'Samuel' en la Biblia
Y aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto se lo pedí a Jehová.
Y el joven Samuel ministraba delante de Jehová, vestido de un efod de lino.
Y visitó Jehová a Ana, y concibió, y dio a luz tres hijos, y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
Y el joven Samuel crecía, y tenía gracia delante de Dios y de los hombres.
Y el joven Samuel ministraba a Jehová delante de Elí; y la palabra de Jehová era preciada en aquellos días; pues no había visión manifiesta.
Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde el arca de Dios estaba; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada,
Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí.
Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve, y acuéstate.
Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada.
Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él levantándose vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.
Y dijo Elí a Samuel: Ve, y acuéstate: y si Él te llama, dirás: Habla, Jehová, que tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar.
Y vino Jehová, y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, que tu siervo oye.
Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos.
Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí.
Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí.
Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere.
Y Samuel creció, y Jehová fue con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.
Y conoció todo Israel desde Dan hasta Beerseba, que Samuel era fiel profeta de Jehová.
Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por palabra de Jehová.
Y la palabra de Samuel llegaba a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel para enfrentarse en batalla contra los filisteos, y acampó junto a Ebenezer, y los filisteos acamparon en Afec.
Y habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a Él servid, y Él os librará de mano de los filisteos.
Y Samuel dijo: Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová.
Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.
Y dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de mano de los filisteos.
Y Samuel tomó un cordero de leche, y lo sacrificó entero a Jehová en holocausto; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó.
Y aconteció que cuando Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los desbarató, y fueron vencidos delante de Israel.
Tomó luego Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Ebenezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.
Fueron pues los filisteos humillados, que no vinieron más al término de Israel; y la mano de Jehová fue contra los filisteos todo el tiempo de Samuel.
Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió.
Y aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.
Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Samuel en Ramá,
Pero desagradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos ahora un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren: porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
Y dijo Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey.
Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel; antes dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros:
Y oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y las refirió en oídos de Jehová.
Y Jehová dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a su ciudad.
Ellos entonces subieron a la ciudad; y cuando en medio de la ciudad estuvieron, he aquí Samuel que delante de ellos salía para subir al lugar alto.
Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:
Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste señoreará a mi pueblo.
Y llegando Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.
Y Samuel respondió a Saúl, y dijo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y comed hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón.
Y trabando Samuel de Saúl y de su criado, los metió en la sala, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran como unos treinta hombres.
Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte.
Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti, y come; porque para esta ocasión se guardó para ti, cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.
Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, Samuel habló con Saúl en el terrado.
Y al siguiente día madrugaron; y sucedió que al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado; y dijo: Levántate, para que te despida. Se levantó luego Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.
Y descendiendo ellos al límite de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que vaya delante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.
Tomando entonces Samuel un frasco de aceite, lo derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su heredad?
Y sucedió que cuando él volvió la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día.
Y un tío de Saúl dijo a él y a su criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como vimos que no parecían, fuimos a Samuel.
Y dijo el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel.
Y Saúl respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.
Y Samuel convocó el pueblo a Jehová en Mizpa;
Y cuando Samuel hizo que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín.
Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!
Samuel recitó luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová. Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa.
Y tomando un par de bueyes, los cortó en pedazos, y los envió por todos los términos de Israel por mano de mensajeros, diciendo: Cualquiera que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel, así será hecho a sus bueyes. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre.
El pueblo entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: Reinará Saúl sobre nosotros? Traed a esos hombres para que los matemos.
Mas Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino.
Y dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz en todas las cosas que me habéis dicho, y os he puesto rey.
Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová es quien favoreció a Moisés y a Aarón, y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto.
Entonces Jehová envió a Jerobaal, y a Bedán, y a Jefté, y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos alrededor, y habitasteis seguros.
Y Samuel clamó a Jehová; y Jehová dio truenos y aguas en aquel día; y todo el pueblo temió en gran manera a Jehová y a Samuel.
Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, que no muramos: porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros.
Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis cometido todo este mal; mas con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servid a Jehová con todo vuestro corazón:
Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había señalado; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.
Y aconteció que tan pronto como acabó de hacer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a su encuentro, para saludarle.
Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me iba, y que tú no venías al plazo de los días, y que los filisteos estaban juntos en Micmas,
Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios, que Él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.
Y Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; oye, pues, la voz de las palabras de Jehová.
Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:
Me pesa el haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.
Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido al Carmelo, y he aquí se ha levantado un monumento, y dando la vuelta, pasó y descendió a Gilgal.
Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.
Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ganados y bramido de bueyes es éste que yo oigo con mis oídos?
Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.
Y dijo Samuel: Cuando eras pequeño a tus propios ojos ¿no fuiste hecho cabeza de las tribus de Israel y Jehová te ungió por rey sobre Israel?
Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la jornada que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas;
Y Samuel dijo: ¿Tiene Jehová tanto contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en obedecer a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención que la grosura de los carneros:
Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; porque he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos.
Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
Y volviéndose Samuel para irse, él asió el borde de su manto, y éste se rasgó.
Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo que es mejor que tú.
Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él delicadamente. Y dijo Agag: Ciertamente se pasó la amargura de la muerte.
Y Samuel dijo: Como tu espada dejó las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
Y nunca después vio Samuel a Saúl, hasta el día de su muerte; sin embargo Samuel lloraba por Saúl. Y Jehová se arrepintió de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.
Y Jehová dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de llorar por Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven; yo te enviaré a Isaí, de Belén; porque de sus hijos me he provisto de rey.
Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo entendiere, me matará. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: He venido para ofrecer sacrificio a Jehová.
Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová: y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo he rechazado; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
Entonces llamó Isaí a Abinadab, y le hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Ni a éste ha elegido Jehová.
E hizo pasar Isaí a siete de sus hijos delante de Samuel; mas Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.
Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Están aquí todos tus hijos? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió de entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.
Huyó, pues, David, y se escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y se fueron él y Samuel, y moraron en Naiot.