'Discípulos' en la Biblia
Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
Y viendo la multitud, subió en el monte; y sentándose, le acercaron a él sus discípulos.
Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre a mi padre.
Y entrando él en un barco, sus discípulos le siguieron.
Y acercándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
Y aconteció que estando él sentado a la mesa en su casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Y viendo esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Entonces los discípulos de Juan vinieron a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echaran fuera, y sanaran toda enfermedad y toda flaqueza.
Y fue, que acabando Jesús de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,
En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en día de sábado; y sus discípulos tenían hambre, y comenzaron a coger espigas, y a comer.
Y viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.
Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino a casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron las nuevas a Jesús.
Y cuando fue la tarde del día, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado; despide la multitud, para que se vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.
Y mandando a la multitud recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes los dio a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
Luego Jesús hizo a sus discípulos entrar en un barco, e ir delante de él al otro lado del lago, entre tanto que él despedía a la multitud.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y dieron voces de miedo.
¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos, oyendo esta palabra, se ofendieron?
Mas él no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.
Y Jesús llamando a sus discípulos, dijo: Tengo misericordia de la multitud, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, para que no desmayen en el camino.
Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?
Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, partió y dio a sus discípulos; y los discípulos a la multitud.
Y viniendo sus discípulos del otro lado del lago, se habían olvidado de tomar pan.
Y viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijeran que él era Jesús, el Cristo.
Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le convenía ir a Jerusalén, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
Y oyendo esto los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera.
Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen, pues, los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Los discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista.
Y lo he presentado a tus discípulos, y no le han podido sanar.
Entonces, acercándose los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera?
En aquel tiempo se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el Reino de los cielos?
Le dicen sus discípulos: Si así es el negocio del hombre con su mujer, no conviene casarse.
Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos, y orara; y los discípulos les riñeron.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que el rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos.
Mas sus discípulos, oyendo estas cosas, se espantaron en gran manera, diciendo: ¿Quién pues podrá ser salvo?
Y subiendo Jesús a Jerusalén, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:
Y como se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de las Olivas, entonces Jesús envió dos discípulos,
Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
Y viendo esto los discípulos, maravillados decían: ¡Cómo se secó luego la higuera!
Y envían a él los discípulos de ellos, con los de Herodes, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.
Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos,
Y salido Jesús, se iba del Templo; y se acercaron sus discípulos, para mostrarle los edificios del Templo.
Y sentándose él en el Monte de las Olivas, se acercaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Y aconteció que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos:
Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto?
Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la Pascua?
Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa haré la Pascua con mis discípulos.
Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la Pascua.
Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y habiendo dado gracias, lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. Esto es mi cuerpo.
Le dice Pedro: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.
Y vino a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?
Entonces vino a sus discípulos y les dice: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole.
Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; para que no vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.
E id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos; y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis; he aquí, os lo he dicho.
Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y yendo a dar las nuevas a sus discípulos,
diciendo: Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros.
Mas los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Y aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y con sus discípulos; porque había muchos, y le habían seguido.
Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?
Y los discípulos de Juan, y de los fariseos ayunaban; y vienen, y le dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?
Y aconteció que pasando él otra vez por los sembrados en sábado; sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas.
Entonces los fariseos le dijeron: He aquí, ¿por qué hacen tus discípulos en sábado lo que no es lícito?
Mas Jesús se apartó al mar con sus discípulos; y le siguió gran multitud de Galilea, y de Judea,
Y dijo a sus discípulos que le tuvieran siempre apercibida la barquilla, por causa de la multitud, para que no le oprimieran.
Sin parábola no les hablaba; pero a sus discípulos en particular declaraba todo.
Le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
Y salió de allí, y vino a su tierra, y le siguieron sus discípulos.
Y oyéndolo sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y le pusieron en un sepulcro.
Cuando ya era el día muy entrado, sus discípulos llegaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y el día ya muy entrado;
Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusieran delante; y repartió a todos los dos peces.
Y luego apuró a sus discípulos a subir en el barco, e ir delante de él a Betsaida en la otra ribera, entre tanto que él despedía la multitud.
los cuales, viendo a algunos de sus discípulos comer pan con manos comunes, es a decir, no lavadas, los condenaban.
Y le preguntaron los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos sin lavar?
Y dejando la multitud y entrándose en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.
En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar a éstos de pan aquí en el desierto?
Entonces mandó a la multitud que se recostara en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, partió, y dio a sus discípulos que pusieran delante; y los pusieron delante a la multitud.
Luego entrando en el barco con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta.
Salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
Y él, volviéndose y mirando a sus discípulos, riñó a Pedro, diciendo: Apartate de mí, Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.
Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
Y como vino a los discípulos, vio gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.
el cual, dondequiera que le toma, le despedaza; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que le echaran fuera, y no pudieron.
Y como él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?
Porque iba enseñando a sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre es entregado en manos de hombres, y le matarán; mas muerto él, resucitará al tercer día.
Y en casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo.
Y le presentaban niños para que los tocara; y los discípulos reñían a los que los presentaban.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dice a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
Y los discípulos se espantaron de sus palabras; mas Jesús respondiendo, les volvió a decir: ¡Hijos, cuán difícil es entrar en el Reino de Dios, los que confían en las riquezas!
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