60 Versículo de la Biblia sobre La opresión, la actitud de Dios
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no agraviéis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.
No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes en el juicio al necesitado; porque el SEÑOR juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren.
Mas si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con exactitud hiciereis derecho entre el hombre y su prójimo, ni oprimiereis al peregrino, al huérfano, y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro; Os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? El que camina en justicia, el que habla rectitud, el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos de recibir soborno; el que tapa su oreja, por no oír sangre; el que aprieta sus ojos, por no ver cosa mala;
Juzgará los pobres del pueblo, salvará los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento.
¡Ay de los que establecen leyes injustas, y determinando prescriben tiranía, por apartar del juicio a los pobres, y por quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; por despojar las viudas, y robar a los huérfanos! ¿Y qué haréis en el día de la visitación? ¿Y a quién os acogeréis que os ayude, cuando viniere de lejos el asolamiento? ¿Y a dónde dejaréis vuestra gloria?
El que escarnece al pobre, afrenta a su Hacedor; y el que se alegra en la calamidad ajena, no quedará sin castigo.
Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia, y en perversidad, y sobre éstas edificasteis, por tanto, esta iniquidad os será como pared abierta que se va a caer, y como corcova en muro alto, cuya caída viene súbita y repentinamente.
Al padre y a la madre despreciaron en ti; al extranjero trataron con calumnia en medio de ti; al huérfano y a la viuda despojaron en ti.
Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no la convertiré; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos.
Por tanto, puesto que vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo; edificasteis casas de sillares, mas no las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el vino de ellas.
¡Ay de los que piensan iniquidad, y de los que fabrican el mal en sus camas! Cuando viene la mañana lo ponen en obra, porque tienen en su mano el poder. Y codiciaron las heredades, y las robaron; y casas, y las tomaron; oprimieron al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad. Por tanto, así dijo el SEÑOR: He aquí, yo pienso sobre esta familia un mal, del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo.
¡Ay de la ciudad de sangre, toda llena de mentira y de rapiña, no se aparta de ella el robo!
Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; pero el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo. Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras.
El SEÑOR es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.
que hace derecho al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.
El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo con los príncipes; y hace que tengan por heredad trono de gloria. Porque del SEÑOR son las columnas de la tierra, y él asentó sobre ellas el mundo.
el que hace derecho a los agraviados; el que da pan a los hambrientos; el SEÑOR, el que suelta a los aprisionados; el SEÑOR es el que abre los ojos a los ciegos; el SEÑOR, el que endereza a los agobiados; el SEÑOR, el que ama a los justos. El SEÑOR, el que guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda levanta; y el camino de los impíos trastorna.
Y será el SEÑOR refugio al humilde, refugio para el tiempo de angustia.
El deseo de los humildes oíste, oh SEÑOR; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído; para juzgar al huérfano y al pobre; no volverá más a hacer violencia el hombre de la tierra.
Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice el SEÑOR: Yo pondré en salvo al que el impío enlaza.
Padre de huérfanos y defensor de viudas, es Dios en la morada de su santuario;
Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron cautivos, se los retuvieron; no los quisieron soltar. El redentor de ellos es el Fuerte; el SEÑOR de los ejércitos es su Nombre; de cierto abogará la causa de ellos, para hacer reposar la tierra, y turbar a los moradores de Babilonia.
Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta.
Y dijo el SEÑOR: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; por lo cual yo he entendido sus dolores. Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios; yo los sacaré de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo, y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido ahora delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.
Entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos esclavos de Faraón en Egipto, y el SEÑOR nos sacó de Egipto con mano fuerte;
Todos mis huesos dirán: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al pobre del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
Y clamaron al SEÑOR en su angustia, los libró de sus aflicciones.
Mas clamaron al SEÑOR en su angustia; y los salvó de sus aflicciones.
No digas, yo me vengaré; espera al SEÑOR, y él te salvará.
Y será que en el día que el SEÑOR te diera reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, entonces levantarás esta parábola sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo cesó el opresor, cómo cesó la ciudad codiciosa del oro!
Y a los que te despojaron, haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con mosto; y toda carne conocerá que yo soy el SEÑOR, Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
He visto, he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído el gemido de ellos, y he descendido para librarlos. Ahora pues, ven, te enviaré a Egipto.
Levántate, oh SEÑOR Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes.
Y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, porque aquel tenía novecientos carros herrados; y había afligido en gran manera a los hijos de Israel por veinte años.
Y los hijos de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá, y contra Benjamín, y la casa de Efraín; y fue Israel en gran manera afligido. Y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos abandonado a nuestro Dios, y servido a los baales.
si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la Casa que he edificado a tu Nombre; tú oirás desde los cielos, desde la morada de su habitación, su oración y su ruego, y harás su juicio, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé, hasta que pasen los quebrantos.
Entre delante de ti el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte.
Haced derecho al pobre y al huérfano; haced justicia al pobre y al menesteroso. Librad al pobre y al menesteroso; libradlo de mano de los impíos.
SEÑOR, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate. Ensálzate, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios. ¿Hasta cuándo los impíos, oh SEÑOR, hasta cuándo, se gozarán los impíos?Leer más.
¿Pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los que obran iniquidad? A tu pueblo, oh SEÑOR, quebrantan, y a tu heredad afligen. A la viuda y al extranjero asesinan, y a los huérfanos quitan la vida. Y dijeron: No verá JAH; y No lo tendrá en cuenta el Dios de Jacob.
Y clamaban a alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?
Mas a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los que estaban presos los oían.
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tuvo sed de Dios, del Dios vivo. ¡Cuándo vendré, y compareceré delante de Dios! Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me decían todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Si anduviere yo por medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará.
Porque nuestra tribulación, que al presente es momentáneo y leve, nos obra en sobremanera un alto y eterno peso de gloria;
antes teniéndonos en todas las cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos;
Y por eso los que son afligidos según la voluntad de Dios, encomiéndenle sus almas, como a fiel Creador, haciendo bien.
Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.
Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás los granos caídos de tu viña; para el pobre y para el extranjero los dejarás. YO SOY vuestro Dios.
Cuando segares tu mies en tu tierra, y olvidares alguna gavilla en el campo, no volverás a tomarla; del extranjero, o del huérfano, o de la viuda será; para que te bendiga el SEÑOR tu Dios en toda obra de tus manos. Cuando sacudieres tus olivas, no recorrerás las ramas tras ti; del extranjero, del huérfano, y de la viuda será. Cuando vendimiares tu viña, no rebuscarás tras ti; del extranjero, del huérfano, y de la viuda será.
Abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los hijos de muerte. Abre tu boca, juzga justicia, y el derecho del pobre y del menesteroso.
Entonces invocarás, y oirás al SEÑOR; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad: Y si derramares tu alma al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía;
Así dijo el SEÑOR: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis, ni robéis al extranjero, ni al huérfano, ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.
Así habló el SEÑOR de los ejércitos, diciendo: Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y compasión cada cual con su hermano;
Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha;
Entonces el Rey dirá a los que estarán a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui huésped, y me recogisteis; desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.Leer más.
Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿O sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿O desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?