'Allí' en la Biblia
Después subió de allí a Betel; y subiendo por el camino, salieron los muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!
Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una gran mujer, la cual le constriñó a que comiese del pan; y cuando por allí pasaba, se venía a su casa a comer del pan.
Y aconteció que un día vino él por allí, y se recogió en aquella cámara, y durmió en ella.
Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagámonos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad.
Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo nadar el hierro.
Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.
Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar del cual el varón de Dios le había dicho y amonestado; y se guardó de allí, no una vez ni dos.
Se levantaron, pues, en el principio de la noche, para irse al campamento de los sirios; y al llegar a la entrada del campamento de los sirios, no había allí hombre.
Y cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestiduras, y fueron y lo escondieron; y volvieron y entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.
Y vinieron, y dieron voces a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campo de los sirios, y he aquí que no había allí hombre, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campo como estaba.
Y cuando llegares allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre sus hermanos, y mételo en la recámara.
Entonces Jehú cabalgó, y se fue a Jezreel, porque Joram estaba allí enfermo. También Ocozías rey de Judá había descendido a visitar a Joram.
Y viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste en el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y él huyó a Meguido, y murió allí.
Y se levantó de allí, y vino a Samaria; y llegando él en el camino a una casa de esquileo de pastores,
halló allí a los hermanos de Ocozías rey de Judá, y les dijo: ¿Quién sois vosotros? Y ellos dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey, y a los hijos de la reina.
Yéndose luego de allí se encontró con Jonadab hijo de Recab, que venía a su encuentro, y después de saludarle, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que lo es, dame la mano. Y él le dio su mano. Luego lo hizo subir consigo en el carro.
Entonces le echaron mano, cuando iba en el camino por donde entran los de a caballo a la casa del rey, allí la mataron.
Mas el sacerdote Joiada tomó un arca, y le hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha conforme se entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la puerta, ponían allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová.
E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre todos los poderosos y opulentos: de cada uno cincuenta siclos de plata, para dar al rey de Asiria, y el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en la tierra.
En aquel tiempo Rezín rey de Siria restituyó Elat a Siria, y echó a los judíos de Elat; y los sirios vinieron a Elat, y habitaron allí hasta hoy.
y quemaron allí incienso en todos los lugares altos, a la manera de las naciones que Jehová había desterrado de delante de ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a Jehová.
Y aconteció al principio, cuando comenzaron a habitar allí, que no temiendo ellos a Jehová, envió Jehová contra ellos leones que mataron a muchos de ellos.
Entonces el rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá, y vayan y habiten allí, y les enseñen la costumbre del Dios del país.
Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo en el torrente de Cedrón.
Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado estas cosas.
Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.
Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.
Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz, y lo llevó a Egipto, y allí murió.
Y sacó de allí todos los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y quebró en piezas todos los vasos de oro que había hecho Salomón rey de Israel en la casa de Jehová, como Jehová había dicho.