'Cesar' en la Biblia
Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su obra? Idos a vuestras tareas.
Dijo también el Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de sobre mí, para que no mueran.
Dije: Los quebrantará en pedazos, haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,
Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿Te han puesto a ti por consejero del rey? Déjate de eso, ¿por qué quieres que te maten? Y al cesar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha acordado destruirte, porque has hecho esto, y no escuchaste mi consejo.
Entonces, cuando el traslado de la carta del rey Artajerjes fue leído delante de Rehum, y de Simsai escriba, y sus compañeros, fueron prestamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y fuerza.
Mas los ojos de su Dios fueron sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el negocio viniera a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.
Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos, y los matemos, y hagamos cesar la obra.
De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos, para hacer cesar al enemigo, y al que se venga.
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
Vuélvenos, oh Dios, salud nuestra, y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
Hiciste cesar su claridad, y echaste su trono por tierra.
Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador; la canción hice cesar.
Visión dura me ha sido mostrada. Para un prevaricador otro prevaricador; y para un destructor otro destructor. Sube, Elam; cerca, Media. Todo su gemido hice cesar.
Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de la plazas de Jerusalén, voz de gozo y voz de alegría, voz de esposo y voz de esposa; porque la tierra será en desierto.
Porque así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo haré cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda voz de gozo y toda voz de alegría, toda voz de esposo y toda voz de esposa.
Y será cortada la alegría y el regocijo de los campos labrados, y de la tierra de Moab; y haré cesar el vino de los lagares; no pisarán con canción; la canción no será canción.
Y haré cesar de Moab, dice el SEÑOR, quien sacrifique en altar, y quien ofrezca sahumerio a sus dioses.
Traeré, por tanto, los más malos de todos los gentiles, los cuales poseerán sus casas; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
Diles por tanto: Así dijo el Señor DIOS: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este dicho en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión.
Y quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios a ojos de muchas mujeres; y te haré cesar de ser ramera, ni tampoco darás más don.
Y haré cesar de ti tu suciedad, y tu fornicación de la tierra de Egipto; ni más levantarás a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
Y haré cesar la lujuria de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestra suciedad.
Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus vihuelas.
Así dijo el Señor DIOS: Haré cesar la multitud de Egipto por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Así dijo el Señor DIOS: Destruiré también las imágenes, y haré cesar los ídolos de Menfis; y no habrá más príncipe de la tierra de Egipto, y en la tierra de Egipto pondré temor.
Y estableceré con ellos pacto de paz, y haré cesar de la tierra las malas bestias; y habitarán en el desierto seguramente, y dormirán en los bosques.
En una semana (son ya setenta) confirmará el pacto por muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y el presente; y a causa de la multitud de las abominaciones vendrá desolamiento, hasta que perfecto acabamiento se derrame sobre el pueblo abominable.
Y le dijo el SEÑOR: Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo visitaré la sangre de Jezreel sobre la casa de Jehú, y haré cesar el reino de la Casa de Israel.
Y haré cesar todo su gozo, su fiesta, su nueva luna y su sábado, y todas sus festividades.
Dinos pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
Ellos le dicen: De César. Y les dijo: Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, ya sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras a la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
Y ellos se la trajeron y les dice: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Pagad lo que es de César a César; y lo que es de Dios, a Dios. Y se maravillaron de ello.
Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuera empadronada.
Y en el año quince del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,
¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?
Mostradme un denario. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y lo que es de Dios, a Dios.
Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte la nación, y que veda dar tributo a César, diciendo que él es Cristo, un Rey.
Desde entonces procuraba Pilato soltarle; mas los Judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; cualquiera que se hace rey, a César contradice.
Pero ellos dieron voces: Quita, quita, cuélguenle de un madero. Les dice Pilato: ¿A vuestro Rey he de colgar de un madero? Respondieron los sumos sacerdotes: No tenemos rey sino a César.
Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, señaló por el Espíritu, que había de haber una gran hambre en toda la redondez de la tierra; la cual hubo en tiempo de Claudio César.
Así que, Pedro era guardado en la cárcel; y la Iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos hacen contra los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
dando Pablo razón: Que ni contra la ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra César he pecado en nada.
Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde conviene que sea juzgado. A los judíos no he hecho injuria alguna, como tú sabes muy bien.
Porque si alguna injuria, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir; mas si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede darme a ellos. A César apelo.
Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: ¿A César has apelado? A César irás.
Mas apelando Pablo a ser guardado al conocimiento de Augusto, mandé que le guardaran hasta que le enviara a César.
Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser suelto, si no hubiera apelado a César.
diciendo: Pablo, no temas; es necesario que seas presentado delante de César; y he aquí, Dios te ha dado a todos los que navegan contigo.
Mas contradiciendo los judíos, fui forzado a apelar a César; no que tenga de qué acusar a mi nación.
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el Evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
Todos los santos os saludan, y mayormente los que son de la casa del César.
sin cesar acordándonos de la obra de vuestra fe, y del trabajo y caridad, y del esperar con la esperanza del Señor nuestro, Jesús el Cristo, delante del Dios y Padre nuestro.
Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que habiendo recibido de nosotros la palabra para oír de Dios, la recibisteis no como palabra de hombres, sino (como a la verdad lo es) como palabra de Dios, la cual obra en vosotros los que creisteis.
Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día;
teniendo los ojos llenos de adulterio, y no saben cesar de pecar; cebando las almas inconstantes; teniendo el corazón ejercitado en codicias, siendo hijos de maldición;