169 casos

'Puertas' en la Biblia

Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró las puertas tras sí,

Y tomad un manojo de hisopo, y mojadle en la sangre que estará en una jofaina, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en la jofaina; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.

Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán, y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus esposas, y sus hijos y sus chiquitos.

Todas éstas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y cerrojos; además de muchas otras ciudades sin muros.

Mas el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas; para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.

Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;

Cuando estuviere lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios habrá escogido, para poner allí su nombre, matarás de tus vacas y de tus ovejas, que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseare tu alma.

entonces sacarás al hombre o mujer que hubiere hecho esta mala cosa, a tus puertas, hombre o mujer, y los apedrearás con piedras, y así morirán.

Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros seremos sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.

Y en aquel tiempo Josué les juramentó diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. En su primogénito eche sus cimientos, y en su hijo menor asiente sus puertas.

Y saliendo Aod al patio, cerró tras sí las puertas de la sala y les puso el cerrojo.

Y salido él, vinieron sus siervos, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano.

Y habiendo esperado hasta estar confusos, pues que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.

Escogieron nuevos dioses, la guerra estaba a las puertas: ¿Se veía escudo o lanza entre cuarenta mil en Israel?

Lejos del ruido de los arqueros, en los abrevaderos, allí repetirán los hechos justos de Jehová, los hechos justos para con los habitantes de sus aldeas en Israel; entonces descenderá el pueblo de Jehová a las puertas.

En medio de aquella ciudad había una torre fuerte, a la cual se retiraron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al piso alto de la torre.

sucederá que, cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.

Mas Sansón durmió hasta la media noche; y a la media noche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue, y se subió con ellas a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.

Y cuando estaban gozosos, he aquí, que los hombres de aquella ciudad, hombres hijos de Belial, rodearon la casa, golpeando las puertas, y diciendo al hombre viejo dueño de la casa: Saca fuera el hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.

Y levantándose de mañana su señor, abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino, y he aquí, la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.

Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí.

Y levantándose los de Israel y de Judá, gritaron, y persiguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim, aun hasta Gat y Ecrón.

Y mudó su proceder delante de ellos, y se fingió loco entre sus manos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr su saliva por su barba.

Y fue dicho a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; pues él se ha encerrado, entrando en ciudad con puertas y cerraduras.

Estaba David a la sazón sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

Y a la entrada del oráculo hizo puertas de madera de olivo; y el umbral y los postes tenían cinco esquinas.

Las dos puertas eran de madera de olivo; y entalló en ellas figuras de querubines y de palmeras y de botones de flores, y las cubrió de oro; cubrió también de oro los querubines y las palmeras.

Y las dos puertas eran de madera de abeto. Las dos hojas de una puerta eran giratorias, y las dos hojas de la otra puerta también eran giratorias.

Y todas las puertas y postes eran cuadrados; y unas ventanas estaban frente a las otras en tres hileras.

Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas, e incensarios, de oro purísimo; también de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del lugar santísimo, y los de las puertas del templo.

En su tiempo Hiel de Betel reedificó a Jericó. A costa de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a costa de Segub su hijo menor puso sus puertas; conforme a la palabra de Jehová que había hablado por Josué hijo de Nun.

Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo.

Entonces hirió Manahem a Tifsa, y a todos los que estaban en ella, y también sus términos desde Tirsa; y la hirió porque no le habían abierto las puertas; y abrió el vientre a todas las mujeres que estaban encinta.

En aquel tiempo Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová, y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.

E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.

Y Salum hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos los coreítas por la casa de su padre, tuvieron cargo de la obra del ministerio, guardando las puertas del tabernáculo; así como sus padres fueron guardas de la entrada del campamento de Jehová.

Todos éstos, escogidos para guardas en las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el orden de sus linajes en sus aldeas, a los cuales constituyó en su oficio David y Samuel el vidente.

Así ellos y sus hijos eran porteros por sus turnos a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del tabernáculo.

Asimismo preparó David mucho hierro para los clavos de las puertas, y para las junturas; y mucho bronce sin peso;

Así cubrió la casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas, con oro; y esculpió querubines en las paredes.

A más de esto hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del atrio, y cubrió de bronce las puertas de ellas.

También las despabiladeras, los tazones, las cucharas, y los incensarios eran de oro puro. Y la entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo, y las puertas de la casa del templo eran de oro.

Asimismo reedificó a Bet-horón la de arriba, y a Bet-horón la de abajo, ciudades fortificadas, de muros, puertas, y barras;

Dijo por tanto a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios, le hemos buscado, y Él nos ha dado reposo de todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados.

Puso también porteros a las puertas de la casa de Jehová, para que por ninguna vía entrase ningún inmundo.

A más de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones.

En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó.

Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.

Y arregló Ezequías los grupos de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus porciones, cada uno según su oficio, los sacerdotes y los levitas para el holocausto y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen en las puertas de los atrios de Jehová.

Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.

Y dije al rey: Viva el rey para siempre. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?

Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas estaban consumidas por el fuego.

Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no seamos más oprobio.

Y se levantó Eliasib el sumo sacerdote con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos aparejaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Meah, aparejándola hasta la torre de Hananeel.

Y los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.

La puerta Antigua fue restaurada por Joiada hijo de Pasea, y Mesulam hijo de Besodías; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.

La puerta del Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos en el muro hasta la puerta del Muladar.

Y reedificó la puerta del Muladar, Malquías hijo de Recab, príncipe de la provincia de Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos.

Y Salum hijo de Col-hoze, príncipe de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó, y la enmaderó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque de Siloé hacia la huerta del rey, y hasta las gradas que descienden de la ciudad de David.

Y aconteció que habiendo oído Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y el resto de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas),

Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaías, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

Y aconteció que, cuando el muro fue edificado, y hube colocado las puertas, y que fueron señalados porteros y cantores y levitas,

y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aun ellos presentes, cierren las puertas, y atrancad. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su guardia, y cada uno delante de su casa.

Y los porteros, Acub, Talmón, y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos.

Matanías, y Bacbucías, Abdías, Mesulam, Talmón, Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las entradas de las puertas.

Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro.

Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del sábado, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no introdujesen carga.

Y dije a los levitas que se purificasen, y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del sábado. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la muchedumbre de tu misericordia.

Por cuanto no cerró las puertas del vientre de mi madre, ni escondió de mis ojos la miseria.

¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba como saliendo del vientre;

y establecí sobre él mi decreto, y le puse puertas y cerrojo,

¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte?

¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Las hileras de sus dientes espantan.

Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;

Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.

a pesar de que mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos,

Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro.

Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas, alabaré a JAH.

Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalén;

Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; bendijo a tus hijos dentro de ti.

clama en los principales lugares de concurso; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:

En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad, a la entrada de las puertas da voces:

Los malos se inclinarán delante de los buenos, y los impíos a las puertas del justo.

Y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará al canto del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;

Las mandrágoras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda clase de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.

Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.

Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes.

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