'Ciudades' en la Biblia
Abram asentó en la tierra de Canaán, y Lot asentó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma.
y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.
Así fue que, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, se acordó Dios de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba.
Y partieron, y el terror de Dios fue sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no siguieron tras los hijos de Jacob.
Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y alleguen el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
Y él reunió todo el alimento de los siete años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó el alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores.
Y en cuanto al pueblo, lo hizo pasar a las ciudades desde un extremo hasta el otro extremo de los términos de Egipto.
Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos para que los oprimieran con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de abastecimiento, Pitón y Ramesés.
En cuanto a las ciudades de los levitas, siempre podrán los levitas redimir las casas de las ciudades que poseyeren.
Y el que comprare de los levitas, saldrá de la casa vendida, o de la ciudad de su posesión, en el jubileo: por cuanto las casas de las ciudades de los levitas es la posesión de ellos entre los hijos de Israel.
Mas la tierra del ejido de sus ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.
Y traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y os recogeréis a vuestras ciudades; mas yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.
Y tornaré vuestras ciudades en ruinas, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume.
Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y yermas vuestras ciudades.
y cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son de tiendas o de fortalezas;
Pero el pueblo que habita en aquella tierra es fuerte, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y también vimos allí a los hijos de Anac.
Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares a este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.
Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.
Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades de los amorreos, en Hesbón y en todas sus aldeas.
Y abrasaron con fuego todas sus ciudades, aldeas y castillos.
Entonces ellos se acercaron a él y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños;
y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños se quedarán en las ciudades fortificadas a causa de los moradores del país.
Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha salido de vuestra boca.
Nuestros niños, nuestras esposas, nuestros ganados, y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad;
Así les dio Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo, y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y términos, las ciudades del país alrededor.
Bet-nimra y a Bet-arán; ciudades fortificadas, y también majadas para ovejas.
Nebo, Baal-meón (cambiados los nombres) y a Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.
Manda a los hijos de Israel, que den a los levitas de la posesión de su heredad ciudades en que habiten: También daréis a los levitas ejidos de esas ciudades alrededor de ellas.
Y tendrán ellos las ciudades para habitar, y los ejidos de ellas serán para sus animales, y para sus ganados, y para todas sus bestias.
Y los ejidos de las ciudades que daréis a los levitas, serán mil codos alrededor, desde el muro de la ciudad para afuera.
Luego mediréis fuera de la ciudad a la parte del oriente dos mil codos, y a la parte del sur dos mil codos, y a la parte del occidente dos mil codos, y a la parte del norte dos mil codos, y la ciudad en medio: esto tendrán por los ejidos de las ciudades.
Y de las ciudades que daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá; y además de éstas daréis cuarenta y dos ciudades.
Todas las ciudades que daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades; ellas con sus ejidos.
Y las ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que mucho tomaréis mucho, y del que poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.
os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte por yerro.
Y os serán aquellas ciudades por refugio del pariente, y no morirá el homicida hasta que esté a juicio delante de la congregación.
De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.
Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán; las cuales serán ciudades de refugio.
Estas seis ciudades serán para refugio a los hijos de Israel, y al peregrino, y al que morare entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro por yerro.
Y os acercasteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros, que nos reconozcan la tierra y nos traigan de vuelta razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar.
¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí hijos de gigantes.
Y tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno.
Solamente tomamos para nosotros el ganado, y el despojo de las ciudades que habíamos tomado.
Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegaste, ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido.
Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos: sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán.
Todas éstas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y cerrojos; además de muchas otras ciudades sin muros.
Y tomamos para nosotros todo el ganado, y el despojo de las ciudades.
Todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad, y todo Basán hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán.
Y esta tierra que heredamos en aquel tiempo, desde Aroer, que está junto al arroyo de Arnón, y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los gaditas.
Solamente vuestras esposas, vuestros niños, y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho ganado), quedarán en vuestras ciudades que os he dado,
Entonces apartó Moisés tres ciudades de este lado del Jordán al nacimiento del sol,
para que huyese allí el homicida que matase a su prójimo por yerro, sin haber tenido enemistad con él en el pasado; y que huyendo a una de estas ciudades salvase su vida.
Y será, cuando Jehová tu Dios te hubiere introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que te daría; en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste,
Oye, Israel: tú estás hoy para pasar el Jordán, para entrar a poseer naciones más grandes y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo,
Cuando oyeres de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para que mores en ellas, que se dice:
Al cabo de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades:
Cuando hubiere en ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en tu tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre:
No podrás sacrificar la pascua en ninguna de tus ciudades, que Jehová tu Dios te da;
Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú, y tu hijo, y tu hija, y tu siervo, y tu sierva, y el levita que estuviere en tus ciudades, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para hacer habitar allí su nombre.
Jueces y alcaldes te pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales juzgarán al pueblo con justo juicio.
Cuando se hallare entre ti, en alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre, o mujer, que haya hecho mal en ojos de Jehová tu Dios traspasando su pacto,
Cuando alguna cosa te fuere oculta en juicio entre sangre y sangre, entre causa y causa, y entre llaga y llaga, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que Jehová tu Dios escogiere;
Y cuando el levita saliere de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde hubiere peregrinado, y viniere con todo deseo de su alma al lugar que Jehová escogiere,
Cuando Jehová tu Dios cortare a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredares, y habitares en sus ciudades y en sus casas;
te apartarás tres ciudades en medio de tu tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas.
Como el que fue con su prójimo al monte a cortar leña, y poniendo fuerza con su mano en el hacha para cortar algún leño, saltó el hierro del cabo, y encontró a su prójimo, y murió; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá;
Por tanto yo te mando, diciendo: Tres ciudades te apartarás.
y guardares todos estos mandamientos, que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días, entonces añadirás tres ciudades a más de estas tres;
Mas cuando hubiere alguno que aborreciere a su prójimo, y lo acechare, y se levantare sobre él, y lo hiriere de muerte, y muriere, y huyere a alguna de estas ciudades;
Así harás a todas las ciudades que están muy lejos de ti, que no son de las ciudades de estas naciones.
Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, no dejarás con vida nada que respire;
entonces tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán hasta las ciudades que están alrededor del muerto:
Morará contigo, en medio de ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde bien le pareciere; no lo oprimirás.
No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de tus extranjeros que están en tu tierra dentro de tus ciudades:
Y te pondrá sitio en todas tus ciudades, hasta que tus muros altos y fortificados en que tú confías caigan en toda tu tierra; te sitiará, pues, en todas tus ciudades y en toda tu tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.
para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos que él se comerá, porque nada le habrá quedado, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.
y para con su chiquita que sale de entre sus pies, y para con sus hijos que dé a luz; pues los comerá a escondidas, a falta de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.
Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley:
Y partieron los hijos de Israel, y al tercer día llegaron a sus ciudades; y sus ciudades eran Gabaón, Cefira, Beerot y Quiriat-jearim.
tuvieron gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes.
Y vosotros no os paréis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.
Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel terminaron de herirlos con gran mortandad, hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas.
Y tomándola, la hirieron a filo de espada, a su rey y a todas sus ciudades, con todas las almas que había en ella, sin quedar nada; como habían hecho a Eglón, así la destruyeron con todo lo que en ella tenía vida.
y la tomó, y a su rey, y a todas sus ciudades; y los hirieron a filo de espada, y destruyeron todas las almas que había en ella, sin quedar nada; como había hecho a Hebrón, así hizo a Debir y a su rey; y como había hecho a Libna y a su rey.
Asimismo tomó Josué todas las ciudades de estos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada, y los destruyó, tal como Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado.
Pero a todas las ciudades que estaban sobre sus colinas, no las quemó Israel, con la única excepción de Hazor, la cual quemó Josué.
Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el despojo y el ganado de estas ciudades; pero a todos los hombres metieron a espada hasta destruirlos, sin dejar nada que respirase.
También en el mismo tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes, de Hebrón, de Debir, y de Anab, y de todos los montes de Judá, y de todos los montes de Israel: Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades.
y todas las ciudades de Sehón rey de los amorreos, el cual reinó en Hesbón, hasta los términos de los hijos de Amón;
Hesbón, con todas sus ciudades que están en la llanura; Dibón, y Bamot-baal, y Bet-baal-meón;
y todas las ciudades de la llanura, y todo el reino de Sehón rey de los amorreos, que reinó en Hesbón, al cual hirió Moisés, y a los príncipes de Madián, Hevi, Requem, Zur, Hur y Reba, príncipes de Sehón que habitaban en aquella tierra.
Y el Jordán fue el término de los hijos de Rubén, con su frontera. Ésta fue la heredad de los hijos de Rubén conforme a sus familias, estas ciudades con sus aldeas.
Y el término de ellos fue Jazer, y todas las ciudades de Galaad, y la mitad de la tierra de los hijos de Amón hasta Aroer, que está delante de Rabá.
Ésta es la heredad de los hijos de Gad, por sus familias, estas ciudades con sus aldeas.
Y la mitad de Galaad, y Astarot, y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán, fueron para los hijos de Maquir, hijo de Manasés, para la mitad de los hijos de Maquir conforme a sus familias.
Porque los hijos de José fueron dos tribus, Manasés y Efraín; y no dieron parte a los levitas en la tierra, sino ciudades en que morasen, con sus ejidos para sus ganados y rebaños.
Dame, pues, ahora esta montaña, de la cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que las ciudades son grandes y fortificadas. Quizá Jehová será conmigo, y los echaré como Jehová ha dicho.
Y rodea este término desde la cumbre del monte hasta la fuente de las aguas de Neftoa, y sale a las ciudades del monte de Efrón, rodeando luego el mismo término a Baala, la cual es Quiriat-jearim.
Y fueron las ciudades del término de la tribu de los hijos de Judá hacia el término de Edom hacia el sur; Cabseel, Eder, Jagur,
Lebaot, Silim, Aín y Rimón; en todas veintinueve ciudades con sus aldeas.