'Cómo' en la Biblia
Y dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo?
Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?
¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes!
Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.
¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas!
¡Cómo han caído los valientes, y han perecido las armas de guerra!
Y estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, y Abisai, y Asael. Este Asael era tan ligero de pies como una gacela del campo.
Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab?
Y como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se esforzaba por la casa de Saúl.
Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David no hiciere yo así con él,
Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan alianza contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.
Y endechando el rey al mismo Abner, decía: ¿Había de morir Abner como muere un villano?
Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos: Caíste como los que caen delante de malos hombres, así caíste. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.
Y como todo el pueblo viniese a dar de comer pan a David siendo aún de día, David juró, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, u otra cualquier cosa.
Y ellos entraron hasta el medio de la casa, como que iban a llevar trigo, y le hirieron en la quinta costilla. Y Recab y Baana su hermano escaparon.
Y vino David a Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Irrumpió Jehová contra mis enemigos delante de mí, como rompimiento de aguas. Y por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.
Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?
Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre un cualquiera!
y he estado contigo por dondequiera que has andado, y he talado de delante de ti a todos tus enemigos, y he engrandecido tu nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
Además yo fijaré lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes,
Pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
¿Y qué nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue y redimió por pueblo para sí, y para darle nombre, y para hacer por vosotros grandes y temibles obras, por tu tierra, por amor de tu pueblo que tú redimiste de Egipto, de las naciones y de sus dioses?
Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefiboset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David a sus siervos para consolarlo por su padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,
Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar de esto, porque la espada consume, tanto a uno, como a otro: Refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.
Porque, ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel. Te ruego, pues, ahora que hables al rey, que no me negará a ti.
Pero como Absalón le importunaba, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.
Y los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón había mandado. Luego se levantaron todos los hijos del rey, y subieron cada uno en su mulo, y huyeron.
Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; es así como tu siervo ha dicho.
envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te ruego que finjas tener duelo, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como una mujer que por mucho tiempo ha estado de duelo por algún muerto;
Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas en la tierra, que no pueden volver a recogerse; y Dios no hace acepción de personas, sino que provee los medios para que su desterrado no quede alejado de Él.
Tu sierva, pues, dice: Que la palabra de mi señor el rey sea para consuelo; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para escuchar lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo.
Y no había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su pie hasta la coronilla no había en él defecto.
pero si regresas a la ciudad y dices a Absalón: Rey, yo seré tu siervo: como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora tu siervo, entonces tú frustrarás por mí el consejo de Ahitofel.
Y como David y los suyos iban por el camino, Simeí iba por el lado del monte delante de él, andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo polvo.
¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti.
Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si consultaran la palabra de Dios. Tal era el consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón.
Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el pueblo.
Y aun el hombre valiente, cuyo corazón es como corazón de león, sin duda desmayará; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son hombres valientes.
Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla.
Entonces le acometeremos en cualquier lugar que pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.
Llegando luego los criados de Absalón a la casa a la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron se volvieron a Jerusalén.
Mas el pueblo dijo: No saldrás; porque si nosotros huyéremos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; pero tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Será, pues, mejor que tú nos des ayuda desde la ciudad.
Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré las nuevas al rey de cómo Jehová ha defendido su causa de la mano de sus enemigos?
Mas él respondió: Sea como fuere, yo correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la llanura, y pasó delante del etíope.
Y el atalaya volvió a decir: Me parece el correr del primero como el correr de Ahimaas hijo de Sadoc. Y respondió el rey: Ése es hombre de bien, y viene con buena nueva.
El rey entonces dijo al etíope: ¿El joven Absalón tiene paz? Y el etíope respondió: Como aquel joven sean los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.
Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.
Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.
Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te pareciere.
Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que me pidas, yo lo haré por ti.
Y como Amasa no se cuidó de la daga que Joab tenía en la mano, éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.
Y como los filisteos volvieron a hacer guerra contra Israel, descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos, y David se cansó.
Y hubo guerra otra vez en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató al hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.
Él hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas;
Yo los desmenucé como polvo de la tierra; los hollé como a lodo de las calles, y los disipé.
Y será como la luz de la mañana cuando sale el sol, la mañana sin nubes; como el resplandor tras la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.
Pero los hijos de Belial serán todos ellos arrancados como espinos, los cuales nadie toma con la mano;
Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Éste mató a dos moabitas, fieros como leones; y él mismo descendió, y mató a un león en medio de un foso en tiempo de la nieve.
De los treinta fue el más distinguido; pero no igualó a los tres primeros. Y David lo puso como jefe de su guardia personal.
Todo esto hizo Arauna, como un rey da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.