'Cómo' en la Biblia
Como está escrito en los profetas: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.
Y luego, subiendo del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre Él.
Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
cómo entró en la casa de Dios, en los días de Abiatar el sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y dio aun a los que con él estaban?
Entonces mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano le fue restaurada sana como la otra.
Y saliendo los fariseos, en seguida tomaron consejo con los herodianos contra Él, de cómo le matarían.
Y llamándoles, les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás, echar fuera a Satanás?
Y les dijo: ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
Y dijo: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin saber él cómo.
Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra;
Y despidiendo a la multitud, le recibieron como estaba en la barca; y había también con Él otras barcas.
Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo es que no tenéis fe?
Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.
Y luego Jesús se los permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos (los cuales eran como dos mil); y el hato se precipitó al mar por un despeñadero; y en el mar se ahogaron.
Y los que lo habían visto les contaron cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los puercos.
Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.
Y tan pronto como Jesús oyó la palabra que fue dicha, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente.
Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas que no tenían pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas.
Y los que comieron de los panes eran como cinco mil hombres.
Y al ver que se fatigaban remando, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería pasarlos de largo.
Y volviendo del mercado, si no se lavan, no comen. Y muchas otras cosas hay que han recibido para guardar, como el lavar las copas, los jarros, los vasos de bronce, y las mesas.
Y respondiendo Él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, pero su corazón lejos está de mí.
Pero en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
Y los que comieron eran como cuatro mil; y los despidió.
Y les dijo: ¿Cómo es que aún no entendéis?
Y él mirando, dijo: Veo los hombres como árboles que caminan.
Y sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como la nieve; tanto que ningún lavador en la tierra las puede hacer tan blancas.
Y respondiendo Él, les dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; y como está escrito del Hijo del Hombre, que debe padecer mucho y ser tenido en nada.
Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.
Entonces el espíritu, clamando y desgarrándole mucho, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
El que recibiere en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió.
Y levantándose de allí, vino a las costas de Judea al otro lado del Jordán. Y volvió el pueblo a juntarse a Él, y otra vez les enseñaba como solía.
De cierto os digo que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, y como ya anochecía, se fue a Betania con los doce.
Y lo oyeron los escribas y los príncipes de los sacerdotes, y buscaban cómo le matarían; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba maravillado de su doctrina.
Y si dijéremos: De los hombres, tememos al pueblo; porque todos tenían a Juan como un verdadero profeta.
Porque cuando resuciten de entre los muertos, no se casarán, ni se darán en casamiento, mas serán como los ángeles que están en el cielo.
Y de que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?
Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Y el amarle con todo el corazón, y con todo el entendimiento, y con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Y enseñando en el templo, respondió Jesús y dijo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
Y si David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y el pueblo común le oía de buena gana.
Y estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca: y muchos ricos echaban mucho.
Porque el Hijo del Hombre es como el hombre que partió lejos, el cual dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
Y dos días después era la fiesta de la pascua, y de los panes sin levadura; y los príncipes de los sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle por engaño y matarle.
Y ellos, al oírlo, se regocijaron, y prometieron darle dinero. Y buscaba cómo poder entregarle.
Y fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como Él les había dicho, y prepararon la pascua.
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un ladrón habéis venido con espadas y palos para prenderme?
Y la multitud, gritando, comenzó a pedir que hiciera como siempre les había hecho.
Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro, que Él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.