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Y Ruth respondió: No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, iré yo; y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.
Y aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá, fue a peregrinar en los campos de Moab, él y su esposa, y sus dos hijos.
Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab, porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.
Y murieron también los dos, Mahalón y Quilión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.
los cuales tomaron para sí esposas de las mujeres de Moab, el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Ruth; y habitaron allí unos diez años.
Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.
Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre: Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.
Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido; las besó luego, y ellas alzaron su voz y lloraron.
Mas ellas alzando otra vez su voz, lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Ruth se quedó con ella.
Volveos, hijas mías, e idos; que yo ya soy vieja para ser para varón. Y aunque dijese: Esperanza tengo; y esta noche estuviese con marido, y aun diere a luz hijos;
Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías: ¿Para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos?
¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais vosotras de quedaros sin casar por amor de ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.
Así volvió Noemí, y con ella su nuera Ruth la moabita, la cual venía de los campos de Moab; y llegaron a Belén en el principio de la siega de las cebadas.
Entonces replicó Boaz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Ruth la moabita, esposa del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su heredad.
Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre tú y yo.
Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.
Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén. Y aconteció que entrando en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemí?
Yo me fui llena, mas vacía me ha vuelto Jehová. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?
Y cuando él se acostare, observa tú el lugar donde él se acuesta, e irás, y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que debes hacer.
Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, porque dañaría mi heredad; redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir.
Y he aquí que Boaz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga.
Y en tiempos pasados había esta costumbre en Israel tocante a la redención o contrato, que para confirmar cualquier asunto, uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y éste era el testimonio en Israel.
Y éstas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón;
Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén;
Y Boaz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy de que tomo todas las cosas que fueron de Elimelec, y todo lo que fue de Quilión y de Mahalón, de mano de Noemí.
Y Boaz dijo a su siervo el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?
Y Boaz le dijo a la hora de comer: Acércate aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació y le sobró.
Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea completa por Jehová Dios de Israel, que has venido a refugiarte bajo sus alas.
Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Ruth tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente redentor.
Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado.
Y el siervo, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven de Moab, que volvió con Noemí de los campos de Moab;
Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; pues has hecho mejor tu postrera gracia que la primera, no yendo tras los jóvenes, sean pobres o ricos.
Y que también tomo por mi esposa a Ruth la moabita, esposa de Mahalón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy.
Entonces Boaz dijo a Ruth: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas.
Después le dijo: Dame el lienzo que traes sobre ti, y sostenlo. Y sosteniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y las puso sobre ella; y ella se fue a la ciudad.
Y cuando Boaz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón de grano. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó.
Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que tú me reconozcas, siendo yo extranjera?
Ahora, pues, no temas, hija mía: yo haré contigo lo que me pidas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres una mujer virtuosa.
Y dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los finados. Y Noemí le dijo: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de nuestros redentores.
Y Ruth la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.
Y respondiendo Boaz, le dijo: Por cierto se me ha contado todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.
Y las vecinas le dieron un nombre, diciendo: A Noemí le ha nacido un hijo; y le llamaron Obed. Éste es el padre de Isaí, padre de David.
y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas: Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, menos un poco que se detuvo en casa.
Y aconteció, que a la media noche se estremeció aquel hombre, y palpó; y he aquí, la mujer que estaba acostada a sus pies.
Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, no siendo yo como una de tus criadas.
Y él será el restaurador de tu vida, y sustentará tu vejez; porque tu nuera, que te ama, y es de más valor para ti que siete hijos, lo ha dado a luz.
Y ahora, aunque es cierto que yo soy tu pariente redentor, con todo eso hay un pariente redentor más cercano que yo.
Y de la simiente que Jehová te diere de esta joven, sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá.
Te lavarás pues, y te ungirás, y te pondrás tu vestido y bajarás a la era; pero no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
Mira bien el campo que ellas siegan, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te toquen. Y si tuvieres sed, ve a los vasos, y bebe del agua que sacan los criados.
Y las mujeres decían a Noemí: Bendito sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente redentor, cuyo nombre será célebre en Israel.
y dejad caer algunos de los manojos, y la dejaréis que los recoja, y no la reprendáis.
Y espigó en el campo hasta la tarde, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada.
Y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿Y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido. Y ella contó a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Boaz.
Quédate esta noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, que te redima; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana.
Luego se levantó para espigar. Y Boaz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis;
¿No es Boaz nuestro pariente, con cuyas mozas tú has estado? He aquí que esta noche él avienta la parva de las cebadas.
y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la tomes delante de los que están aquí sentados, y delante de los ancianos de mi pueblo. Si quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, dímelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré.
Y cuando llegó a donde estaba su suegra, ésta le dijo: ¿Qué, pues, hija mía? Y ella le contó todo lo que aquel varón había hecho por ella.
Y Boaz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente redentor del cual Boaz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino, y se sentó.
y Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón;
Y ella durmió a sus pies hasta la mañana, y se levantó antes que alguno pudiese reconocer al otro. Y él dijo: Que no se sepa que vino mujer a la era.
y Salmón engendró a Boaz, y Boaz engendró a Obed;
Estuvo, pues, junto con las criadas de Boaz espigando, hasta que la siega de las cebadas y la de los trigos fue acabada; y habitó con su suegra.
Entonces Noemí dijo: Reposa, hija mía, hasta que sepas cómo termina esto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.
Luego dijo al pariente redentor: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec;
Entonces él tomó diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron.
El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su esposa Noemí; y los nombres de sus dos hijos eran, Mahalón y Quilión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y asentaron allí.
Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de quedar saciada, y se lo dio.
y Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab;
Y Ruth la moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega.
Y Noemí respondió a Ruth su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y no que te encuentren en otro campo.
Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: Para que no vayas a tu suegra con las manos vacías.
Y su suegra Noemí le dijo: Hija mía, ¿no he de buscarte un hogar, para que estés bien?
Y tenía Noemí un pariente de su marido, varón rico y poderoso, de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Boaz.
Boaz, pues, tomó a Ruth, y ella fue su esposa; y luego que entró a ella, Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo.
Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció por ventura, que la parte del campo era de Boaz, el cual era de la parentela de Elimelec.
Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.