'Carne' en la Biblia
de su Hijo, (el cual le nació de la simiente de David según la carne;
Porque no es judío el que lo es exteriormente; ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne,
porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él; porque por la ley es el conocimiento del pecado.
¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne; que como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santidad, presentéis vuestros miembros para servir a la justicia.
Porque mientras vivíamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando a muerte.
Y yo sé que en mí (es a saber, en mi carne) no mora el bien, porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo.
La gracia de Dios, por Jesús, el Cristo, Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado.
Así que ahora, ninguna condenación hay para los que están en Cristo, Jesús, que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne, y por el pecado, Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado condenó al pecado en la carne;
para que la justicia de la ley fuera cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque los que son conforme a la carne, las cosas que son de la carne saben; mas los que conforme al Espíritu, las cosas que son del Espíritu.
Porque la prudencia de la carne es muerte; mas la prudencia del Espíritu, vida y paz;
por cuanto la prudencia de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.
Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
Mas vosotros no sois en la carne, sino en el Espíritu, por cuanto el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
porque si viviereis conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu mortificáis las obras del cuerpo, viviréis.
Porque deseara yo mismo ser anatema de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
cuyos son los padres, y de los cuales es el Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, son los hijos de Dios; sino los que son hijos de la promesa, éstos son contados en la generación.
Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
mas vestíos del Señor Jesús, el Cristo; y no hagáis caso de la carne en sus deseos.
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda o sea enfermo.
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