'Quedó' en la Biblia
Exterminó, pues, {el S{EÑOR}} todo ser viviente que {había} sobre la faz de la tierra; desde el hombre hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo, fueron exterminados de la tierra; sólo quedó Noé y los que {estaban} con él en el arca.
Tomó también cuajada y leche y el becerro que había preparado, y {lo} puso delante de ellos; y él se quedó de pie junto a ellos bajo el árbol mientras comían.
Y le dijo Labán: Ciertamente tú eres hueso mío y carne mía. Y {Jacob} se quedó con él todo un mes.
Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba.
Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: Quédate viuda en casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela; pues pensaba: Temo que él muera también como sus hermanos. Así que Tamar se fue y se quedó en casa de su padre.
Se quedó dormido y soñó por segunda vez; y he aquí que siete espigas llenas y buenas crecían en una sola caña.
Y le informaron, diciendo: José vive todavía, y es gobernante en toda la tierra de Egipto. Pero él se quedó atónito porque no les podía creer.
Y José se quedó en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años.
Y el SEÑOR hizo como Moisés le pidió, y quitó los enjambres de insectos de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; no quedó ni uno solo.
Porque cubrieron la faz de toda la tierra, y la tierra se oscureció; y se comieron toda planta de la tierra y todo el fruto de los árboles que el granizo había dejado. Así que nada verde quedó en árbol o planta del campo por toda la tierra de Egipto.
Y el SEÑOR cambió {el viento} a un viento occidental muy fuerte que se llevó las langostas y las arrojó al mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el territorio de Egipto.
Y las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballería, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos.
Los hijos de Israel, toda la congregación, llegaron al desierto de Zin en el mes primero; y el pueblo se quedó en Cades. Allí murió Miriam y allí la sepultaron.
Así que lo mataron a él, a sus hijos y a todo su pueblo, hasta que no le quedó remanente; y tomaron posesión de su tierra.
Porque el SEÑOR había dicho de ellos: Ciertamente morirán en el desierto. Y no quedó ninguno de ellos, sino Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun.
Y el botín que quedó del despojo que los hombres de guerra habían tomado fue de seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
Y tomamos en aquel entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomáramos: sesenta ciudades, toda la región de Argob, el reino de Og en Basán.
Y tomé {el objeto de} vuestro pecado, el becerro que os habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo hice pedazos, desmenuzándolo hasta que quedó tan fino como el polvo; y eché su polvo al arroyo que bajaba del monte.
No quedó hombre en Hai o Betel que no saliera tras Israel, y dejaron la ciudad sin protección por perseguir a Israel.
Y el SEÑOR los entregó en manos de Israel, los derrotaron y los persiguieron hasta Sidón la grande, hasta Misrefot-maim y hasta el valle de Mizpa al oriente; los hirieron hasta que no les quedó sobreviviente alguno.
E hirieron a filo de espada a todas las personas que {había} en ella, destruyéndo{las} por completo; no quedó nadie con vida, y a Hazor le prendió fuego.
Mas Barac persiguió los carros y el ejército hasta Haroset-goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada; no quedó ni uno.
Galaad se quedó al otro lado del Jordán. ¿Y por qué se quedó Dan en {las} naves? Aser se sentó a la orilla del mar, y se quedó junto a sus puertos.
A sus pies él se encorvó, cayó, quedó tendido; a sus pies se encorvó {y} cayó; donde se encorvó, allí quedó muerto.
Así lo hizo Dios aquella noche, porque solamente quedó seco el vellón y había rocío en toda la tierra.
Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando un sueño a su amigo, y decía: He aquí, tuve un sueño; un pan de cebada iba rodando hasta el campamento de Madián, y llegó hasta la tienda y la golpeó de manera que cayó, y la volcó de arriba abajo y la tienda quedó extendida.
Y Abimelec se quedó en Aruma, pero Zebul expulsó a Gaal y a sus parientes para que no se quedaran en Siquem.
Y su suegro, el padre de la joven, lo retuvo, y se quedó con él tres días. Y comieron, bebieron y se alojaron allí.
Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos.
Murieron también los dos, Mahlón y Quelión, y la mujer quedó privada de sus dos hijos y de su marido.
Y ellas alzaron sus voces y lloraron otra vez; y Orfa besó a su suegra, pero Rut se quedó con ella.
Y ella se quedó cerca de las criadas de Booz espigando hasta que se acabó la cosecha de cebada y de trigo. Y vivía con su suegra.
Y Elcana su marido le dijo: Haz lo que mejor te parezca. Quédate hasta que lo hayas destetado; solamente confirme el SEÑOR su palabra. La mujer se quedó y crió a su hijo hasta que lo destetó.
Y sucedió que pasó mucho tiempo, veinte años, desde el día en que el arca quedó en Quiriat-jearim; y toda la casa de Israel añoraba al SEÑOR.
Saúl entonces dijo al SEÑOR, Dios de Israel: Da {suerte} perfecta. Y fueron señalados Jonatán y Saúl, pero el pueblo quedó libre.
Y aconteció que cuando él acabó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada al alma de David, y Jonatán lo amó como a sí mismo.
David se quedó en el desierto en los refugios, y permaneció en la región montañosa en el desierto de Zif. Saúl lo buscaba todos los días, pero Dios no lo entregó en su mano.
Pero sucedió que por la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, su mujer le contó estas cosas, y su corazón se quedó {como} muerto dentro de él, y se puso {como} una piedra.
Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. {Este} tenía cinco años cuando de Jezreel llegaron las noticias {de la muerte} de Saúl y Jonatán, y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo. Su nombre {era} Mefiboset.
Entonces David dijo a Urías: Quédate aquí hoy también, y mañana te dejaré ir. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
Su hermano Absalón le dijo: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Guarda silencio ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu corazón por este asunto. Tamar, pues, se quedó desconsolada en casa de su hermano Absalón.
Y Absalón se encontró con los siervos de David; y Absalón iba montado en {su} mulo, y pasó el mulo debajo del espeso ramaje de una gran encina, y se le trabó la cabeza {a Absalón} en la encina, y quedó colgado entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió de largo.
Entonces el rey dijo: Ponte a un lado y quédate aquí. Y él se puso a un lado, y se quedó allí.
El se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y quedó pegada a la espada; aquel día el SEÑOR concedió una gran victoria; el pueblo volvió en pos de él, {pero} sólo para despojar {a los muertos.}
los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos, y la escalinata por la cual él subía a la casa del SEÑOR, se quedó asombrada.
El rey respondió, y dijo al hombre de Dios: Te ruego que supliques al SEÑOR tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. El hombre de Dios suplicó al SEÑOR y la mano del rey le fue restaurada, y quedó como antes.
Y cuando {éste} había partido, un león lo encontró en el camino y lo mató, y su cadáver quedó tirado en el camino y el asno estaba junto a él; también el león estaba junto al cadáver.
Y sucedió que cuando Baasa {lo} oyó, dejó de fortificar Ramá, y se quedó en Tirsa.
Y sucedió que después de estas cosas, se enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad fue tan grave que no quedó aliento en él.
Entonces él bajó y se sumergió siete veces en el Jordán conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.
Entonces Jehú envió {aviso} por todo Israel y vinieron todos los adoradores de Baal, y no quedó ninguno que no viniera. Y cuando entraron en la casa de Baal, la casa de Baal se llenó de un extremo al otro.
Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada en la casa del rey.
Y el SEÑOR hirió al rey, y quedó leproso hasta el día de su muerte. Y habitó en una casa separada, mientras Jotam, hijo del rey, {estaba} al frente de la casa, gobernando al pueblo de la tierra.
Y el SEÑOR se airó en gran manera contra Israel y los quitó de su presencia; no quedó sino sólo la tribu de Judá.
Pero el pueblo se quedó callado y no le respondió palabra alguna, porque la orden del rey era: No le respondáis.
Y se llevó en cautiverio a todo Jerusalén: a todos los capitanes, a todos los hombres valientes, diez mil cautivos, y a todos los artesanos y herreros. Nadie quedó, excepto la gente más pobre del país.
Y {en cuanto} al pueblo que quedó en la tierra de Judá, al que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dejado, puso sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán.
Y aconteció que en la primavera, en el tiempo en que los reyes salen {a la guerra,} Joab sacó el ejército y devastó la tierra de los hijos de Amón, y fue y puso sitio a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y Joab hirió a Rabá y la destruyó.
los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos y sus vestiduras, y la escalinata por la cual él subía a la casa del SEÑOR, se quedó sin aliento.
y subieron contra Judá y la invadieron, y se llevaron todas las posesiones que se hallaban en la casa del rey, y también a sus hijos y a sus mujeres, de modo que no le quedó más hijo que Joacaz, el menor de sus hijos.
También buscó a Ocozías, y lo prendieron cuando estaba escondido en Samaria; lo llevaron a Jehú y lo mataron, pero le dieron sepultura, pues decían: Es hijo de Josafat, que buscó al SEÑOR con todo su corazón. Y no quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.
Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada.
Y el rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa separada, ya que era leproso, porque fue excluido de la casa del SEÑOR. Y su hijo Jotam {estaba} al frente de la casa del rey gobernando al pueblo de la tierra.
Y {hubo} también holocaustos en abundancia con grosura de las ofrendas de paz y con libaciones para los holocaustos. Así quedó restablecido el servicio de la casa del SEÑOR.
Entonces cesó la obra en la casa de Dios que {estaba} en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.
Y dejando de beber vino, el rey se levantó lleno de furor {y salió} al jardín del palacio; pero Amán se quedó para rogar por su vida a la reina Ester, porque vio que el mal había sido determinado contra él por el rey.
Nada le quedó por devorar, por eso no dura su prosperidad.
Las naciones se han hundido en el foso que hicieron; en la red que escondieron, quedó prendido su pie.
Tiraron de Jeremías con las sogas y lo subieron de la cisterna. Y quedó Jeremías en el patio de la guardia.
Así Jeremías quedó en el patio de la guardia hasta el día en que Jerusalén fue tomada.
y enviaron a sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo pusieron al cuidado de Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevara a casa. Y se quedó en medio del pueblo.
Jeremías fue entonces a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa, y se quedó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.
Por solicitud de Daniel, el rey puso sobre la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y a Abed-nego, mientras que Daniel {quedó} en la corte del rey.
Entonces Daniel, a quien llamaban Beltsasar, se quedó atónito por un momento, y le turbaron sus pensamientos. El rey habló, y dijo: ``Beltsasar, no dejes que el sueño ni su interpretación te turben." Beltsasar respondió, y dijo: ``Señor mío; sea el sueño para los que te odian, y su interpretación para tus adversarios.
Y extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado. Y al instante la mujer quedó sana.
Les dijo otra parábola: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento.
Y Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento.
Y al instante la lepra lo dejó y quedó limpio.
Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo* al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano quedó sana.
Cuando se quedó solo, sus seguidores junto con los doce, le preguntaban {sobre} las parábolas.
Cuando Jesús pasó otra vez en la barca al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de El; así que El se quedó junto al mar.
Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia El, le saludaban.
Y después de gritar y de sacudirlo con terribles convulsiones, salió: y {el muchacho} quedó como muerto, tanto, que la mayoría {de ellos} decían: ¡Está muerto!
Y María se quedó con Elisabet como tres meses, y {después} regresó a su casa.
y al regresar ellos, después de haber pasado todos los días {de la fiesta}, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres,
Y después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo {así,} y su mano quedó sana.
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.
De modo que cuando los samaritanos vinieron a El, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días.
Y al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y echó a andar. Y aquel día era día de reposo.
Se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí.
Cuando oyó, pues, que {Lázaro} estaba enfermo, entonces se quedó dos días {más} en el lugar donde estaba.
Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, fue a su encuentro, pero María se quedó sentada en casa.
Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos.
y se quedó con {parte} del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo la otra parte, la puso a los pies de los apóstoles.
Y {Pedro} se quedó en Jope muchos días con un tal Simón, curtidor.
Y Herodes, después de buscarlo y no encontrar{lo,} interrogó a los guardias y ordenó que los llevaran {para ejecutarlos}. Después descendió de Judea a Cesarea, y se quedó allí por un tiempo.