'Asiria' en la Biblia
Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va delante de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.
Y habitaron desde Havila hasta Shur, que está enfrente de Egipto viniendo a Asiria; y murió en presencia de todos sus hermanos.
Que el cineo será echado, cuando Asiria te llevará cautivo.
Y vendrán navíos de la costa de Quitim, y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber; mas él también perecerá para siempre.
Y vino Pul rey de Asiria a la tierra; y dio Manahem a Pul mil talentos de plata para que le ayudara a confirmarse en el reino.
E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre todos los poderosos y opulentos: de cada uno cincuenta siclos de plata, para dar al rey de Asiria, y el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en la tierra.
En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ahión, Abel-bet-maaca, y Janoa, y Cedes, y Hazor, y Galaad, y Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria.
Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo: sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí.
Y tomando Acaz la plata y el oro que se halló en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real, envió al rey de Asiria un presente.
Y le atendió el rey de Asiria; pues el rey de Asiria subió contra Damasco y la tomó, y llevó cautivos a sus moradores a Kir, y mató a Rezín.
Y el rey Acaz fue a Damasco a encontrar a Tiglat-pileser, rey de Asiria; y cuando vio el rey Acaz el altar que estaba en Damasco; envió al sacerdote Urías el diseño y la descripción del altar, conforme a toda su hechura.
Asimismo la tienda del sábado que habían edificado en la casa, y el pasadizo de afuera del rey, los quitó del templo de Jehová, por causa del rey de Asiria.
Contra éste subió Salmanasar rey de Asiria; y Oseas fue hecho su siervo, y le pagaba tributo.
Mas el rey de Asiria halló que Oseas conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no había pagado tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año; por lo que el rey de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel.
Y el rey de Asiria invadió todo el país, y subió contra Samaria y la sitió durante tres años.
En el año nueve de Oseas tomó el rey de Asiria a Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los medos.
hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como Él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy.
Y el rey de Asiria trajo gente de Babilonia, y de Cuta, y de Iva, y de Hamat, y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades.
Entonces dijeron ellos al rey de Asiria: Las gentes que tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no conocen la costumbre del Dios de aquella tierra, y Él ha echado leones en medio de ellos, y he aquí los matan, porque no conocen la costumbre del Dios de la tierra.
Entonces el rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá, y vayan y habiten allí, y les enseñen la costumbre del Dios del país.
Y Jehová estaba con él, y adondequiera que iba prosperaba. Él se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
Y aconteció que en el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela rey de Israel, subió Salmanasar rey de Asiria contra Samaria, y la sitió.
Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los medos:
Y a los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria en Laquis: Yo he pecado: apártate de mí, y llevaré todo lo que me impusieres. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.
En aquel tiempo Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová, y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.
Después el rey de Asiria envió al rey Ezequías, desde Laquis contra Jerusalén, a Tartán y a Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército: y subieron, y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y pararon junto al acueducto del estanque de arriba, que es en el camino de la heredad del lavador.
Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es ésta en que te apoyas?
Por tanto, ahora yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos.
Luego Rabsaces se puso de pie, y clamó a gran voz en lengua judaica, y habló, diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: De cierto nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.
No oigáis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su pozo;
¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?
E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así dice Jehová; No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
Y regresando el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo a Libna; porque había oído que se había ido de Laquis.
Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y serás tú librado?
Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras;
Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así dice Jehová, Dios de Israel: Lo que me rogaste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído.
Por tanto, Jehová dice así del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.
Entonces Senaquerib, rey de Asiria partió, y fue y regresó a Nínive, donde se quedó.
Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor de mí, y por amor de David mi siervo.
En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria al río Éufrates, y salió contra él el rey Josías; pero aquél así que le vio, lo mató en Meguido.
Por lo cual el Dios de Israel excitó el espíritu de Pul, rey de Asiria, y el espíritu de Tiglat-pileser, rey de Asiria, el cual transportó a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor, a Hara y al río de Gozán, hasta hoy.
En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir a los reyes de Asiria que le ayudasen:
Fueron, pues, correos con cartas de parte del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y Él se volverá al remanente que os ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.
Entonces se juntó mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vinieren?
Esforzaos y sed valientes; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda su multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.
¿No os engaña Ezequías para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
Y Jehová envió un ángel, el cual hirió a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Se volvió por tanto con vergüenza de rostro a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada los que habían salido de sus entrañas.
Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y los condujo por todas partes.
vinieron a Zorobabel, y a los jefes de los padres, y les dijeron: Permitidnos edificar con vosotros, porque nosotros buscamos a vuestro Dios al igual que vosotros, y a Él hacemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo subir aquí.
Y durante siete días con regocijo celebraron la fiesta de los panes sin levadura, porque Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para esforzar sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.
Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha alcanzando a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
Jehová hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, es decir, al rey de Asiria.
Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la tierra de Asiria.
En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, es decir, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies; y aun la barba también quitará.
Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y madre mía, será quitada la fuerza de Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria.
por tanto, he aquí que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, a saber, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas;
Oh Asiria, vara y bordón de mi furor; en su mano he puesto mi ira.
Pero acontecerá que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el monte de Sión, y en Jerusalén, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos.
Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos dice así: Pueblo mío, morador de Sión, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su bordón, a la manera de Egipto;
Y acontecerá en aquel tiempo, que Jehová volverá a extender su mano, por segunda vez, para recobrar el remanente de su pueblo que haya quedado de Asiria, de Egipto, de Patros, de Etiopía, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del mar.
Y habrá camino para el remanente de su pueblo, que haya quedado de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y los asirios entrarán en Egipto, y los egipcios en Asiria; y los egipcios servirán junto con los asirios.
En aquel tiempo, Israel será tercero con Egipto y con Asiria; será bendición en medio de la tierra;
porque Jehová de los ejércitos los bendecirá, diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi heredad.
En el año que vino Tartán a Asdod, cuando le envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó.
así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los exiliados de Etiopía, a jóvenes y a viejos, desnudos y descalzos, y con las nalgas descubiertas para vergüenza de Egipto.
Y dirá en aquel día el morador de esta isla: ¡Mirad cuál es nuestra esperanza, a dónde acudimos por ayuda para ser libres de la presencia del rey de Asiria! ¿Y cómo escaparemos nosotros?
Mira la tierra de los caldeos; este pueblo no existía; hasta que Asiria la fundó para los moradores del desierto; levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; Él la convirtió en ruinas.
Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido echados en tierra de Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.
Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantado.
Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con grande ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino del campo del Lavador.
A los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en que confías?
Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
Entonces el Rabsaces se puso en pie, y gritó a grande voz en lengua judaica, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
No escuchéis a Ezequías; porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo;
Mirad no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno a su tierra de la mano del rey de Asiria?
Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, a quien su señor el rey de Asiria ha enviado para blasfemar al Dios vivo, y vituperará las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración por el remanente que aún ha quedado.
Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así dice Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.
Diréis así a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
He aquí que tú oíste lo que hicieron los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y serás tú librado?
Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las naciones y sus tierras,
Entonces Isaías hijo de Amoz, envió a decir a Ezequías: Jehová Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,
Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni lanzará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará baluarte contra ella.
Entonces Senaquerib rey de Asiria partió, y fue y volvió, y habitó en Nínive.
Y te libraré, y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del río?
¿Para qué discurres tanto, mudando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria.
Oveja descarriada es Israel; leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero; este Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó después.
Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo castigaré al rey de Babilonia y a su tierra como castigué al rey de Asiria.
Los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos; jóvenes todos ellos codiciables, capitanes y gobernadores, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos.
Harán, Cane, Edén y los mercaderes de Seba, de Asiria y de Quilmad, comerciaban contigo.
Allí está Asiria con toda su gente; en derredor de él están sus sepulcros; todos ellos cayeron muertos a espada.
Y verá Efraín su enfermedad, y Judá su llaga; irá entonces Efraín a Asiria, y enviará al rey Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga.
Y Efraín es como paloma incauta, sin entendimiento; llama a Egipto, acude a Asiria.