33 Versículos de la Biblia sobre las preocupaciones

Así que, no os acongojéis por lo de mañana; que el mañana traerá su congoja: basta al día su aflicción.

echando toda vuestra solicitud en él; porque él tiene cuidado de vosotros.

Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en todo con oración y ruego y acción de gracias.

Mas ¿quién de vosotros podrá, acongojándose, añadir a su estatura un codo?

pero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto.

Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?

Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar.

No os acongojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos?

Echa sobre el SEÑOR tu carga, y él te sustentará; nunca permitará que resbale el justo.

Y cuando os trajeren a las sinagogas, y a los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo o qué hayáis de responder, o qué habréis de decir;

El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; mas la buena palabra lo alegra.

Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del loco.

¿Y quién de vosotros podrá con su afán añadir a su estatura un codo?

Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Poned pues en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder;

Quita pues la tristeza de tu corazón, y aparta el mal de tu carne; porque la niñez y la juventud son vanidad.

Beban, y se olviden de su necesidad, y de su miseria no se acuerden más.

Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?

Hay diferencia entre la mujer casada y la virgen, La mujer no casada tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su marido.

En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.

Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, cuidadosa estás, y con las muchas cosas estás turbada;

Quisiera, pues, que estuvierais sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor;

Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto a perfección.

Tsade Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.

Y cuando os trajeren para entregaros, no premeditéis qué habéis de decir, ni lo penséis; mas lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?

pero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer.

Y por el vestido ¿por qué os acongojáis? Aprended de los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan;

Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco; mas al rico no lo deja dormir la abundancia.

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas tenéis necesidad.

No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa;