'Al' en la Biblia
Y les señaló el rey ración para cada día de la ración de la comida del rey, y del vino de su beber; y que los criara tres años, para que al fin de ellos estuvieran delante del rey.
Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse en la ración de la comida del rey ni en el vino de su beber; pidió por tanto al príncipe de los eunucos licencia de no contaminarse.
Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más gordo de carne, que los otros muchachos que comían de la ración de la comida del rey.
Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajeran, el príncipe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.
Y mandó el rey llamar a magos, astrólogos, encantadores, y caldeos, para que mostraran al rey sus sueños. Los cuales vinieron, y se presentaron delante del rey.
Y los caldeos hablaron al rey en siriaco: Rey, para siempre vive: di el sueño a tus siervos, y mostraremos la declaración.
Y Daniel entró, y pidió al rey que le diera tiempo, y que él mostraría al rey la declaración.
Entonces el misterio fue revelado a Daniel en visión de noche; por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo.
Después de esto Daniel entró a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia; fue, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame delante del rey, que yo le mostraré al rey la declaración.
Entonces Arioc llevó prestamente a Daniel delante del rey, y le dijo así: Un varón de los transportados de Judá he hallado, el cual declarará al rey la interpretación.
Respondió el rey, y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltasar: ¿Podrás tú hacerme entender el sueño que vi, y su declaración?
Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey.
Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer al cabo de días. Tu sueño, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama, es esto:
Y a mí me ha sido revelado este misterio, no por sabiduría que en mí haya, más que en todos los vivientes, sino para que yo notifique al rey la declaración, y que entendieras los pensamientos de tu corazón.
De la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, que no con manos, desmenuzó al hierro, al bronce, al tiesto, a la plata, y al oro; el Dios grande mostró al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueño es verdadero, y fiel su declaración.
al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento musical, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado:
Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, todos los pueblos, naciones, y lenguas, se postraron, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.
Tú, oh rey, pusiste ley que todo hombre al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento musical, se postrara y adorara la estatua de oro:
Sadrac, Mesac, y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos de responderte sobre este negocio.
Entonces Nabucodonosor se espantó, y se levantó aprisa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No echamos tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey.
Respondió él y dijo: He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos; y el parecer del cuarto es semejante al hijo de Dios.
Por sentencia de los centinelas se acuerda el negocio, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.
Al cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,
Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fue vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es sempiterno, y su Reino por todas las edades.
Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y a los que andan con soberbia, puede humillar.
Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, y no pudieron leer la escritura, ni mostrar al rey su declaración.
en tu reino hay un varón, en el cual mora el espíritu del santo Dios; y en los días de tu padre se halló en él lumbre e inteligencia y sabiduría, como conocimiento de Dios, al cual el rey Nabucodonosor, tu padre, constituyó príncipe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos, y adivinos: así hizo el rey tu padre,
por cuanto fue hallado en él mayor espíritu, conocimiento, y entendimiento, declarando sueños, desatando preguntas, y soltando dudas, es a saber, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te mostrará la declaración.
Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y tus presentes dalos a otro. La escritura yo la leeré al rey, y le mostraré la declaración.
Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue puesto con las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer, como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío del cielo, hasta que conoció que el Altísimo Dios se enseñorea del reino de los hombres, y que pondrá sobre él al que quisiere.
y contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su Casa, y tú y tus príncipes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos: además de esto, a dioses de plata, de oro, de bronce, de hierro, de madera, y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza; y al Dios en cuya mano está tu alma, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cenadero que estaban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de la cautividad de los judíos, no ha hecho cuenta de ti, oh rey, ni del edicto que confirmaste; antes tres veces al día hace su petición.
El rey, por tanto, se levantó de mañana al amanecer, y fue aprisa al foso de los leones.
Y mandándolo el rey fueron traídos aquellos varones que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones, ellos, sus hijos, y sus mujeres; y aún no habían llegado al suelo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos, y quebrantaron todos sus huesos.
Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se puso al lado, y tenía tres costillas entre sus dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne.
y que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al santo pueblo del Altísimo; Su Reino, será Reino eterno, y todos los señoríos le servirán y escucharán.
Vi en visión, (y aconteció cuando la vi, que yo estaba en Susa, que es cabecera del reino en la provincia de Persia;) así que vi en aquella visión, estando junto al río Ulai,
Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte, y al mediodía, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapara de su mano; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.
Y vino hasta el carnero que tenía los dos cuernos, al cual había yo visto que estaba delante del río, y corrió contra él con la ira de su fortaleza.
Y lo vi que llegaba junto al carnero, y se levantó contra él, y lo hirió, y quebró sus dos cuernos, porque en el carnero no había fuerzas para parar delante de él; lo derribó por tanto en tierra, y lo holló; ni hubo quien librara al carnero de su mano.
Y del primero de ellos salió un cuerno pequeño, el cual creció mucho al mediodía, y al oriente, y hacia la tierra deseable.
Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y caí sobre mi rostro; y él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque al tiempo señalado se cumplirá la visión.
Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir en el fin de la ira, porque al tiempo señalado se cumplirá.
Y al cabo del imperio de éstos, cuando los prevaricadores están en su colmo, se levantará un rey altivo de rostro, y entendido en enigmas.
Y su fortaleza se fortalecerá, mas no con fuerza suya, y destruirá maravillosamente, y prosperará; y hará a su voluntad, y destruirá fuertes y al pueblo de los santos.
en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años, del cual habló el SEÑOR al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalén en setenta años.
Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio, y ceniza.
Y oré al SEÑOR mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;
aún estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio, volando con vuelo, me tocó como a la hora del sacrificio de la tarde.
Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende, pues, la palabra, y entiende la visión.
Y dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Porque luego tengo que volver para pelear con el príncipe de Persia; y al salir yo, luego viene el príncipe de Grecia.
Mas al cabo de algunos años se concertarán, y la hija del rey del mediodía vendrá al rey del norte para hacer los conciertos; mas no tendrá fuerza de brazo; ni permanecerá él, ni su brazo; porque ella será entregada, y los que la habían traído, y su padre, y los que estaban de su parte en aquel tiempo.
Mas del renuevo de sus raíces se levantará uno sobre su silla, y vendrá al ejército, y entrará en la fortaleza del rey del norte, y hará en ellos a su voluntad, y predominará.
Y el rey del norte volverá a poner en campo mayor multitud que la primera, y al cabo del tiempo de algunos años vendrá a gran prisa con gran ejército y con muchas riquezas.
Y sucederá en su lugar un vil, al cual no darán la honra del Reino: vendrá empero con paz, y tomará el reino con halagos.
Al tiempo señalado tornará al mediodía; mas no será la postrera venida como la primera.
Mas honrará en su lugar al dios Mauzim, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro, plata, y piedras preciosas, y con cosas de gran precio.
Pero al cabo del tiempo el rey del mediodía se acorneará con él; y el rey del norte levantará contra él tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchos navíos; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará.
Y yo, Daniel, miré, y he aquí otros dos que estaban, el uno a este lado a la orilla del río, y el otro al otro lado a la orilla del río.
Y dijo uno al Varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas?
Y oía al Varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el Viviente en los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad. Y cuando se acabare el esparcimiento del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.
Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte (o en tu herencia) al fin de los días.