'Dios' en la Biblia
Respondió Elí y dijo: Ve en paz; y que el Dios de Israel te conceda la petición que le has hecho.
No hay santo como el SEÑOR; en verdad, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios.
No os jactéis más con tanto orgullo, no salga la arrogancia de vuestra boca; porque el SEÑOR es Dios de sabiduría, y por El son pesadas las acciones.
Si un hombre peca contra otro, Dios mediará por él; pero si un hombre peca contra el SEÑOR, ¿quién intercederá por él? Pero ellos no escucharon la voz de su padre, porque el SEÑOR quería que murieran.
Entonces un hombre de Dios vino a Elí y le dijo: Así dice el SEÑOR: `` ¿{No} me revelé ciertamente a la casa de tu padre cuando ellos estaban en Egipto, {esclavos} de la casa de Faraón?
Por tanto, el SEÑOR, Dios de Israel, declara: ``Ciertamente yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí para siempre"; pero ahora el SEÑOR declara: ``Lejos esté esto de mí, porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco.
cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del SEÑOR donde {estaba} el arca de Dios,
Y {Elí} dijo: ¿Cuál es la palabra que {el S{EÑOR}} te habló? Te ruego que no me la ocultes. Así te haga Dios, y aún más, si me ocultas algo de todas las palabras que te habló.
Y el pueblo envió a Silo, y trajeron de allí el arca del pacto del SEÑOR de los ejércitos que está {sobre} los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, {estaban} allí con el arca del pacto de Dios.
Y los filisteos tuvieron temor, pues dijeron: Dios ha venido al campamento. Y añadieron: ¡Ay de nosotros! Porque nada como esto ha sucedido antes.
El arca de Dios fue capturada, y murieron los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.
Cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en {su} asiento junto al camino esperando ansiosamente, porque su corazón temblaba por causa del arca de Dios. Así pues, el hombre fue a anunciar{lo} en la ciudad, y toda la ciudad prorrumpió en gritos.
Respondió el que trajo la noticia y dijo: Israel ha huido delante de los filisteos, además ha habido gran matanza entre el pueblo, también han muerto tus dos hijos, Ofni y Finees, y el arca de Dios ha sido tomada.
Y sucedió que cuando mencionó el arca de Dios, {Elí} cayó de su asiento hacia atrás, junto a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues {era} entrado en años y pesaba mucho. Había juzgado a Israel cuarenta años.
Y su nuera, la mujer de Finees, estaba encinta y a punto de dar a luz, y al oír la noticia que el arca de Dios había sido tomada y que su suegro y su marido habían muerto, se arrodilló y dio a luz, porque le sobrevinieron los dolores.
Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Se ha ido la gloria de Israel!, por haber sido tomada el arca de Dios, y por {la muerte de} su suegro y de su marido.
Y dijo: Se ha ido la gloria de Israel, porque el arca de Dios ha sido tomada.
Los filisteos tomaron el arca de Dios y la llevaron de Eben-ezer a Asdod.
Entonces tomaron los filisteos el arca de Dios y la introdujeron en el templo de Dagón, y la pusieron junto a Dagón.
Cuando los hombres de Asdod vieron lo que les sucedía, dijeron: El arca del Dios de Israel no debe quedar con nosotros, pues su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios.
Enviaron, pues, e hicieron venir a ellos a todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: ¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Que se traslade el arca del Dios de Israel a Gat. Y trasladaron el arca del Dios de Israel.
Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y sucedió que cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los ecronitas clamaron, diciendo: Han traído el arca del Dios de Israel hasta nosotros para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo.
Enviaron, pues, y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: Sacad de aquí el arca del Dios de Israel, y que vuelva a su sitio, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo. Porque había un pánico mortal por toda la ciudad; la mano de Dios se hizo muy pesada allí.
Y ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía; sino que ciertamente devolveréis a El una ofrenda por la culpa. Entonces seréis sanados y conoceréis por qué su mano no se ha apartado de vosotros.
Haréis, pues, semejanzas de vuestros tumores, y semejanzas de vuestros ratones que asolan la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel; quizá El aliviará su mano de sobre vosotros, de sobre vuestros dioses y de sobre vuestra tierra.
Y los hombres de Bet-semes dijeron: ¿Quién puede estar delante del SEÑOR, este Dios santo? ¿Y a quién subirá {al alejarse} de nosotros?
Entonces los hijos de Israel dijeron a Samuel: No dejes de clamar al SEÑOR nuestro Dios por nosotros, para que El nos libre de la mano de los filisteos.
Y él le respondió: He aquí que hay un hombre de Dios en esta ciudad, el cual es tenido en alta estima; todo lo que él dice se cumple sin falta. Vayamos ahora, quizá pueda orientarnos acerca de la jornada que hemos emprendido.
Entonces Saúl dijo a su criado: Pero he aquí, {si} vamos, ¿qué le llevaremos al hombre? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado y no hay presente para llevar al hombre de Dios. ¿Qué tenemos?
Y el criado volvió a responder a Saúl, y dijo: He aquí, tengo en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; se {lo} daré al hombre de Dios, y él nos indicará nuestro camino.
(Antiguamente en Israel, cuando uno iba a consultar a Dios, decía: Venid, vamos al vidente; porque al que hoy {se le llama} profeta, antes se le llamaba vidente.)
Entonces Saúl dijo a su criado: Bien dicho; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde {estaba} el hombre de Dios.
Mientras descendían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: Di al criado que pase delante de nosotros y siga, pero tú quédate para que yo te declare la palabra de Dios.
De allí seguirás más adelante, llegarás hasta la encina de Tabor, y allí te encontrarás con tres hombres que suben a Dios en Betel, uno llevando tres cabritos, otro llevando tres tortas de pan y otro llevando un odre de vino;
Después llegarás a la colina de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y sucederá que cuando llegues a la ciudad, allá encontrarás a un grupo de profetas que descienden del lugar alto con arpa, pandero, flauta y lira delante de ellos, y estarán profetizando.
Cuando estas señales te hayan sucedido, haz lo que la situación requiera, porque Dios está contigo.
Y sucedió que cuando él volvió la espalda para dejar a Samuel, Dios le cambió el corazón, y todas aquellas señales le acontecieron en aquel día.
Cuando llegaron allá a la colina, he aquí, un grupo de profetas {salió} a su encuentro; y el Espíritu de Dios vino sobre él con gran poder, y profetizó entre ellos.
y dijo a los hijos de Israel: Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ``Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré del poder de los egipcios y del poder de todos los reinos que os oprimían."
Pero vosotros habéis rechazado hoy a vuestro Dios, que os libra de todas vuestras calamidades y vuestras angustias, y habéis dicho: ``No, sino pon un rey sobre nosotros." Ahora pues, presentaos delante del SEÑOR por vuestras tribus y por vuestras familias.
También Saúl se fue a su casa en Guibeá, y con él fueron los valientes cuyos corazones Dios había tocado.
Y el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl al escuchar estas palabras, y Saúl se enojó grandemente.
Pero ellos olvidaron al SEÑOR su Dios, y El los vendió en manos de Sísara, jefe del ejército de Hazor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, los cuales pelearon contra ellos.
Cuando visteis que Nahas, rey de los hijos de Amón, venía contra vosotros, me dijisteis: ``No, sino que un rey ha de reinar sobre nosotros", aunque el SEÑOR vuestro Dios {era} vuestro rey.
Si teméis al SEÑOR y le servís, escucháis su voz y no os rebeláis contra el mandamiento del SEÑOR, entonces vosotros, como el rey que reine sobre vosotros, estaréis siguiendo al SEÑOR vuestro Dios.
Entonces todo el pueblo dijo a Samuel: Ruega por tus siervos al SEÑOR tu Dios para que no muramos, porque hemos añadido {este} mal a todos nuestros pecados al pedir para nosotros un rey.
Y Samuel dijo a Saúl: Has obrado neciamente; no has guardado el mandamiento que el SEÑOR tu Dios te ordenó, pues ahora el SEÑOR hubiera establecido tu reino sobre Israel para siempre.
Entonces Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque en ese tiempo el arca de Dios estaba con los hijos de Israel.
Entonces Saúl dijo: Descendamos contra los filisteos de noche, tomemos despojo de entre ellos hasta el amanecer, y no dejemos {ni} uno de ellos. Y ellos dijeron: Haz lo que te parezca bien. Entonces el sacerdote dijo: Acerquémonos a Dios aquí.
Y consultó Saúl a Dios: ¿Descenderé contra los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel? Pero El no le contestó en aquel día.
Saúl entonces dijo al SEÑOR, Dios de Israel: Da {suerte} perfecta. Y fueron señalados Jonatán y Saúl, pero el pueblo quedó libre.
Y dijo Saúl: Que Dios {me} haga esto, y aun más, pues ciertamente morirás, Jonatán.
Pero el pueblo dijo a Saúl: ¿Debe morir Jonatán, el que ha obtenido esta gran liberación en Israel? No sea así. Vive el SEÑOR que ni un cabello de su cabeza caerá a tierra, porque él ha obrado con Dios en este día. Así el pueblo rescató a Jonatán, y no murió.
Y Saúl respondió: Los han traído de los amalecitas, porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de los bueyes, para sacrificar al SEÑOR tu Dios; pero lo demás lo destruimos por completo.
Mas el pueblo tomó del botín ovejas y bueyes, lo mejor de las cosas dedicadas al anatema, para ofrecer sacrificio al SEÑOR tu Dios en Gilgal.
Y {Saúl} dijo: He pecado, {pero} te ruego que me honres ahora delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel y que regreses conmigo para que yo adore al SEÑOR tu Dios.
Pero el SEÑOR dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón.
Entonces los siervos de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te está atormentando.
Ordene ahora nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen un hombre que sepa tocar el arpa, y cuando el espíritu malo de parte de Dios esté sobre ti, él tocará {el arpa} con su mano y te pondrás bien.
Sucedía que cuando el espíritu {malo} de parte de Dios venía a Saúl, David tomaba el arpa, {la} tocaba con su mano, y Saúl se calmaba y se ponía bien, y el espíritu malo se apartaba de él.
Entonces David habló a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán por el hombre que mate a este filisteo y quite el oprobio de Israel? ¿Quién es este filisteo incircunciso para desafiar a los escuadrones del Dios viviente?
Tu siervo ha matado tanto al león como al oso; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha desafiado a los escuadrones del Dios viviente.
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.
El SEÑOR te entregará hoy en mis manos, y yo te derribaré y te cortaré la cabeza. Y daré hoy los cadáveres del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay Dios en Israel,
Y aconteció al día siguiente que un espíritu malo {de parte} de Dios se apoderó de Saúl, y éste deliraba en medio de la casa, mientras David tocaba {el arpa} con su mano como de costumbre. Saúl {tenía} la lanza en la mano,
Saúl envió mensajeros para llevarse a David, pero cuando vieron al grupo de los profetas profetizando, y a Samuel de pie presidiéndolos, el Espíritu de Dios vino sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron.
Y él prosiguió hasta Naiot en Ramá; y vino también el Espíritu de Dios sobre él, e iba profetizando continuamente hasta llegar a Naiot en Ramá.
Entonces Jonatán dijo a David: El SEÑOR, Dios de Israel, {sea testigo.} Cuando yo haya hablado con mi padre como a esta hora mañana, {o} al tercer {día,} he aquí, si hay buen {ánimo} para con David, ¿no habré de enviar a ti para hacértelo saber?
De allí fue David a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Permite que mi padre y mi madre vengan {y se queden} con vosotros hasta que yo sepa lo que Dios hará por mí.
Y le dijo Saúl: ¿Por qué tú y el hijo de Isaí habéis conspirado contra mí, dándole pan y una espada, y has consultado a Dios por él para que se rebelara contra mí, tendiéndome una emboscada como {sucede} hoy?
¿Acaso comencé hoy a consultar a Dios por él? Lejos esté esto de mí. No culpe el rey de nada a su siervo {ni} a ninguno de la casa de mi padre, porque tu siervo no sabe nada de todo este asunto.
Cuando se avisó a Saúl que David había ido a Keila, Saúl dijo: Dios lo ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en una ciudad con doble puerta y barras.
Entonces David dijo: Oh SEÑOR, Dios de Israel, tu siervo ciertamente ha oído que Saúl procura venir a Keila para destruir la ciudad por causa mía.
¿Me entregarán en su mano los hombres de Keila? ¿Descenderá Saúl tal como tu siervo ha oído? Oh SEÑOR, Dios de Israel, te ruego que {lo} hagas saber a tu siervo. Y el SEÑOR dijo: Descenderá.
David se quedó en el desierto en los refugios, y permaneció en la región montañosa en el desierto de Zif. Saúl lo buscaba todos los días, pero Dios no lo entregó en su mano.
Y Jonatán, hijo de Saúl, se levantó y fue a {donde estaba} David en Hores, y le fortaleció en Dios.
Así haga Dios a los enemigos de David, y aun más, si al {llegar} la mañana he dejado {tan sólo} un varón de los suyos.
Y si alguno se levanta para perseguirte y buscar tu vida, entonces la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el SEÑOR tu Dios; pero El lanzará la vida de tus enemigos como de en medio de una honda.
Entonces David dijo a Abigail: Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que te envió hoy a encontrarme,
Sin embargo, vive el SEÑOR, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal, que si tú no hubieras venido pronto a encontrarme, ciertamente, para la luz del alba, no le hubiera quedado a Nabal {ni} un varón.
Entonces Abisai dijo a David: Hoy Dios ha entregado a tu enemigo en tu mano; ahora pues, déjame clavarlo a la tierra de un solo golpe; no tendré que darle por segunda vez.
Entonces Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has perturbado haciéndome subir? Y Saúl respondió: Estoy en gran angustia, pues los filisteos hacen guerra contra mí; Dios se ha apartado de mí y ya no me responde ni por los profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me reveles lo que debo hacer.
Respondió Aquis y dijo a David: Yo sé que eres grato a mis ojos como un ángel de Dios; sin embargo, los jefes de los filisteos han dicho: ``No debe subir con nosotros a la batalla."
Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado, cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Mas David se fortaleció en el SEÑOR su Dios.
Entonces David le dijo: ¿Me llevarás a esa banda? Y él respondió: Júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás en manos de mi amo, y te llevaré a esa banda.