'De' en la Biblia
Carga de Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elcos.
Dios celoso y vengador es Jehová; vengador es Jehová y lleno de indignación; Jehová tomará venganza de sus adversarios, y guarda ira para sus enemigos.
Jehová es lento para la ira, y grande en poder, no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.
Los montes tiemblan delante de Él, y los collados se disuelven; y la tierra se enciende a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.
¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Y quién quedará en pie en el furor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por Él las rocas son quebradas.
Bueno es Jehová, es fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en Él confían.
Mas con inundación impetuosa hará consumación de su lugar, y tinieblas perseguirán a sus enemigos.
De ti salió el que tramó mal contra Jehová, un consejero perverso.
Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas.
Mas acerca de ti mandará Jehová, que nunca más sea sembrado alguno de tu nombre; de la casa de tus dioses talaré escultura y estatua de fundición, la haré tu sepulcro; porque fuiste vil.
Porque Jehová restituirá la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque vaciadores los vaciaron, y estropearon sus pámpanos.
El escudo de sus valientes estará enrojecido, sus valientes vestidos de escarlata; los carros serán con fuego de antorchas en el día de su preparación, y las hayas temblarán.
Él se acordará de sus valientes; andando tropezarán; se apresurarán a su muro; y se preparará la defensa.
Las compuertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido.
Y fue Nínive de tiempo antiguo como estanque de aguas; mas ellos huyen: Parad, parad; y ninguno mira.
Saquead plata, saquead oro; no hay fin de las riquezas y suntuosidad de todos los objetos preciosos.
Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido; temblor de rodillas, y dolor en todos los lomos, y los rostros de todos tomarán negrura.
¿Qué es de la guarida de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía el león, y la leona, y los cachorros del león, y no había quien los atemorizase?
El león arrebataba en abundancia para sus cachorros, y ahogaba para sus leonas, y llenaba de presa sus cavernas, y de robo sus guaridas.
Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y espada devorará tus leoncillos; y raeré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá la voz de tus embajadores.
¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarse de ella el pillaje!
Sonido de látigo, y estruendo de movimiento de ruedas; y caballo atropellador, y carro saltador;
caballero enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; y de sus cadáveres no habrá fin, y en sus cadáveres tropezarán:
A causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gala, maestra de hechizos, que vende a las naciones con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos.
Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu cara, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza.
Y echaré sobre ti inmundicias, y te haré vil, y haré de ti un espectáculo.
Y será que todos los que te vieren, se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada: ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?
¿Eres tú mejor que No-amón, que estaba asentada entre ríos, rodeada de aguas, cuyo baluarte era el mar, y el mar era su muralla?
También ella fue llevada en cautiverio; también sus chiquitos fueron estrellados en las encrucijadas de todas las calles; y sobre sus varones echaron suertes, y todos sus magnates fueron aprisionados con grillos.
Todas tus fortalezas cual higueras con brevas; que si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer.
He aquí, tu pueblo será como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos.
Provéete de agua para el asedio, refuerza tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, refuerza el horno.
Tus príncipes son como langostas, y tus grandes como nubes de langostas que se sientan en vallados en día de frío; salido el sol se van, y no se conoce el lugar donde están.
Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte.