25 casos

'Yo' en la Biblia

Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén.

Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí yo me hallo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.

Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás del placer. Mas he aquí esto también era vanidad.

Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

Después torné yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey, sino lo que ya ha sido hecho?

El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.

Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también a mí: ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón que también esto era vanidad.

¿Y quién sabe si será sabio, o necio, el que señoreará sobre todo mi trabajo en que yo me afané, y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad.

Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en él se ocupen.

Yo he entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo: sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de Él teman los hombres.

Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y sobre todo lo que se hace.

Y me volví yo, y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.

Y alabé yo a los muertos, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que aún están con vida.

Yo me torné otra vez, y vi vanidad debajo del sol.

Está un hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y privo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.

He aquí, pues, el bien que yo he visto: Que es bueno comer y beber, y gozarse uno del bien de todo su trabajo con que se afana debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le da; porque ésta es su porción.

Yo te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.

Bien que el pecador haga mal cien veces, y sus días le sean prolongados, con todo yo también sé que los que a Dios temen tendrán bien, los que temen ante su presencia;

Por tanto, alabé yo la alegría; pues el hombre no tiene mejor bien debajo del sol, que comer y beber y alegrarse; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.

Yo pues di mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos);

Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fortaleza; aunque la sabiduría del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.

Reina Valera Gómez (© 2010)