis ojos tu Salud,

y verá toda carne la Salud de Dios.

En el principio ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios.

Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.

Y les habló Jesús otra vez, diciendo: YO SOY la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida.

¿Pues qué diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién será contra nosotros?

Todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.

y clamaban a alta voz, diciendo: Salvación al que está sentado sobre el trono de nuestro Dios, y al Cordero.

Y la Ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella; porque la claridad de Dios la ha alumbrado, y el Cordero es su lámpara.

Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de lámpara, ni de lumbre de sol: porque el Señor Dios los alumbrará; y reinarán para siempre jamás.

Del SEÑOR es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.)

En el SEÑOR he confiado. ¿Cómo decís a mi alma: Escapa al monte cual ave?

Viva el SEÑOR, y bendito sea mi fuerte; y sea ensalzado el Dios de mi salud.

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, roca mía, y redentor mío.

El SEÑOR es mi fortaleza y mi escudo; en él esperó mi corazón, y fui ayudado; por tanto se gozó mi corazón, y con mi canción le alabaré.

Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Me devoran mis enemigos cada día; porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo.

Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salud. (Selah.)

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Todas Traducciones
Reina Valera 1909
Biblia del Jubileo 2000 (Grátis)
La Biblia de las Américas
La Nueva Biblia de los Hispanos
Spanish: Reina Valera Gómez
Spanish: Sagradas Escrituras 1569