'Diste' en la Biblia
Y el hombre respondió: La mujer que me diste, ella me dio del árbol, y comí.
Y ahora, he aquí, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh SEÑOR. Y lo dejarás delante del SEÑOR tu Dios, y te inclinarás delante del SEÑOR tu Dios.
Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Jessé, cuando tú le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantara contra mí y me acechara, como lo hace hoy día?
Tú me diste asimismo el escudo de tu salud, y tu mansedumbre me ha multiplicado.
Tú me diste la cerviz de mis enemigos, de mis aborrecedores, y que yo los talara.
Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, según la manera que él anduvo delante de ti con verdad, con justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has guardado ésta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentara en su trono, como sucede en este día.
tú los oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres.
tú oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que anden; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad.
para que te teman todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti hacia su tierra, que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la Casa que yo he edificado a tu nombre;
tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos, y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, la cual diste por heredad a tu pueblo.
para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la Casa que he edificado a tu Nombre;
Dios nuestro, ¿no echaste tú a los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la simiente de Abraham tu amigo para siempre?
he aquí ellos nos dan el pago, viniendo a echarnos de tu posesión, que tú nos diste que poseamos.
Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestra gran culpa (ya que tú, Dios nuestro, estorbaste que fuéramos oprimidos a causa de nuestras iniquidades, y nos diste semejante escapadura);
y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; e hiciste nombre grande, como lo es en este día.
Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos;
y les diste a conocer el sábado de tu santidad, y les prescribiste, por mano de Moisés tu siervo, mandamientos y estatutos y ley.
Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y les prometiste que entraran a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.
Y diste tu espíritu bueno para enseñarles, y no detuviste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.
Y les diste reinos y pueblos, y los distribuiste por cantones; y poseyeron la tierra de Sehón, y la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og, rey de Basán.
Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
He aquí que hoy somos siervos, henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comieren su fruto y su bien.
Acuérdate ahora que como a lodo me diste forma; ¿y en polvo me has de volver?
No diste de beber agua al cansado, y detuviste el pan al hambriento.
¿Diste tú hermosas alas al pavo real, o alas y plumas al avestruz?
¿Diste tú al caballo la fortaleza? ¿Vestiste tú su cerviz de relincho?
Tú diste alegría en mi corazón, al tiempo que el grano y el mosto de ellos se multiplicó.
Me diste asimismo el escudo de tu salud; y tu diestra me sustentará, y tu mansedumbre me multiplicará.
Y me diste la cerviz de mis enemigos, y destruí a los que me aborrecían.
El deseo de su corazón le diste, y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. (Selah.)
Vida te demandó, y le diste largura de días por siglos y siglos.
Oh SEÑOR, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida de mi descendimiento a la sepultura.
He aquí como a palmos diste a mis días, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Selah.)
Tú magullaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
Les diste a comer pan de lágrimas, y les diste a beber lágrimas con medida.
¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? Y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?
y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías, tierra que mana leche y miel;
Y sacrificaste mis hijos, y los diste a ellas para que los hicieran pasar por el fuego a ellas.
A todas las rameras dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que entraren a ti de todas partes por tus fornicaciones.
Así dijo el Señor DIOS: Por cuanto han sido descubiertas tus vergüenzas, y tu confusión ha sido manifestada a tus enamorados en tus fornicaciones; y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste;
A ti, oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza, y ahora me enseñaste lo que te pedimos; pues nos has enseñado el negocio del rey.
y contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su Casa, y tú y tus príncipes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos: además de esto, a dioses de plata, de oro, de bronce, de hierro, de madera, y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza; y al Dios en cuya mano está tu alma, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Y me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que diste tu corazón a entender, y a afligir tu alma delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y yo soy venido a causa de tus palabras.