42 Versículos de la Biblia sobre el amor fraternal
Versículos Más Relevantes
Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
Y nosotros tenemos este mandamiento de Él: Que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Permanezca el amor fraternal.
En todo tiempo ama el amigo; y el hermano nace para los tiempos de adversidad.
Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba; porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo el que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
«Cántico gradual: de David» ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios el Padre, y del Señor Jesucristo.
Honrad a todos. Amad la hermandad. Temed a Dios. Honrad al rey.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
En esto conocemos el amor de Dios, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano tener necesidad, y le cierra sus entrañas, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
Finalmente, hermanos, gozaos, sed perfectos, tened consolación, sed de una misma mente, tened paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.
Entonces respondiendo Él, les dijo: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios, y la ponen por obra.
En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo; todo el que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
Porque todo aquel que hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz a todos vosotros los que estáis en Cristo Jesús. Amén.
Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano, y juzga a su hermano, este tal habla mal de la ley, y juzga la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
Porque tenemos gran gozo y consolación en tu amor, de que por ti, oh hermano, han sido recreadas las entrañas de los santos.
Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo sobremanera, y el amor de cada uno de vosotros, abunda más y más de unos para con otros;
Y os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por el amor del Espíritu, que os esforcéis conmigo en oración por mí a Dios;
Porque vosotros, hermanos, a libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino por amor servíos los unos a los otros.
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; que como yo os he amado, así también os améis unos a otros.
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados por Dios el Padre y preservados en Jesucristo:
Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
Sí, hermano, góceme yo de ti en el Señor; recrea mis entrañas en el Señor.
Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no le podían hablar pacíficamente.
No como Caín, que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Hermanos, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal en espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
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