17 Versículo de la Biblia sobre recibir a Jesús como un invitado
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"Yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.
Mientras iban ellos de camino, Jesús entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta Lo recibió en su casa.
Jesús le respondió: ``Si alguien Me ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
fui extranjero, y no Me recibieron; estaba desnudo, y no Me vistieron; enfermo, y en la cárcel, y no Me visitaron.'
Al ver {esto,} todos murmuraban: ``Ha ido a hospedarse con un hombre pecador."
Y estando El sentado {a la mesa} en la casa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron {a la mesa} con Jesús y Sus discípulos.
Y sucedió que estando Jesús sentado {a la mesa} en casa de Leví (Mateo), muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y Sus discípulos; porque había muchos de ellos que Lo seguían.
Leví Le ofreció un gran banquete en su casa, y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados {a la mesa} con ellos.
Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, se acercó a El una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramó sobre Su cabeza cuando estaba sentado {a la mesa.}
Estando El en Betania, sentado {a la mesa} en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; {y} rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
Entonces Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Betania donde estaba Lázaro, al que Jesús había resucitado de entre los muertos. Y Le hicieron una cena allí, y Marta servía; pero Lázaro era uno de los que estaban {a la mesa} con El. Entonces María, tomando unos 300 gramos de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.
Uno de los Fariseos pidió a Jesús que comiera con él; y entrando El en la casa del Fariseo, se sentó {a la mesa.} Había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado {a la mesa} en casa del Fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y poniéndose detrás {de El} a Sus pies, llorando, comenzó a regar Sus pies con lágrimas y {los} secaba con los cabellos de su cabeza, besaba Sus pies y {los} ungía con el perfume.Leer más.
Pero al ver {esto} el Fariseo que Lo había invitado, dijo para sí: ``Si Este fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que Lo está tocando, que es una pecadora." Y Jesús le dijo: ``Simón, tengo algo que decirte."``Di, Maestro," le contestó. ``Cierto prestamista tenía dos deudores; uno {le} debía 500 denarios (salario de 500 días) y el otro cincuenta; "{y} no teniendo ellos con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, lo amará más?" ``Supongo que aquél a quien le perdonó más," respondió Simón. Y Jesús le dijo: ``Has juzgado correctamente." Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: `` ¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa {y} no Me diste agua para Mis pies, pero ella ha regado Mis pies con sus lágrimas y {los} ha secado con sus cabellos. "No Me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar Mis pies. "No ungiste Mi cabeza con aceite, pero ella ungió Mis pies con perfume. "Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama." Entonces Jesús le dijo a la mujer: ``Tus pecados han sido perdonados." Los que estaban sentados {a la mesa} con El comenzaron a decir entre sí: `` ¿Quién es Este que hasta perdona pecados?"
Y aconteció que un día de reposo, Jesús entró para comer en casa de uno de los principales de los Fariseos, y ellos Lo estaban observando cuidadosamente.
Y ellos Le insistieron, diciendo: ``Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado." Y entró a quedarse con ellos.
Uno de los Fariseos pidió a Jesús que comiera con él; y entrando El en la casa del Fariseo, se sentó {a la mesa.}
Antes bien, vístanse del Señor Jesucristo, y no piensen en proveer para las lujurias de la carne.