'Manasés' en la Biblia
Entonces reunió a todo Judá y Benjamín y a los de Efraín, Manasés y Simeón que residían con ellos. Porque muchos de Israel se pasaron a él cuando vieron que el SEÑOR su Dios estaba con él.
Entonces Ezequías envió {aviso} por todo Israel y Judá, y también escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que vinieran a la casa del SEÑOR en Jerusalén a fin de celebrar la Pascua al SEÑOR, Dios de Israel.
Pasaron, pues, los mensajeros de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés y hasta Zabulón, pero los escarnecían y se burlaban de ellos.
No obstante, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén.
Pues una {gran} multitud del pueblo, es decir, muchos de Efraín y de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se habían purificado; no obstante, comieron la Pascua contrario a lo escrito. Porque Ezequías oró por ellos, diciendo: ``Que el buen SEÑOR perdone
Cuando todo esto había terminado, todos {los de} Israel que estaban presentes, salieron a las ciudades de Judá, despedazaron los pilares {sagrados,} cortaron las Aseras. También derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y además en Efraín y Manasés, hasta acabar con todos ellos. Entonces todos los Israelitas volvieron a sus ciudades, cada cual a su posesión.
Ezequías durmió con sus padres, y lo sepultaron en la parte superior de los sepulcros de los hijos de David; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.
Manasés {tenía} doce años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén.
Además Manasés hizo pasar por el fuego a sus hijos en el Valle de Ben Hinom; practicó la hechicería, usó la adivinación, practicó la brujería y trató con adivinos y espiritistas. Hizo mucho mal ante los ojos del SEÑOR, provocándolo {a ira.}
Así Manasés hizo extraviar a Judá y a los habitantes de Jerusalén para que hicieran lo malo más que las naciones que el SEÑOR había destruido delante de los Israelitas.
El SEÑOR habló a Manasés y a su pueblo, pero ellos no hicieron caso.
Por eso el SEÑOR hizo venir contra ellos a los capitanes del ejército del rey de Asiria, que capturaron a Manasés con garfios, lo ataron con {cadenas} de bronce y lo llevaron a Babilonia.
Cuando estaba en angustia, Manasés imploró al SEÑOR su Dios, y se humilló grandemente delante del Dios de sus padres.
Y cuando oró a El, {Dios} se conmovió por su ruego, oyó su súplica y lo trajo de nuevo a Jerusalén, a su reino. Entonces Manasés reconoció que el SEÑOR {era} Dios.
Después de esto, Manasés edificó la muralla exterior de la ciudad de David al occidente de Gihón, en el valle, hasta la entrada de la Puerta del Pescado; y rodeó {con ella} el Ofel y la hizo muy alta. Entonces puso capitanes del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.
Los demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en el nombre del SEÑOR, Dios de Israel, están en los registros de los reyes de Israel.
Manasés durmió con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y su hijo Amón reinó en su lugar.
Pero hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como había hecho su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios a todas las imágenes talladas que su padre Manasés había hecho, y las sirvió.
Además, no se humilló delante del SEÑOR como su padre Manasés se había humillado, sino que Amón aumentó {su} culpa.
En las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí, {y} en sus ruinas alrededor,
Ellos vinieron al sumo sacerdote Hilcías y le entregaron el dinero que había sido traído a la casa de Dios, y que los Levitas guardianes del umbral habían recogido de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, y de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.