31 Versículo de la Biblia sobre el miedo

En la caridad no hay temor; mas la perfecta caridad echa fuera el temor; porque el temor tiene pena; de donde el que teme, no está completo en caridad.

Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.

Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.

y vuestro temor y vuestro pavor será sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se moverá en la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.

Lo que el impío teme, eso le vendrá; mas Dios da a los justos lo que desean.

El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; y la ciencia de lo santo es inteligencia.

El principio del conocimiento es el temor del SEÑOR; los locos despreciaron la sabiduría y el castigo.

No temas, que yo estoy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Y estuve yo con vosotros con flaqueza, y mucho temor y temblor.

El SEÑOR está por mí; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.

El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque se asiente campamento contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo en esto confío.

No tendrás temor del pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere;

No temeré de diez millares de gente, que pusieren cerco contra mí.

Tema al SEÑOR toda la tierra; teman de él todos los habitadores del mundo.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis oído, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, obrad vuestra salud con temor y temblor;

que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos

Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;

El Dios de Israel me ha dictado, el Fuerte de Israel habló): Señoreador de los hombres, justo señoreador en el temor de Dios.

Servid al SEÑOR con temor; y alegraos con temblor.

Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;

¿Y a quién reverenciaste y temiste? ¿Por qué mientes; que no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento? ¿No he disimulado desde tiempos antiguos, y nunca me has temido?