'Caña' en la Biblia
Y yéndose ellos, comenzó Jesús a decir a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.
Y tejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza; y una caña en su mano derecha, e hincada la rodilla delante de Él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!
Y escupían en Él, y tomando la caña, le herían en la cabeza.
Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio de beber.
Y le herían en la cabeza con una caña, y escupían en Él, y arrodillándose le adoraban.
Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
Y cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a las gentes: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es agitada por el viento?
Y al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
Este principio de milagros hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.
Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaúm un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás llamado el Dídimo, y Natanael, de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
Y me fue dada una caña semejante a una vara, y el ángel se puso en pie diciendo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
Y el que hablaba conmigo, tenía una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
Y la ciudad está situada y puesta en cuadro, y su longitud es tanta como su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios: La longitud y la altura y la anchura de ella son iguales.